19 de julio de 2018

GOOD BYE... VIETNAM

Nuestros 2 últimos días en Vietnam los pasamos en Hanoi. Estaba previsto pasar sólo el último pero la cancelación del 2º día de crucero por la Bahía de Halong nos "regala" un día más en la capital vietnamita. La decisión que tomamos es centrarnos en explorar la ciudad lo máximo posible aunque ya empezamos a ir algo justitos de fuerzas y el tiempo no acompaña en absoluto.

Miércoles 18 de Julio

Pasamos la mañana explorando las inmediaciones de los lagos Truc Bach y Ho Tay. Nos animamos a ir andando desde el Old Quarter: tardamos una hora. No es que sea mucha distancia pero hace calor y la circulación y la falta de aceras "en condiciones" merman todo intento de paseo. Ambos lagos están separados por el puente Than Nien. El lago Ho Tay es el que queda más occidental y es el mayor lago de la ciudad, con un perímetro de 15 km. Las vistas son bonitas y permiten hacerse una idea de una Hanoi algo más cosmopolita. En medio del puente nos encontramos con la pagoda de Tran Quoc, una de las más antiguas de Vietnam. Llegamos cuando faltan apenas 10 minutos para las 11:30 am (hora en la que cierran durante 2 horas) así que somos invitados a abandonar el recinto sin tiempo para podernos recrear lo que nos hubiera gustado. Dentro del recinto hay varios templos pero lo verdaderamente interesante es entretenerse a contemplar la que es una de las más bellas pagodas de Hanoi. Mide 15 metros y tiene 11 plantas; en cada una de ellas tienes una estatua de Buda (se van empequeñeciendo a medida que suben). Es una zona tranquila aunque no fuimos los únicos turistas que se dejaron caer por allí y pagaron la novata de llegar a la hora del cierre.




De vuelta pasamos por el lago Truc Bach, mucho más pequeño y bordeado de árboles. Vemos que hay unos cisnes acuáticos con pedales con los que puedes navegar. Nos miramos con complicidad: es un justo premio para nuestro peques por la larga caminata. Nos subimos los 4 en uno de los grandes justo cuando sale el sol; el paseo cuesta 200000 dongs y no hay límite de tiempo. Nos pasamos cerca de una horita navegando ¡Los niños se lo pasan genial!



Al mediodía decidimos ir bajando (de nuevo a pie) para explorar el oeste del barrio antiguo donde están la mayor parte de edificios históricos de la ciudad incluyendo el complejo mausoleo de Ho Chi Minh. Lo primero que nos encontramos es el templo de Quan Thanh. La entrada cuesta 10000 dongs y vale la pena visitarlo. Una vez entras, el lugar tiene el poder de aislarte de la gran urbe. Tanto el portal de entrada como el propio templo son muy bonitos. Está consagrado a Tran Vo, el espíritu del norte, cuyos símbolos de poder eran la tortuga (protección) y la serpiente (salud). Hay una imponente estatua de bronce suya del año 1677.


Seguimos bajando y acabamos rápidamente en la plaza Ba Dinh. Es enorme y está cortada al tránsito. Hay soldados vigilando por todas partes y zonas marcadas en amarillo por donde no se permite ni siquiera caminar a los peatones. Desde la plaza enseguida nos topamos con el imponente mausoleo de Ho Chi Minh. A esa hora está cerrado pero tampoco tenemos un especial interés en visitarlo. Seguimos recorriendo la zona. No hay restauración alguna y nos apresuramos a buscar un lugar para comer pues los peques empiezan a rebelarse. Acabamos en la calle Ngoc Ha, la opuesta a la plaza. Allí encontramos una pequeña cafetería donde nos tomamos unos zumos, unos sandwiches y unos noodles con ternera para chuparse los dedos.


Desde allí accedemos al recinto del mausoleo donde tienes acceso a varias zonas de interés turístico, aunque a nosotros sólo nos interesa una: la PAGODA DEL PILAR ÚNICO. Construida en el año 1049 por el emperador Ly Thai Tong, esta hecha en madera sobre un único pilar de piedra. El diseño se asemeja a una flor de loto y está rodeada por un estanque. Llueve en ese momento (para variar). Nos enteramos de que es una reconstrucción: una de las últimas acciones de los franceses antes de abandonar Hanoi en 1954 fue destruir el edificio original.



