17 de agosto de 2025

EL PARQUE DE LOS PUENTES COLGANTES

Mantenemos el horario habitual; ya lo tenemos todos bien interiorizado. El desayuno en el hotel Arenal Xilopalo es de los mejores del viaje. Tienen una terraza en una primera planta superchula. Te dan a escoger entre el típico gallo pinto (arroz con frijoles, plátano frito y huevos revueltos), desayuno con tostadas +/- huevos revueltos y dulces (crepes o waffles). No que decir tiene que lo que tiene más éxito son las crepes y los waffles, especialmente si le pones el sirope de chocolate que circula por la mesa.

Por la mañana toca ir a visitar el Mistic Park o Parque Arenal de los puentes colgantes. Llegamos a eso de las 09:00 hrs. Pasamos por la billeteria (nos hacen precio para grupos) y vamos solo con lo imprescindible (mochila con abundante agua y chubasqueros). El día está soleado y pinta muy bien, pero en Costa Rica no conviene arriesgar; ya sabemos que aquí se puede poner a diluviar en menos que canta un gallo. Importante: es obligatorio llevar zapato cerrado y no dejan entrar plásticos ni comida. Nosotros colamos algunas cosas con la excusa de ir con niños. 

El recorrido es sencillamente espectacular. Se hace por un sendero perfectamente marcado y es circular. La visita permite hacer una inmersión en la selva costarricense, centenares de troncos de árboles con formas imposibles, las lianas, la hojarasca y los sonidos de los animales. No es un parque para ver muchos animales, aunque sí vemos mariposas, cienpies, milpies, grillos, polillas. Hay de todo si abres bien los ojos. Y los pequeños de nuestro grupo los llevan siempre bien abiertos.




Lo que hace la visita todavía más única y especial (si cabe) es que van apareciendo distintos puentes flotantes por todo el recorrido. Son a lo Indiana Jones: largos, estrechos, bastantes inestables a la marcha y a una altura más que considerable. Hay un guía del parque en todas las entradas de cada puente para regular el acceso y evitar que se amontone mucha gente en él. Además, solo se puede hacer en un sentido de la marcha. Las vistas del paisaje desde los puentes son de impresión. Contamos un total de seis.


 

No es nada difícil aunque el esfuerzo del día anterior y el intenso calor que hace no lo ponen fácil. Pero hay poco desnivel y no encontramos escalinatas o tramos muy exigentes. Se puede decir que se hace todo el recorrido a la sombra; los árboles llegan tan arriba que cubren por completo nuestras cabezas. Pasado el ecuador del recorrido y justo antes del 5º puente colgante hay un desvío a una preciosa cascada. 


La visita nos lleva un par de horas. Después aprovechamos para comer en el restaurante del parque. Son apenas las 12:00 hrs pero es lo más práctico para el grupo. Los precios están más que inflados. Los chicos se piden un plato de casado cada uno y las chicas comparten una pizza. Para reducir el impacto del sablazo, Jordi compra las limonadas en un puestecito de zumos / smoothies que hay cerca (mucho más barato) y los lleva al restaurante.

Después de comer Abel nos lleva a una zona que conoce bien. Y es que parando al lado de la carretera y caminando un par de minutos, se accede a una parte del río Celeste con aguas “termales”. Tanto el acceso como el baño están permitidos y es gratuito. Hay bastantes piedrecitas muy molestas (menos mal que llevamos los escarpines) y zonas de corriente (hay que ir con algo de cuidado de no perder el equilibrio). Hay bastante gente; se nota que la zona es popular. De todos modos hay sitio para todos. Son cerca de las 14:00 hrs. Nos metemos todos en remojo, bien planchados. Sigue haciendo un día estupendo. Es muy gracioso, vernos allí tirados entre las diferentes charcas medio adormecidos. Más de uno consigue hasta siestear ( Blas el que más ). Hasta David se mete, aunque no dura mucho.


Cuando ya llevamos allí más de una hora y ya estábamos haciendo un pensamiento para ir desfilando, empieza a llover. Y del llover al diluviar, no os engañaremos si os decimos que apenas pasan 5 minutos. 

Pasamos el resto de la tarde descansando y preparando las maletas para irnos al día siguiente. Este alojamiento nos ha permitido hacer una colada: la dejamos por la mañana y por la tarde ya la teníamos seca. Nos cobran 5 dolares el kg de ropa. No deja de llover, con lo que vamos a cenar todos juntos con el mini-bus. Lo hacemos en el restaurante Open Kitchen, que ofrece una gran variedad de platos, algunos locales y otros internacionales. Es un buen momento para seguir pidiendo pescado. También tienen cervezas artesanales. Al salir ya no llueve, pero igualmente, se agradece tener el mini-bus allí mismo al rescate.

No hay comentarios: