21 de agosto de 2025

DE COLONIAS EN COSTA RICA

Uno de los atractivos del viaje en Costa Rica era la posibilidad de pasar un día entero en un Refugio de Vida Silvestre de Laguna Urpiano de Johnny ( costaricense ) y Bárbara ( bióloga Española ). Todo el mundo va a Tortuguero cuando viaja a Costa Rica, pero quién conoce Laguna Urpiano ? 

En los últimos años, las playas del caribe costarricense se han intentado proteger los furtivos que saquean los nidos de huevos de tortugas hasta llegar a un monitoreo y protección casi total, como pudimos comprobar en nuestra estancia en el Parque Nacional de Tortuguero. Allí ya vimos que había rangers y biólogos supervisando los desoves en las playas, controlando las poblaciones de tortugas y vigilando que el impacto turístico sea el justo y necesario (no olvidemos que el turista es fuente de ingresos para todos estos proyectos). Pero más allá del Parque Nacional, hay más zonas de playa donde anidan tortugas. En la playa la Matina de Laguna Urpiano lo hace la tortuga baula o laúd que, como todas las demás, también está en peligro de extinción. Uno de los grandes problemas que se encontraron y se siguen encontrando Johnny y Bárbara en la actualidad es que es imposible cubrir toda la playa costarricense. Y la de Laguna Urpiano, por desgracia, tiene una extensión muy grande y no puede ser objeto de una vigilancia constante. Y aquí es donde aparece la figura del cazador furtivo. Para nosotros es difícil de entender, pero es una realidad en Costa Rica. Los furtivos cazan de forma impune a las tortugas marinas para comerciar con su carne y sus caparazones. También cazan sus huevos. Es terrible. Proyectos como el del Refugio de Laguna Urpiano son importantes para intentar cubrir la mayor extensión posible de playa y salvaguardar a las tortugas y sus huevos. Podíes seguir su proyecto de vida en su instagram lagunaurpiano ( lagunaurpiano, Matina, Limón, Costa Rica ) 

Por la mañana toca traslado. Hemos preparado el equipaje de tal manera que llevamos lo necesario (mudas de ropa, bañadores, productos de aseo y medicación) en nuetras bolsas de mano. Nuestras 2 maletas grandes se quedarán en el mini-bus con Giovanni las próximas 24 hrs. Para salir de Tortuguero hay que volver a coger la lancha donde vuelven a embutir a toda la tribu con las maletas en el medio. Cuando estamos en el embarcadero cae un diluvio intenso. Menos mal que no dura mucho ni hoy toca el safari fluvial. Cuando nos subimos a la lancha apenias lloviznea. El trayecto dura como a la ida, unos 50 mins. 

Después nos reencontramos con Giovanni y su mini-bus. Giovanni nos cae genial. Con una sonrisa en la cara, incansable y siempre dispuesto  ayudar. Nos espera un viaje de unas 2 horas aproximadamente con parada técnica en supermercado para aseo y compras (solemos pillar bebidas, algún refresco, galletas, patatas y chocolatinas). La última media hora en mini-bus es algo turbulenta: toca transitar por una carretera llena de piedras y socavones. Pero Giovani es un gran conductor. Pasamos junto a plantaciones de plátanos. Llegamos a un pequeño embarcadero donde nos esperan 2 lanchas a motor. Una la lleva Johnn. Nos distribuimos en las dos embarcaciones tal y como nos indican. Navegamos con tranquilidad de nuevo por canales rodeados de selva. Es curioso ver como a medida que avanzamos aparecen postes señalizando ubicaciones y su correspondiente desvío; como si fuéramos por la calle. Acabamos tomando un mini-canal y llegamos al embarcadero de Laguna Urpiano. Allí nos espera Bárbara, la mujer de Johnny, con dos niños rubios pequeños que le dan la mano. Oigo que uno le dice: mamá, no hay niños ? Y es que la primera barca que llega es la nuestra, donde sólo nos acompañan Mario y Oscar. Esto me hace pensar que estan impacientes por poder jugar con otros niños. Cuando llega l asegunda barca, sonríen, Les traemos 8 niños en total. 