De salida y como tenemos tiempo libre, descubrimos un teatro de marionetas dentro del complejo. Queda una hora para la siguiente función (16:45 hrs) y nos apetece mucho asistir. Los niños están entusiasmados con la idea. Compramos las entradas y nos acercamos al teatro: se ve poca gente pero no queremos quedarnos muy atrás para tener una buena visión del espectáculo (los asientos no está numerados). Nos tomamos un café y llegamos con tiempo de sobras al teatro. Tenemos mucha suerte: no hay casi nadie. Nos sentamos en primera fila, al lado de unos jóvenes vietnamitas muy simpáticos que rápidamente se ponen a charlar con nuestro peques. Les enseñan unas palabras en vietnamita y les ofrecen algo de merendar. Esta vez David sí se deja hacer fotos con ellos. Nos impresiona que se esfuerce y hable en inglés con ellos. Realmente ha aprendido mucho. Está contento al darse cuenta de que entiende algunas de las cosas que le dicen. Se sonríe cuando le felicitamos.
Se acerca la hora de la función y no vemos que venga nadie más. Llueve mucho. De repente cierran las puertas y los chicos que estaban con nosotros se levantan y se cuelan detrás del escenario. ¡Pero si son los artistas! ¡Pero si no hay nadie más en la sala! Realizan la función sólo por nosotros. No sabemos si sentirnos unos privilegiados. Al final del espectáculo aplaudimos como locos, aunque el eco en la sala nos hace sentir un poco de pena. Nos habría gustado que la sala hubiera estado algo más llena. Los números se parecen mucho a los del Teatro del Long Theater, aunque no hay músicos en directo y es mucho más pequeño.
Cenamos en un local en la misma calle del hotel para no mojarnos demasiado. No deja de llover.




Jueves, 19 de Julio

Llueve. Aún así, decidimos salir de nuevo. Nos vamos a la Ciudadela Imperial, patrimonio de la Humanidad. No esperamos que sea como la de Hue, pero no nos resignamos a que el mal tiempo nos estropee nuestro último día en Vietnam.Vamos en taxi. Nos cuesta sólo 30000 VND ( 1,5e ). ¿ En serio ? Nos damos cuenta de que las veces que nos han estafado.



Lo más impresionante de la Ciudadela es la entrada principal ( o puerta sur ) con sus gruesos muros. Más allá de eso, el recinto consta de varios edificios que se utilizan como salas de exposición para las piezas que se han encontrado en algunas de las excavaciones. Una de las exposiciones conmemora el  60 aniversario de los pitufos ( sí, en serio ). Lástima que se acabó hace unos días ( uff, de la que nos hemos librado ).




La verdad es que, en general, todo el recinto está bastante deteriorado. Lo que más nos llama la atención es ver dos de los bunkers desde los que se planearon las operaciones militares contra los Americanos. Con mapas, fotos, utensilios como teléfonos antiguos, los muebles originales…
David se da cuenta de que el de la foto que hay en una de las paredes ( Ho Chi Min ) es el tipo que sale en los billetes.




Al salir de la Ciudadela damos un pequeño rodeo a sus murallas hasta llegar al Museo Militar donde se alza la torre de la bandera, uno de los emblemas de la ciudad. Después de eso tomamos otro taxi. Queremos llegar a un restaurante que está cerca de la catedral y que está recomendado en la Lonely Planet para darnos un final de fiesta con una buena comilona. De nuevo el taxista intenta timarnos. El taxímetro está claramente trucado. ¡Hasta David se da cuenta! Así que, indignados, decidirmos hacerle parar y nos bajamos. Mapa en mano conseguimos llegar a la calle donde supuestamente está el restaurante, pero no lo encontramos. Pasamos por delante de Grandma’s, un local que parece superpijo y entramos.  La comida está increíble: tomamos unos rollitos vietnamitas y ternera con salsa preparada en bambú. Los peques devoran su pescado preparado en hojas de platanero. De postre algo típico: plátano frito  rebozado con arroz. No lo habíamos probado antes.



Volvemos al hotel, no sin antes tomarnos un café con pasteles en el café del teatro. Toca descansar y cenar en nuestro local de siempre, el Old Quarter Hanoi. No es que la comida allí sea estupenda, pero el trato familiar y los espaguetis a la boloñesa nos convencen para volver una y otra vez.

Aquí acaba nuestra aventura en Vietnam. Toca avión de vuelta a casa vía Doha, con Qatar Airlines.

Las reflexiones siempre las dejamos para más adelante. Tenemos que procesar todo lo que hemos vivido en estos 28 días. Somos conscientes de lo privilegiados que somos. No todo el mundo tiene la oportunidad de viajar durante tantos días y tan lejos.

Volvemos a casa o como nos dice Laura, a nuestro mundo. Si es que existe más de un mundo...

