13 de agosto de 2025

PURA VIDA

Este año "decidimos" ir a Costa Rica, un sitio muy lejano a España y con mucha vegetación, palabras de Laura. Solemos preparar los viajes por nuestra cuenta, pero este añonos  aventurarnos a viajar en grupo. Vía instagram contactamos con LaTribuWorldSchooling. No se trata exactamente de una agencia de viajes. Está formada por una pareja ( mejicano + española ) que decidieron vivir sin normalidades. Tienen una peque de 7 años y viajan por el mundo. ¿ Suena loco ? Para ello trabajan organizando salidas para pequeños grupos de familias con niños. Nos pareció que podía ser emocionante y enriquecedor que los niños viajaran en grupo con otras personas. Y para nsosotros también. Al final, todos queremos lo mismo; ser felices. 

Por la logística del viaje, optamos por hacer escala en Madrid el primer día. Eli, nuestra taxista improvisada y a quien agradecemos de todo corazón el madrugón, nos vino a buscar puntual a las 06:45 hrs am. 

Ningún problema con el AVE. Llega puntual a las 08:00 am y estamos en Madrid a eso de las 10:30 hrs. Después taxi hasta nuestro hotel ese día, el Riu Plaza. Allí hacemos el check in y dejamos las maletas en consigna. 

Después toca café y pastas en un Starbucks y visita relámpago al Templo Debod, situado al oeste de la Plaza de España, en una colina donde antiguamente se encontraba el cuartel de la montaña. El Templo fue un regalo de Egipto a España en 1968 en compensación por la ayuda española recibida tras un llamamiento internacional de la UNESCO para salvar los templos de Nubia, principalmente el de Abu Simbel, en peligro de desaparición tras la construcción de la presa se Asuán. Tiene una antigüedad de unos 2200 años. Hace mucho calor y no tardamos en buscar sombra para evitar la calcinación solar, palabras de Laura.  Vemos muchos guardias a caballo. De bajada nos hacemos la fotografía de rigor con el Monumento a Cervantes (con Don Quijote y Sancho Panza a la cabeza).

Comemos en el restaurante Ginos que hay en la Gran Vía. Lo escogen  David y Laura y está todo muy bueno. Pedimos un pizza y un par de platos de pasta y lo compartimos todo. Nos pedimos una sangría muy refrescante y de postre fruta y helado. Mención especial para el café con helado de pistacho que se pide Jordi. El ambiente es muy italiano y mola mogollón.  

Después nos vamos a descansar un rato al hotel. Tras pasar un rato en la habitación, Fani y los niños se aventuran a ver cómo está la piscina de la planta 21; bajan deprisa: es pequeña y está atiborrada de clientes. No vale la pena. Como ya son las 18:00 hrs y hace un poco menos de bochorno, decidimos dar un paseo por el centro de Madrid. Hacemos un recorrido circular que nos lleva inicialmente al Museo de la Luz. La entrada nos cuesta 54 euros (14 euros el adulto - David ya es adulto - y 12 euros el niño). Es pequeño pero tiene salas curiosas inmersivas. La visita dura una horita y nos sirve para pasar un rato fresquitos. Nos recuerda un poco al Teamlab de Tokio, en Odaïba.  

Pasamos el resto de la tarde caminando hasta la Plaza Mayor y regresamos por la Gran Vía. Hay mucho ambiente y gente por todas partes. Esta vez los niños se decantan por una brasería argentina, la Parrilla el Gaucho. La cena también es brutal, con empanadas, asado de tira Black Angus, patatas fritas y pimientos asados que compartimos entre todos. Pero lo mejor llega al final con Laura y Jordi compartiendo un delicioso brownie con helado de vainilla. ¡Para chuparse los dedos! 




A eso de las 22:00 hrs volvemos al hotel. Fani y Jordi hacen una tentativa de visitar la famosa azotea con sus vistas y su bar - mirador. ¡Hay mogollón de gente, con una cola inmensa para poder consumir! Hacemos un recorrido corto y no tardamos en irnos a dormir que mañana toca madrugón.

Tenemos el primer vuelo a Bogotá a las 09:40 hrs. Nos plantamos a eso de las 07:00 hrs am en el aeropuerto, tras un rápido trayecto en taxi. La verdad es que es tan pronto que hemos podido evitar el tráfico de primera hora (suponemos que también ayuda que sea mes de agosto).  

Volamos con la compañía aérea Avianca. Nos encontramos la desagradable sorpresa de que nos asignan todos los asientos separados en el avión (y eso que volamos con dos menores). La azafata que nos atiende nos dice que no hay nada que hacer, que el avión va a tope y que lo lamenta. La verdad es que es todo bastante penoso y lamentable. Una vez en el avión lo único que conseguimos es juntar a David y Laura, gracias a los pasajeros. En Bogotá hacemos enlace con un segundo vuelo de apenas 2 horitas a San José. Aprovechamos para picotear una empanadas y probar un café colombiano (riquísimo aun con envase de plástico). Conocemos a la primera familia con la que compartiremos tour guiado, la formada por Maite y el pequeñín Saul que lleva una energía encima que no veas. El avión, para nuestra sorpresa, va muy vacío; esta vez sí podemos ir juntos. Pero, entre que despega con retraso y que el avión sufre un percance en la maniobra de aterrizaje (nos dice el piloto que es bastante "habitual" que suceda) acabamos llegando con aproximadamente una hora de retraso. La diferencia con España es de 8 horas, por lo que si llegamos a las 17:00 am hora local, representa que en España son las 01:00 hrs de la madrugada. Nos encontramos con la agradable sorpresa de que la cola de inmigración es ágil (hay poca gente desembarcando) y que las maletas ya nos están esperando en la cinta. Nos da tiempo hasta de cambiar dinero en una oficina de cambio. Afueran nos esperan nuestro guía Abel y nuestro chófer Giovani. Y con ellos, un cómodo y espacioso mini-bus que es con el que haremos nuestro viaje. Poquito a poco vamos conociendo a los diferentes compañeros de viaje.

Son todo familias españolas, menos una madre mexicana que viaja con su pequeña.

Nos alojamos en el Hotel Bristol, en Alajuela, a 20 minutos en mini-bus desde al aeropuerto. Allí nos toca un apartamento familiar con hall - comedor, cocina, 2 habitaciones y 2 baños. Es sencillo y funcional. Estamos muy cansados y el hotel no tiene restaurante. Hacemos un pedido para llevar de uno de los restaurantes locales, a base de platos de pasta y arroz. Viene mucha cantidad y sobra bastante, pero nos lo comemos tranquilamente en el apartamento y no tardamos en irnos a dormir. Con el rollo del jetlag y el ruido de la calle (especialmente vehículos a motor a todas horas) cuesta bastante tener un sueño continuado. 

Mañana empieza nuestra aventura Pura Vida. 

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