Nos conduce hasta la zona que está custodiada por 4 perros (uno en cada punto cardinal y atados por una cuerda larga). Nos pide que no nos acerquemos para evitar sustos. La propiedad consta de un edificio principal donde están las habitaciones y una cocina abierta. Justo al lado hay un annexo donde viven Bárbara y su familia. Más adelante hay un segundo edificio donde están los aseos y las duchas. Las habitaciones son igualitas que en una casa de colonias: literas con colchón. Muy básico todo. No esperéis lujos ni grandes comodidades. Comunican entre sí a través del techo de uralita. Como nosotros necesitamos una cuádruple nos tocan 2 literas. No hay electricidad en las habitaciones. Sí toma de electricidad para cargar dispositivos electrónicos. También algún murciélago colgado del techo ( son nuestro repelente de mosquitos ). A David y a Fani, les tocan las literas de arriba. 







Como son cerca de las 14:00 hrs pm y quedan 4 horas de luz. Acabamos de cargar los frontales que nos van a hacer mucha falta. Laura está encantanda: nuestra veterana en casas de colonias aún tiene la experiencia del Natkam reciente y está entusiasmada.

Bárbara nos prepara la comida preparada: arroz, ensalada y pescado (tilapia, sin ni una sola espina y pescado del día). Nos ofrece limonada natural. El agua es potable aunque decidimos no arriesgarnos (por si acaso) y consumir la mineral que llevamos embotellada. Bárbara no tiene nevera ni lavadora. Para hacer el café, calienta agua y lo pasa por un filtro con los granos de café. Después lo pasa a un termo del que todos nos servimos. Es práctico y resultón.

Una vez hemos comido exploramos la reserva. Justo enfrente, está la playa. Para llegar caminamos entre diferentes especies de árboles y palmeras. Allí nos encontramos un oso perezoso. Lo vemos moverse un poco, aunque básicamente está durmiento (que es lo que suelen hacer la mayor parte del día). 

                                  

También hay bichitos por el suelo así que hay que estar bien atento a donde pones los pies. Fani sigue preocupada (y con razón) con las serpientes o culebras. Pasado el bosque, está la playa. Allí tiene una enorme caseta donde guardan los huevos de tortuga que cogen de la playa. La preparación d elos nidos sigue un costoso protocolo. Bárbara nos explica que su objetivo principal es el de patrullar las playas por la noche (especialmente en temporada de desove que suele ser de marzo a septiembre) y coger todos los huevos que puedan. Entonces los llevan al invernadero y los entierran allí en agujeros. Etiquetan fecha y así más o menos puedes saber cuando eclosionarán (que suele ser a los 2 meses máss o menos). En relación a los furtivos, Bárbara nos explica que existe una especie de “ley o pacto” no escrito por el que el primero que ve la tortuga o encuentra los huevos se los queda. Si son ellos mala suerte. No se puede hacer de otra manera, pues implicaría confrontación. Los furtivos la respetan y respetan su centro. Menos mal.

Y llegamos a la enorme playa caribeña. Es una pasada. No se ve ni un alma. La tenemos para nosotros solos. Así que el concepto de lujo cambia. No tenemos agua caliente ni luz ni wifi pero tenemos esta playa. El mar está tranquilo. Bárbara dice que es poco frecuente. No nos lo pensamos 2  veces: ¡al agua! La temperatura es ideal. Como siempre, los peques y los no tan peques pasamos un rato divertido. Se añaden los 2 hijos de Bárbara, encantados de tenernos por allí y de poder jugar con otros niños.  

A eso de las 17:00 pm, cuando ya estamos empezando a secarnos y el sol empieza a descender, aparece Bárbara con una caja llena de pequeñas tortugas baula. Han nacido mientras nos bañábamos.¡Qué emocionante! Nos ponemos un guante para protegerlas de nustras bacterias y cogemos cada uno una. ¡Es flipante! Bárbara traza una línea en la arena y nos situamos detrás de ella. Estamos a unos 10 metros del nivel agua aproximadamente. Este paso es crucial: no hay que saltárselo pues el recorrido que hacen por la arena hasta llegar al agua es básico para que cojan la fuerza necesaria y tengan más posibilidades de sobrevivir en el mar. Además, también las ayuda a reconocer la playa donde han nacido ( detectan su magnetismo ) y así podrán volver a ella cuando ya sean adultas. Flipante!