Nuestra ruta:  https://www.polarsteps.com/fanimartinez/746440-camboya-vietnam







18 de julio de 2018

LAS DOS CARAS DE LA BAHÍA DE HALONG: PARAÍSO Y EVACUACIÓN

Uno de los lugares más bellos y evocadores de Vietnam se halla en Halong, concretamente en su bahía. En el idioma original, el nombre de Halong significa "donde el dragón descendió al mar"; y es que, según la leyenda, este grandioso paisaje se creó cuando un gran dragón de las montañas cargó contra la costa, formando valles y fisuras con los azotes de su cola. Cuando la criatura se sumergió en el mar, toda la zona quedó inundada dejando sólo visibles las cumbres de las montañas. Luego están las explicaciones geológicas relacionadas con la erosión kárstica y todo eso pero a nosotros nos mola imaginarnos al dragón por la bahía a lo "juego de tronos".

Para explorar la zona, nosotros nos decidimos a hacerlo en un crucero de 3 días (2 noches). Llevamos la reserva hecha desde España y la broma con Mon Chéri Cruises nos supone mucho dinero. Hemos leído muchas (quizá demasiadas y todas de diversa índole) experiencias traumáticas de un sinfín de turistas. El día de antes nos ponemos en contacto con la agencia para saber si la travesía sigue en pie (en caso de mal tiempo en la bahía lo cancelan y te devuelven el dinero): nos contestan que tranquilos, que está todo en marcha y que se prevee poca lluvia y ratitos de sol. Nos vienen a buscar a las 09:00 hrs en una limusina con asientos de cuero, aire acondicionado a tope y WIFI abierta. ¡La cosa promete! El recorrido hasta el embarcadero en Bai Chay dura 2 horas (con una parada técnica). Una vez allí, nos llevan a una oficina que tienen donde reúnen a todos los pasajeros mientras te sirven un té o un café. Contamos unos 10 grupitos (algunas familias y otras parejas). Al poco rato nos suben a una lanzadera, nos hacen poner los chalecos salvavidas y en menos de 10 minutos ya estamos frente a nuestro crucero: ¡es superchulo! Nada más entrar nos saluda la tripulación y nos conducen al salón comedor donde nos sirven una estupenda comida. Mientras nos pegamos nuestro primer festín, el barco inicia la navegación y empiezan a aparecer a través de los ventanales los primeros altos pilares de piedra caliza cubiertos de vegetación de la bahía.



Después de comer nos vamos al camarote: 45 metros cuadrados con una cama de matrimonio y otra para David, lavabo con ducha, ventanales enormes y una terraza. Estamos en el primer piso. Tenemos aire acondicionado, mini-bar y WIFI.

Llegados a este punto y con la perspectiva de dos días de travesía por delante no podemos dejar de soltar lindeces del tipo:

- ¡La cosa promete!
- ¡Aquí nos podemos morir!
- ¡Nada puede salir mal!

La tarde pasa tranquila y sin sobresaltos mientras vamos bordeando la costa norte de la isla de Cat Ba y sus incontables islotes. Aquí resumimos la agenda de actividades:
- excursión en barca a la Hang Trong o gruta del tambor: una cueva de agua con amplios arcos y un techo lleno de estalactitas y murciélagos. Se puede hacer en kayak y la tentación es grande pero llueve un poco y el mar está algo movido. Fani cree que hay mucha corriente así que decidimos ir en barca y acertamos, pues a muchos de los que se aventuran a hacer kayak les cuesta regresar.






- bañito en aguas de la bahía: Jordi y David se lanzan al agua. Risas y diversión 10 minutitos pues el mar sigue algo movido y no es seguro. La tripulación nos lanza unos flotadores por si acaso que no dudamos en usar, después de oir a Fani gritar como una loca.



- puesta de sol en cubierta.


- clase divertida de cocina en el salón - comedor: cómo preparar rollitos vietnamitas. El chef lo hace muy divertido y nos lo pasamos muy bien. ¡Jordi gana el premio master chef al mejor rollito!




- cena estilo vietnamita: ¡sencillamente deliciosa!
- masaje vietnamita: Fani se anima con uno de 45 minutos después de la cena. ¡Ya era hora de lanzarse con uno!

Nota de Fani: vamos a ver, esta niña vietnamita casi me mata! Qué fuerza que tiene! No me lo explico!! Si es pequeñita y candorosa!!

Nos vamos a dormir encantados. Además nos explican que, como somos los únicos pasajeros ese día en régimen 3 días / 2 noches (los restantes pasajeros da la casualidad que están en régimen de 2 días / 1 noche), mañana nos está reservada una excursión privada para nosotros 4 a la isla de Cat Ba con navegación en barcaza, mariscada a bordo y kayak por la bahía.

De nuevo volvemos a soltar las mismas lindeces del mediodía: 
- ¡La cosa promete!
- ¡Aquí nos podemos morir!
- ¡Nada puede salir mal!

Aclarar que no hay navegación durante la noche: el crucero (como muchos otros) queda varado en medio de la bahía. Desde cubierta vemos a distancia las luces de los demás cruceros y el rumor del oleaje. Todo está en calma.

