Esta vez no corremos riesgos con la salida del Wuanxiai Valley. Madrugamos y decidimos renunciar al desayuno del hotel para ir con la suficiente antelación a la estación de tren. Estamos a una hora como mínimo en taxi y no queremos repetir la experiencia vivida en Fenghuang. Aquí sí funciona Didi y a las 07:30 hrs ya tenemos un taxi en la entrada del hotel recogiéndonos.
La estación de Shan Graö ya nos la conocemos del día que llegamos. Conseguimos zumo de naranja para Laura, cafés paranosotros y galletas y plátanos. Se trata de ir picoteando por las diferentes tiendas de la estación y comérselo mientras esperas en los asientos o ya dentro del tren. Esta vez vamos en primera clase, todos juntos y en primera fila del vagón. Una pasada! Hay espacio de sobras para tener las maletas justo enfrente nuestro y poder estirar las piernas. Son tres horitas de viaje y la verdad es que se nos pasan volando. Aprovechamos que son las 13:15 hrs para comer algo en la misma estación. Encontramos un restaurante con platos de noodles (para variar) y coca colas. Estamos en un lateral y hay sitio para tener las maletas junto a nosotros. Para salir del paso está bien.
Después vamos para la parada de taxis y subimos en uno. Le damos la dirección del hotel y nos ponemos en marcha (lleva taxímetro). Es domingo mediodía pero aquí da igual que día de la semana sea. Está la ciudad a rebentar de coches. Tardamos más de una hora en llegar. La ciudad es, a vista de coche, tan caótica como las que hemos visitado ya. Ni se nos pasaría por la cabeza conducir aquí. La carrera nos acaba saliendo por 200 yuanes.
Nos alojamos en un edificio de pisos delante de un afluente del río Huangpu, que atraviesa el centro de la ciudad. El edificio se llama River House y en la recepción nos detiene su vigilante de seguridad. Nos pide esperar y se va a buscar a nuestro anfitrión, un chino que se llama Can y que nos atiende con una sonrisa y que chapurrea inglés. Subimos al 13er piso (tiene un total de 29) y llegamos al apartamento (lo hemos contratado con Booking). Enseguida vemos que es muy espacioso con a habitaciones con camas grandes, cocina - comedor, 3 aires acondicionados que van de lujo y unas vistas de impresión. La única pega es que la WIFI tampoco funciona (son 5G: lo más probable llegados a este punto, es que el problema seamos nosotros y el dichoso cortafuegos chino; ni VPN ni nada. También va justito de enseres de cocina y sólo hay 3 sillas. Cuando nos damos cuenta contactamos con Can y nos trae lo que le pedimos. Estamos alojados cerca de 2 paradas de metro y de un centro comercial con supermercados y una amplia oferta de restaurantes (algo pijos, pero ya nos viene bien). Nos toca estar aquí 4 noches y queda claro que estaremos de cine.
Una vez instalados los papis nos vamos al recorrer la zona y compramos en el supermercado del centro comercial (un ALDI) para hacer los desayunos y tener una primera cena tranquila. Al volver “chantajeamos” a nuestros peques: excursión de 2 horas por cena en el apartamento. Aceptan.
A las 18:30 hrs nos lanzamos a recorrer la famosísima NANJING EAST ROAD en dirección al Bund y al río Huangpu para contemplar el Skyline de la ciudad. Nada más llegar a la famosa avenida descubrimos en es un Passeig de Gracia - Plaza Catalunya pero a lo bestia. La avenida es muuuuuuy larga y ancha y está atestada de todo tipo de tiendas pijas de ropa. Como era de esperar (Shangaï no iba a ser una excepción), está atiborrada de gente. También hay mucha policía regulando el tráfico de vehículos (la avenida principal está cortada pero las restantes, en dirrección este, no). La marea d egente es tal, que podemos asegurar que si no hubiera policía, ningñun coche lograría pasar por allí. Bueno en verdad acaban siendo DOS MAREAS: una que baja por la derecha y otras que sube por la izquierda. Pronto descubrimos que la zona está acordonada para regular los flujos de ambas mareas (cada vez más denso, a medida que llegamos al río). Es flipante!
Jordi no puede parar de grabar videos, para dejar testimonio de esta locura. No nos entretenemos con las tiendas (las dejamos para otro día) y nos vamos abriendo paso hasta lograr llegar al Bund, que es el paseo que hay junto al río Huangpy y que está compuesto principalmente por una hilera de hoteles, bancos y oficinas con un look de época, símbolo majestuoso del poder occidental de finales del siglo XIX. No negaremos que en más de una ocasión estamos a punto de suspender la excursión. Se ha hecho de noche, los peques apretan para volver y hay demasiada gente. Pero llega un punto que la marea es tal, que es más difícil volver atrás que “dejarse llevar” por ella. Finalmente alcanzamos nuestro objetivo (con una buena dosis de paciencia) y nos plantamos, maravillados y con los ojos como platos, frente al Skyline iluminado de la ciudad. Es realmente asombroso (aquí mejor no ser epiléptico). Destacan tres edificios por encima de los demás: la torre Perla, el abrebotellas y la Torre de Shangaï (con el 2º mirador más alto del mundo). Por el río pasan un montón de cruceros también con sus luces: el espectáculo multicolor pasa ante nuestros ojos. Es agobiante por la gente? Sí. Es pesado llegar hasta aquí? Sí. Vale la pena? POR SUPUESTO.
Volvemos más deprisa de lo esperado (la marea calle arriba, se diluye tras 2 tramos) y es curioso comprobar que a la que te sales de la Nanji East Road, ya no hay ni el tate por la calle. Algún motorista y algún peatón perdido, pero poco más (son casi las 21:00 hrs). Acabamos regalándonos una cenita en el apartamento sencilla pero tranquila. Los peques (y los papis) estamos encantados de poder cenar así: 4 chuletas de carne, tortilla a la francesa, tomates cherry, fruta y leche. También hemos conseguido pan (normal, como en España) y chocolatinas. Bonito colofón!
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