Están un poco débiles; Bárbara nos explica que habían tardado más de lo normal en nacer y les había costado más salir del nido. A más de una le cuesta mover alguna aleta. Aun así hay que liberarlas a todas y que la selección natural haga su función. Para que sobreviva una deben morir muchas. El proceso es espectacular y lo disfrutamos mucho. Podemos hacer fotografías y filmar, a diferencia de la experiencia de Tortuguero. A las que se desvían so van peor les echamos alguna que otra ayudita. Al final acaban todas en el mar. ¡Misión cumplida!

Después nos damos una ducha rápida para quitarnos la sal. Es un momento en el que comprobamos que hay muchos mosquitos. Nos entretenemos lo justo y acabamos en la habitación con sus mosquiteras y embadurnándonos de Relec para el resto de la noche.

No tardamos en cenar: de nuevo arroz, ensalada, plátano frito y pasta. Los peques aprovechan para jugar a cartas: el Pelusas, con Laura de directora de juego. Les está gustando mucho. 

Abel nos pregunta si queremos terminar la experiencia patrullando un rato. Está previsto que sea una caminata de aproximadamente una hora. Decimos que sí todos, menos David que está cansado.  

Nada más llegar a la playa nos encontramos con un sorpresón. Oscar (el hijo mayor de Alba y Blas) se da cuenta de que hay una tortuguita muy pequeña correteando por la arena. Avisamos a Bárbara que viene corriendo, nos manda apagar las linternas y entra en el invernadero.  ¡Acaba de eclosionar uno repleto de tortugas baula! Nos acercamos por grupitos a ver el nido: hay un montón y más de una ya había conseguido trepar a la superficie. Menos mal que no pisamos ninguna por accidente. Bárbara las coloca en una caja con cuidado, una a una. Después nos vamos todos a la playa. Como es de noche, no podemos encender ninguna luz y ya vimos el proceso por la tarde, vamos al grano. Bárbara vuelca la caja y las libre a todas de golpe a unos 10-20 metros del mar. Estas se notan que están mucho más fuertes. ¡No veas lo lanzadas que van todas! Está claro que estás tendrán muchas más posibilidades de sobrevivir. ¡Qué emocionante!. Bárbara nos muestra como van iluminándolas muy de vez en cuando. Ella se esmera en garantizar que todas lleguen sanas y salvas al agua.

Acabamos la experiencia patrullando por la playa una horita. Seguimos a uno de sus rangers. No es nada fácil caminar porque no se ve un pijo. Vamos en filas. Laura sigue muy emocionada aunque ya se le empieza a notar el cansancio. Por el camino lo único que nos encontramos son 3 supuestos “pescadores” que están “pescando” y un par de quacks motorizados que regresan por la playa y que eran los responsables de una hoguera que vimos a lo lejos cuando acabamos de cenar. Nos damos cuenta que patrullar muy duro. Hay que estar bien motivado. No nos encontramos con ninguna tortuga.

Al regresar nos encontramos a David dormido en la habitación. Son más de las 22:00 hrs y nos metemos en la cama todavía con la imagen de las tortugas baula intentando salir del nido. 

Así que no; no hemos tenido agua caliente ni luz ni wifi ni una carta para escoger menús, no hemos tenido aire acondicionado ni camas cómodas. Hemos tenido una playa caribeña para nosotros, un tour privado por río para llegar a Laguna Urpiano, un perezoso en el árbol del jardín, tortugas en nuestras manos ( cuando son adultas pueden medir hasta 2 metros ) y un cielo estrellado sin fín. También hemos tenido a esta ranita dando saltos por ahí.

¡Pura Vida!

 


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