Nos despertamos a las 06:00 am: Fani se va a la clase de Tai Chi en cubierta mientras Jordi prepara las cosas para la excursión y despierta los niños. Desayunamos de cine y embarcamos a las 07:45 hrs. Vemos los kayaks preparados, los combis con la mariscada y miembros de la tripulación a nuestra disposición todo el día.

Iniciamos la navegación por la bahía en dirección sur, a unos de los embarcaderos que se adentran en la isla de Cat Ba: costa este. El tiempo está algo mal pero no peor que los días previos (llueve de forma intermitente). Nuestro guía nos informa de que tardaremos hora y media en llegar. Salimos a hacer fotos: se siguen sucediendo las montañas kársticas a ambos lados. De vez en cuando vemos barcas de pescadores y pequeños embarcaderos flotantes (a lo "waterwolrd"). Una pequeña barca pesquera se acerca a nuestra barcaza: vemos como miembros de nuestra tripulación les compran pescado fresco. En el momento en que nuestros niños se empiezan a impacientar el guía los sube a la terraza superior y saca una cometa. Nos divertimos todos un rato haciéndola volar.









Llegamos al embarcadero y como llueve bastante decidimos no hacer la ruta en bicicleta (como estaba previsto) y nos decantamos por la opción de un cochecito eléctrico. Los niños van riendo todo el camino. Adelantamos a varios turistas que intentan (con gran esfuerzo) recorrer los 5 km previstos; en algunos tramos hay pendientes de hasta el 10%. Finalmente llegamos a la aldea de Viet Hai, con sólo 250 habitantes. Tras recorrerla (hay tiendas de souvenirs, algún negocio de restauración y homestays ) nos detenemos delante de un mapa de la isla donde nuestro guía nos explica el trazado recorrido y el que está previsto hacer tanto con la barcaza como con el crucero. Nos ofrece hacer un poco de trekking (llevamos los chubasqueros y parece que mejora el tiempo). ¡Estupendo! ¡Para allá que vamos!







De nuevo volvemos a soltar las mismas lindeces del día anterior:
- ¡La cosa promete!
- ¡Aquí nos podemos morir!
- ¡Nada puede salir mal!

Y de repente suena el móvil del guía. Mantiene una pequeña conversación en vietnamita. No le prestamos mucha atención; nosotros estamos poniéndonos los chubasqueros para iniciar el trekking.

De repente el guía se acerca a nosotros y con una sonrisa en los labios nos suelta en inglés (opto por traducir):
- "Me acaban de llamar del crucero. Viene una tormenta. Se suspende toda actividad en la bahía. Tenemos que volver al crucero y vamos todos para Hanoi. Deprisa. "

Nos miramos sorprendidos. No acabamos de "digerir" la información. ¿Pero es que a este chico no le enseñaron el curso ese de dar malas noticias? Lo que sale de su boca no se corresponde para nada con su expresión facial. Además, antes de soltar una bomba de esas características, hay que ir preparando previamente al personal.

- "¿CÓMO DICE USTED? ¿ADONDE VAMOS? ¿HANOI? ¿EN QUE PARTE DE CAT BA ESTÁ ESO? NO VEO NINGUNA HANOI EN EL MAPA..."

El guía mantiene la sonrisa de postín. La respuesta es concisa pero clara:
- "Se suspende el crucero. Tenemos que volver al crucero para hacer el check out y regresar a Hanoi capital. Deprisa. "

Nuestras mentes empiezan a encajar el golpe:
- Se acabó el cuento de hadas
- Jarro de agua fría
- ¡En toda la cara! 
- The End

A partir de este momento (son las 10:15 horas) es cuando se acaban nuestras Vacaciones en el Mar privadas y nuestro idilio con Mon Chéri Cruises.

