15 de agosto de 2025

SEGÚN ALBA, LAS LÁGRIMAS DE DIOS

Por la mañana toca desplazamiento al Hotel Catarata Río Celeste, cerca del Parque Volcán Tenorio. El viaje en coche nos lleva aproximadamente dos horas. Hacemos un alto en un supermercado para comprar lo necesario para hacer un picnic en el mismo hotel al llegar. Compramos pan, atún, frankfurts, olivas, patata, bebidas y un par de mangos. 

El hotel es impresionante. La recepción, la piscina, los diferentes bungalows y el restaurante están en zonas diferentes y hay que pasearse un poco. Se escuchan sonidos de animales contínuamente. 

Nos dejan usar la cocina y nos dan todos los utensilios que les pedimos; platos, cubiertos, vasos, servilletas y hasta aceite y sartenes para cocinar. Todas las familias nos apañamos muy bien y comemos barato y a gusto. Al finalizar la comida nos dan las llaves de las habitaciones y hacemos el check in. 

Encontramos un oso perezoso en lo alto de un árbol, como si se moviera a cámara lenta ( de peli ), Una serpiente venenosa descansando en una hoja y flores increíbles. Lo de la serpiente me inquieta. Espero que ningún niño quiera correr a lo loco entre las plantas y no se salga del sendero, porque se mimetizan y es muy difícil verlas. Abel me tranquiliza diciéndome que llegaríamos al hospital si hiciera falta ( risita nerviosa ).



A eso de las 14:30 hrs nos ponemos en marcha hacia el Río Celeste con el mini-bus. Abel nos tiene reservada una actividad de Tubing. ¿ Tubing ? ¿ de tubo ? 

Leyenda: la leyenda cuenta que cuando Dios acabó de pintar el cielo de azul, limpió los pinceles en este río, que por eso es azul celeste. Alba nos había explicado que era porque Dios se emocionó al ver lo bonito que era el mundo y lloró en este río ( el subconsciente la ha traicionado porque es supermentira ).

Allí nos espera Chari. Es el capataz que organiza la actividad. Primero nos hace un pequeño brieffing de como tenemos que posicionarnos en la balsa de goma. Resulta muy divertido ver al forzudo y grandullón Chari encima de la balsa, en plena acera, haciendo la demostración. Detrás nuestro aguardan sus “chicos” que son los que nos acompañarán durante el descenso y nos irán guiando. Nos los quedamos mirando un rato, mientras Chari los presenta. Apenas son veinteañeros y se los ve concentrados y serios.

Y sin más esperas empieza la “actividad”. Cada uno coge chaleco, casco y balsa de goma y al lío... perdón... ¡AL RÍO! 

Para empezar diremos que el agua está bastante CONGELADA. Recuerda algo a los Rápidos de Port Aventura solo que aquí te mojas DE VERDAD. Las balsas van dando vueltas y, usando los pequeños tips de Chari, consigues mantener cierta estabilidad y redirigir algo la embarcación, aunque hay que reconocer que la corriente es caprichosa. También hay otra variable bastante divertida y es que a veces impactamos con algún compañero (rollo autos de coche) y o bien te acabas de atorar o de desatoras. Es bastante divertido intentar agarrar la balsa del compañero atorado y hacer que vuelva a deslizarse por los rápidos. 

A mitad de descenso hacemos un parón para descansar y tomar aire. Estamos en una zona donde hay una liana que permite hacer un tarzan swing sobre el río celeste. La mayor parte de los niños no se lo piensan dos veces. Laura es nuestra integrante tarzana esta tarde: nos hace un par de saltos llenos de coraje y entusiasmo. ¡Qué valiente!

La segunda parte del descenso del río es similar a la primera, con la salvedad de que uno empieza a estar algo más canso y congelado. Pero se hace igual de bien. David va algo más prudente; nos explica que ha tenido un incidente en el primer tramo, en el que sale despedido de la balsa de goma. Se ha dado un golpe en la rodilla y todavía lleva el susto encima. 


Descendiendo por el río celeste con balsas de goma: según David

Suena bien y parece aún mejor, sin embargo cuando nos pusieron los cascos mi visión entera cambio sobre la actividad. ¿Por que son necesarios los cascos? El inicio de la actividad respondió a mis dudas.  El recorrido se basaba en corrientes irregulares con repentinas e inesperadas rocas puntiagudas que en ocasiones se ponen debajo del donut y te rozan el trasero. Ese hecho por si solo no te da la oportunidad de relajarte en esta excitante actividad acuática y elimina tu derecho a admirar el bonito paisaje mientras bajas, pues siempre debíamos estar alerta para no rompernos la pelvis. 

Las balsas no bajaban solas, muchas veces se atascaban entre las irregularidades del rio lo que hacía imprescindible el soporte de un hábil y entregado grupo de 6 locales que se dedicaban a arreglar el problema. Por desgracia no podían estar en todas partes, especialmente tratándose de un grupo tan numeroso. No estuvieron cuando en unos rápidos salí disparado de la balsa por culpa de la irregularidad en el terreno y la fuerte corriente.

En conclusión; la actividad es chula pero no se puede disfrutar, requiere la máxima atención de uno mismo para no herirse. Además estaba el frío.

Bien, queda claro que a David no le ha gustado. Añadir un dato: es un adolescente muy pragmático. Pero como dicen aquí: !Pura vida¡

Al concluir la actividad regresamos al hotel a ducharnos y descansar un rato. La cena la hacemos en el restaurante del hotel. Caminamos con los frontales por los senderos del complejo y nos entretenemos con algún que otro bichito. 




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