Empieza nuestra EVACUACIÓN de Cat Ba. El proceso se resume de la siguiente manera:
1. Retorno urgente con el cochecito eléctrico: 20 minutos.
2. Navegación al sur de la isla con la barcaza hasta un nuevo embarcadero: 40 minutos. Durante la misma nos dan la comida: toca tomarse la suculenta mariscada a las 10:30 hrs y tras el jarro de agua fría. Mucha hambre no tenemos pero ya sabemos que va a ser lo único que la empresa Mon Chéri nos va a dar de comer en las próximas 6 horas. Todos hacemos un esfuerzo por llenar el buche.
3. Transporte privado conjunto con los 3 miembros de la tripulación Mon Chéri que venían con nosotros hasta el puerto de Hia Luan: 30 minutos. En el puerto vemos el embarcadero de los ferrys: la cola de vehículos es larga. Parece que no somos los únicos inmersos en la evacuación. Nos miramos todos sorprendidos: acaba de salir el sol pero están evacuando la isla de forma masiva. Es como una de esas pelis americanas en que un terremoto o un volcán amenaza una isla. ¡Cualquiera diría que una nave extratrerrestre o un meteorito está a punto de caer sobre nuestras cabezas!
El guía está nervioso y no deja de hablar por teléfono: espera que llegue la lanzadera. Pasan 10 minutos.
4. Subida a la lanzadera privada y llegada al crucero: 10 minutos. Allí nos recibe el capitán y nos insta a hacer las maletas lo más rápido posible pues todo el pasaje nos está esperando.
¿Y nosotros que culpa tenemos?
5. Hacer las maletas: 10 minutos. Incluye llamadita a los 5 para saber si ya estamos listos (¡yo lo flipo!) y apremiarnos.
6. Pago de los gastos del crucero: 5 minutos. No tienen la factura lista. La reclamamos. Se añaden 2 minutos más. El capitán está nervioso.
7. Subida a la lanzadera y abandono del crucero: otros 10 minutos. Los demás pasajeros nos miran con cara inquisidora. Algunos deben tener algún vuelo por la tarde y son las 13:00 hrs. Calculamos que nuestra operación de evacuación les puede haber retrasado cerca de 2 horas. Pero insistimos: ¿nosotros que culpa tenemos? Es posible que no les hayan explicado nada de la evacuación de la bahía.
8. Llegada al puerto y reparto de los pasajeros en las furgonetas para ir a Hanoi. Buscamos responsables de la empresa para la devolución del dinero. Entendemos enseguida que no hay nadie en Halong que se encargue de estos asuntos. El guía nos dice que nos llevarán a la oficina en Hanoi para solucionarlo. Nos meten en la furgoneta con las maletas y otros 4 turistas más.
9. Conducción hasta Hanoi con parada técnica: 2 horas. Durante el trayecto reservamos hotel pues no tenemos alojamiento para esa noche. Como el hotel del día siguiente no dispone de habitación optamos por cancelar la reserva (estamos un poco hartos de mover maletas todos los días) y coger otro hotel las 3 noches que faltan. Nos llaman de la agencia para disculparse (es la primera disculpa del día...), anunciarnos que nos devolverán el dinero, ofrecerse a buscarnos un hotel (declinamos) y asegurarnos que el chófer nos llevará de la agencia al nuevo hotel.
10. Entrada en Hanoi a las 16:00 hrs en un día laborable: ¡una locura de tráfico! Añadir 45 minutos más.
11. Dejamos los turistas que nos acompañan en su hotel y llegamos a la oficina. El chófer nos dice que cojamos las maletas. La chica de la agencia le dice que no se baja ninguna maleta y que se tiene que esperar para llevarnos al hotel. La cara del tipo es todo un poema...
12. Entramos en la agencia y hacemos números. Nos devuelven el dinero en efectivo. Al menos esta parte está bien resuelta.
13. Volvemos a subir a la furgoneta y finalmente nos llevan al hotel que hemos elegido.
Son las 17:30 hrs. Desde la llamada de las 10:15 hrs han pasado más de 7 horas. Ya no sabemos si tenemos sueño o hambre. Hacemos el check-in en el hotel, dejamos las maletas y optamos por ir a cenar.

Aquí termina nuestra aventura por la Bahía de Halong. Han sido menos de 48 horas en las que nos ha tocado vivir intensamente las 2 caras del turismo masificado. Un primer día de ensueño con el viento a favor. Un segundo día de pesadilla en el que hemos sido víctimas de las prisas de la agencia por finiquitar un tour tras modificar el régimen de forma unilateral. ¿Si venía una tormenta no podían haberlo previsto con un poco de antelación? ¿Porque no cancelaron nuestra excursión privada? ¿Y lo de parar para comer con niños pequeños? Y como siempre la falta o deficiente información cuando algo no sale según lo previsto. Un clásico con el que todos nos sentimos identificados. Añadir lo del check-out del crucero con el capitán metiéndonos prisa: absolutamente surrealista.

Ya sabéis que no somos muy amigos de los tours ni de las agencias turísticas. Normalmente intentamos hacerlo todo por nuestra cuenta. Pero esta vez no se podía hacer de otra manera y nos tocó pasar por el aro.

Aún así, pasado el mal trago inicial, tenemos que admitir que hemos tenido suerte. Al menos hemos estado dos días en la Bahía. Nos llevamos las fotos de aquellos embarcaderos flotantes a lo Waterworld que son la realidad de una Bahía llena de vida. Nos llevamos las risas de David cuando se baña con Jordi y las de Laura al ver caer la cometa al agua. Nos llevamos la comida y la cena el primer día de crucero ( impresionantes ) y el premio de Jordi al mejor rollito vietnamita ( anda que no nos hemos reído ).

15 de julio de 2018

HANOI: DE LA SABIDURÍA DE CONFUCIO A LA MAGIA DE LAS MARIONETAS

Como estuvo lloviendo todo el sábado y las previsiones meteorológicas no son nada halagüeñas, la verdad es que nos despertamos algo resignados. Nuestro objetivo es salvar el día de la manera más digna posible. No se nos olvida que estamos en Hanoi, la capital de Vietnam. ¡Y aquí hay muchas cosas que ver!
Al salir a la calle comprobamos que no llueve. Nos acercamos al lago HOAN KIEM a echar un vistazo. Está a escasos metros del Hotel. Nos encontramos con la sorpresa de que las vías están cerradas al tráfico  (será porque es domingo…) así que podemos recorrer la zona con total impunidad y sin ningún temor a ser atropellados. Las vistas del lago son muy hermosas y está rodeado de jardines. Son las 09:00 hrs y hay un ambiente de gente impresionante; y no sólo hablo de turistas. Nos encontramos con unos simpáticos niños que están haciendo un trabajo para el colegio: hacen diversas preguntas en inglés a los turistas que pasan por allí y después se hacen una foto con ellos para testimoniar que la encuesta está hecha. Una profesora se va paseando por allí para controlar. Nosotros contestamos un par de encuestas. Nos parece una forma muy ingeniosa de aprender inglés en las escuelas. Y nosotros también aprendemos. De echo, David y Laura escuchan con mucha atención. 

Enseguida vemos el templo de NGOC SON (el más visitado de Hanoi): está situado en una pequeña isla de la parte norte del lago. Para acceder tienes que cruzar un puente rojizo de estilo clásico vietnamita, el puente HUC. Tanto esa misma mañana como en nuestras visitas posteriores (estamos alojados justo al lado), veremos dicho puente atiborrado siempre de gente haciendo fotos. Una vez lo cruzas accedes a la isla: para visitar el templo te cobran 30000 dongs. Se recorre en un momento. Hay mucha gente local que viene a rezar o a hacer ofrendas. También vemos un grupo de budistas reunidos y “haciendo clase”.  Según la leyenda, a mediados del siglo XV, el Cielo envió al emperador Ly Thai To una espada mágica que él empleó para expulsar a los chinos de Vietnam. Después de la guerra, una tortuga dorada gigante tomó la espada y desapareció en las profundidades del lago para devolverla a sus propietarios divinos. De ahí viene el nombre de HO HOAN KIEM o lago de la espada recuperada. Tienen un pequeño templo dentro del recinto para adorar a la tortuga con una estatua a escala. Además, en un islote cerca del extremo meridional del lago, te encuentras la THAP RUA o torre de la tortuga (no se puede visitar pues no hay ningún puente para acceder a ella pero es bastante fotogénica). Intentamos explicar la leyenda de la espada, el emperador Ly Thai y la tortuga a nuestros niños; no demuestran demasiado interés, aunque más adelante algo despertará en ellos un interés desmesurado en la historia.






Después damos un rápido paseo por la zona y decidimos subirnos en un taxi para ir a hacer una de las visitas estrella en Hanoi: el VAN MIEU QUOC TU GIAM o TEMPLO DE LA LITERATURA. Lleva taxímetro: la carrera nos sale por 119000 dongs (¿es caro? ni idea). El tiempo está aguantando, pero ni rastro del sol. Eso sí, hace menos calor y se agradece bastante. La entrada cuesta 30000 dongs. Añadimos 50000 más y nos hacemos con una audioguía en castellano; la verdad es que el recinto bien se lo merece. Es bastante grande y la visita lleva aproximadamente 2 horas si la quieres hacer bien. Al estar amurallado, te aísla de los ruidos de la ciudad y te transporta a otros tiempos (es la misma sensación que cuando exploramos las tumbas reales o la ciudadela imperial en Hue). Fundado en el año 1070 por el emperador Ly Thanh Tong, está consagrado al gran maestro CONFUCIO (Khong Tu). La primera universidad del país se estableció aquí en 1076 y su objetivo principal fue enseñar e instruir en el confucionismo en la época feudal. Al principio el ingreso sólo estaba permitido a gente adinerada (futuros mandarines). Después de 1442 se adoptó un enfoque más igualitario y podían acceder a ella estudiantes de todo el país fuese cual fuese su condición siempre que aprobaran un examen regional de ingreso. La escuela llegó a albergar hasta 6000 estudiantes en su época de mayor esplendor.
El complejo se divide en distintas partes:
-          Sección Nhap Dao: tras atravesar el gran pórtico Van Mieu: una primera zona ajardinada con 2 estanques en los laterales y 3 senderos que discurren paralelos entre sí. Como siempre el central más ancho (por aquí pasaban las personalidades de alto rango cuando venían de visita) y los 2 senderos laterales más estrechos. Caminamos con los niños haciendo fotos (no hay mucha gente) y los niños muestran un gran interés en el funcionamiento de la audioguía.



-          Sección Thah Dat: accedes tras pasar el portón de 3 pilares del Dai Trung. Es muy similar a la primera sección con la salvedad que tienes enfrente el PABELLÓN KHUE VAN. Este pabellón es un auténtico símbolo de la ciudad y es una de las imágenes más representativas. El diseño es muy peculiar: una base abierta de 4 pilares con un primer piso rojizo techado con unos relieves imponentes. La base simboliza la tierra con el viento atravesándola. El primer piso es el cielo. Justo delante (siguiente sección) tienes el pozo de la Claridad Celestial: el agua. Como el Yin y el Yan, todo se halla en perfecta armonía.




-          El jardín de las Estelas de los Doctores: en 1484, el emperador Ly Thanh Tong ordenó que se erigiera una estela para registrar los nombres, lugares de nacimiento y logros de los eruditos excepcionales que pasaban por la escuela. A ambos lados del pozo se hallan 82 de las 116 estelas originales. Están techadas y cada una de ellas se alza sobre una tortuga (imagen que ya vimos en la pagoda de Thien Mu en Hue; las tortugas simbolizan la longevidad). Recorremos el recinto escuchando la audioguía por turnos; las explicaciones son muy interesantes. Te explican cómo eran los exámenes, cuáles fueron los alumnos más famosos y qué castigos recibían los que vagueaban o se saltaban las clases. También te explican cómo se decidió enterrar las 82 estelas durante los bombardeos americanos de la guerra para preservarlas. Años después, estas estelas constituyen todo un legado de la cultura y tradición vietnamita y son considerados Patrimonio Mundial de la Humanidad por la UNESCO.
-          Sección Dai Than: se accede a ella tras atravesar el portón Dai Than. Tiene un patio central y justo delante 2 edificios comunicados entre sí: el Bai Duong y el santuario Dai Thanh. Constituyen 2 templos cuya finalidad principal es la de adorar al maestro Confucio. Te encuentras una estatua en el centro del santuario flanqueada por 4 de sus principales pupilos y unas tablas que recuerdan sus principales materias impartidas. Te encuentras unas estatuas muy características de una grulla erguida sobre una tortuga: simbolizan la unión entre lo alto y lo bajo, lo seco y lo mojado, lo celeste y lo terrenal (el Yin y el Yan).







-          Finalmente accedemos a la última sección: la Thai Hoc. También tiene una plaza central y un bellísimo conjunto arquitectónico al fondo en muy buen estado de conservación. Primero te encuentras con el edificio Tien Duong que actualmente se emplea para exposiciones culturales y celebrar diversos actos. Tenemos la suerte de poder asistir a un pequeño concierto de música tradicional. Justo detrás tienes un edificio de 2 plantas, el Hau Duong. Puedes visitar las 2 plantas. La decoración es muy bonita. En el piso inferior tienes una exposición con los objetos personales de los estudiantes confucionistas, una maqueta a escala del complejo y la estatua del profesor Chu Van An, unos de los más famosos de origen vietnamita. En el piso superior tienes 3 estatuas de los emperadores que más influencia tuvieron sobre el recinto (Ly Thanh Tong, Lu Nhan Tong y Le Thanh Tong). Puedes acceder a la terraza exterior por una estrecha pasarela y admirar los techados de los edificios circundantes. Afuera también se visitan dentro de la misma sección la Casa de la Campana y la Casa del Tambor. Durante esta última visita nos sorprende un intenso diluvio que nos tiene retenidos algo más de 20 minutos en el pabelló de Hau Duong. Si os he de ser sinceros he de reconocer que la cosa tuvo su gracia: teníamos los niños tranquilamente sentados escuchando la audioguía mientras nosotros contemplábamos el espectáculo de la lluvia cayendo a través de los tejados. La imagen fue muy bonita y Fani no podía parar de hacer fotos.






No deja de llover, pero como amaina bastante cogemos los paraguas y como son casi las 13:00 pm decidimos ir a comer. Nos decantamos por uno de los restaurantes recomendados de la zona: el Nha Hang Koto Van Mieu. Un restaurante de varias plantas, con vistas al templo de la literatura. Nos atienden muy bien y nos damos un buen atracón; eso sí es bastante caro y nos supone un buen susto pero hay ocasiones que merecen la pena. Tienen un par de menús con primero, segundo y postre. Escogemos uno y nos ponemos las botas. A destacar el pescado aderezado en hojas de platanero y los pastelitos del postre. Los niños disfrutan con un buen plato de espaguetis boloñesa. No dejamos de mirar por la ventana: no diluvia, pero no para de llover.


Decidimos coger un taxi y volver al Barrio Antiguo: esta vez el mismo tipo de taxi y de nuevo con taxímetro nos cuesta sólo 74000 dongs. No acabamos de entender la diferencia en el coste con el primero si nos atenemos a que la distancia es la misma y que cobran por kilometraje (no por tiempo).
Cuando nos bajamos del taxi nos encontramos con la agradable sorpresa de que ha dejado de llover. Decidimos recorrer un poco el Barrio Antiguo de Hanoi. Para comenzar diremos que no tiene ni punto de comparación con el de Hoi An: ni rastro de farolillos, calzadas peatonales o comercios de artesanía. Bienvenidos a la cruda realidad: este barrio es puro comercio. Zapaterías, tiendas de ropa, tiendas de souvenirs, restaurantes y cafeterías, agencias de viajes, masajes y centros de belleza, supermercados. ¡Bienvenidos al Barrio Antiguo! Oleadas de motocicletas se te echan encima entre el laberinto de hoteles baratos, tiendas de artículos de imitación y vendedores ambulantes. ¿Y el romanticismo? ¿Qué es eso?
La mayor parte de edificios son “casas tubo”, así llamadas por sus estrechas fachadas y sus largas habitaciones, que surgieron para evitar los impuestos derivados de la anchura de la fachada. Sin ir más lejos, el hotel en el que nos alojamos presenta esta disposición. Hay una casa antigua que se puede visitar en el número 87 de la calle Ma May. Te cobran 10000 dongs y merece la pena. No es tan bonita como las que visitamos en Hoi An pero te dejan subir a la 2ª planta y así te haces una mayor idea de conjunto. Era una tradicional casa de mercaderes. Aunque austera, está decorada con habitaciones dispuestas en torno a 2 patios y mobiliario antiguo (incluye un altar familiar, una máquina de escribir -Olivetti- y unos braquitos de juguete). La cocina no tiene desperdicio. Pasamos un rato tranquilo con los niños (coincidimos con una familia de gallegos) antes de volver a sumergirnos en la selva exterior.






Descansamos una horita en el hotel y volvemos a salir a pasear por los alrededores del lago Hoan Kiem y sus jardines. Allí nos detenemos a tomar unas fotografías de la puesta de sol sobre el lago y David es animado por un simpático vietnamita a participar a un curioso juego: intentar encestar pelotas de bagminton en una diminuta cesta con un palo de golf. Nos reimos un montón. No deja de sorprendernos el carácter abierto y simpático de los vietnamitas. Y nos sorprende que David no sea tan introvertido como siempre.




Pero son casi las 18:30 hrs y no podemos entretenernos más. ¡Y es que tenemos entradas para asistir al THANG LONG WATER PUPPET THEATER o Teatro de las Marionetas Acuáticas de Thang Long! Hemos comprado las entradas por la mañana: 100000 dongs / adultos y 60000 dongs los de menos de 120 cms. La función es una auténtica pasada. No olvidemos que esta forma de arte tiene al menos 1000 añosde antigüedad. El escenario es una piscina que cubre hasta la cintura, Las marionetas, de colores resplandecientes, miden 50 cms de longitud y pesan 15 kg como mucho. Están atadas a un palo o dispuestas sobre una base flotante, a su vez atada a un palo largo y parece como si caminaran sobre las aguas. En efecto los palos no se ven. A los lados del escenario se sitúan los músicos y los cantantes. La función dura aproximadamente 45 minutos y consta de varias escenas: baile de dragones, siembra de arroz, atrapar ranas (muy divertido), pesca, un muchacho que toca la flauta a lomos de un búfalo, competición de regatas, baile de hadas o niños jugando en el agua. El espectáculo es fascinante por su originalidad y la música tradicional en directo. Nuestros niños se lo pasan en grande y disfrutan de cada escena. Y se ponen a reír y a comentar las marionetas en voz alta. ¡No sabemos dónde meternos! No están muy de acuerdo con el diseño del unicornio (aquí el unicornio chino o Quilín es muy diferente de la imagen que tenemos de él en occidente. Y flipan con la escena del rey Le Loi entregándole la espada mágica a la tortuga tras salir victorioso de la batalla: aquí es donde nos damos cuenta que sí se habían enterado de la leyenda que les habíamos explicado por la mañana durante la visita al templo de Ngoc Son. Hacemos alguna fotografia pero es muy difícil trasladar las sensaciones. ¡Lo mejor es venir y disfrutar del espectáculo!






Salimos del teatro y diuvio universal ¡!! Así que vamos a cenar al Restaurante Old Hanoi, donde ya nos conocen ( es la tercera vez que vamos ). Hoy nos regalan un plato de fruta de postre y nos hacen un descuento en la cuenta. Seguro que volvemos.