Esta vez conseguimos desayunar en el hotel. No suele ser habitual con tanto madrugón. Estamos alojados en el Holiday Inn Express que hay al final del pueblo, muy cerca de la entrada al parque. El hotel está muy bien. La habitación es muy amplia, con 3 camas grandes y el buffet del desayuno es muy resultón. Tienen alguna opción occidental y fruta y yogures. Esta hasta los topes pero conseguimos mesa. En el ascensor ponen música, según dice Laura, depresiva. Cuando las puertas se cierran no parece que estemos en China.
Jerry nos espera en la recepción a las 09:00 hrs. Apenas tardamos 15 minutos en llegar a la entrada del parque. El edificio de acceso es ultramoderno y se parece a la guarida de los malos de James Bond o Gru. Con un hall espectacular, escaleras mecánicas y tiendas y restauración. El parque es como el de Huanglong: pasarelas, múltiples servicios (lavabos, bares, máquinas de venta de snacks, etc...) Cambian 2 cosas: aquí hay pasos subterráneos para que los turistas crucen por debajo la carretera (y así no interrumpir el paso de los autobuses ) y más chiringuitos chinos (destacan los de estudios fotográficos improvisados a pie de lago con posibilidad de disfrazarse y maquillarse). Aquí ya no hay parafernalias de pociones mágicas o insecticidas oxigenados.
El tiempo está nublado y estamos preparados para lo peor (chubasqueros y paraguas en mano), salvo para la suspensión de la excursión. Afortunadamente el tiempo va aguantando. La visita al parque la haces desplazándote con autobuses turísticos del palo hop on, hop off. Es un sube - baja constante a los diferentes enclaves de interés del parque. Es muy ventajoso pues nos permite visitar EN UN SOLO DÍA todo el parque. No hace falta hacer grandes caminatas (es accesible para todo el mundo) ni tienes que renunciar a nada. Jerry tiene la habilidad de evitar grandes aglomeraciones: hay paradas con largas colas, pero nosotros siempre damos con la que está vacía. Eso sí, no parece que sigamos ningún orden lógico. Tal vez en la cabeza de Jerry sí, por supuesto.
Las visitas de la mañana nos llevan a sitios emblemáticos del parque como el “Five Flower Lake”, el “Pearl Shoal” o el “Mirror Lake”. Son lugares impresionantes y es muy difícil describirlos con palabras. Hacemos un sinfín de fotos. En la Pearl Shoal el agua se precipita salpicando los riscos con gotas, como perlas. En la Poza de los Cinco Colores el fonodo es de un intenso azul turquesa y se mezcla con el verde de sus algas y los colores del bosque y los helechos que la rodean. El punto más alejado del recorrido matutino lo alcanzamos tras un largo viaje en autobús (son 18 kms): es el “Long Lake”, la poza más grande y a mayor altitud de todo el parque (a 3100 metros)
Hay mucha gente, pero como va quedando repartida, en ningún momento tienes sensación de agobio. Sí hay sitios más llenos que otros. Llegados a este punto, sí hay que explicar que esto no es un treck de montaña como los que hacemos habitualmente. Aquí no se trata de hacer largas caminatas kilométricas para llegar a zonas de interés y disfrutar del camino. Aquí se trata de llegar al mayor número de zonas emblemáticas para hacer la foto de rigor y pasar al siguiente punto. Hop on, hop off.
Fani ya estuvo hace 16 años pero lo nota todo muy cambiado. El parque ha sido modernizado y todo es más fácil (y también menos auténtico). Recuerda algunos puntos y hasta nos saca la foto para que podamos comparar. Como era invierno, en las fotos se ve todo nevado.
Niña haciéndose foto con Laura: le pasa contínuamente. Los niños se quieren hacer fotos con ella. |
A eso de las 13:30 hrs, Jerry nos avisa que hay que buscar un sitio para comer. Nos lleva a una zona situada a medio camino de las salida, donde convergen diversas líneas de autobús. Allí accedes a una zona con un verdadero mercado; repleto de tiendas de souvenirs, ropa, bisutería, artesanía, ... Es enorme!. La zona de restauración está pasado el mercado y es OBLIGATORIO pasar por el mercado para acceder a ella. Es igualmente impresionante, con oferta para todos los gustos y bolsillos. Hay mucha gente y pocas mesas libres. Y encima tenemos a Jerry presionándonos. Afortunadamente, Fani da con una mesa libre en un local donde preparan diversos pucheros. Jerry nos ayuda a pedir un potaje de fideos, vegetal, sin vísceras y sin picante. Pedimos los 4 iguales y la verdad es que están bien buenos. Primero nos cuesta un poco: entre que el plato está ardiendo y sólo dan palillos... Pero pronto acabamos sorbiendo fideos y bebiendo el caldo. Al turrón! Como Jordi y David acaban los primeros, conseguimos una ración de sandía para Fani y un yogur bebible de fresa para Laura. Los llevamos a la mesa y rematamos la comida. Sólo falta el café!
Jerry aparece a la hora convenida (él se ha ido a comer a otro lado) y reanudamos la visita del parque. Primero nos envía a visitar una cascada que hay cerca, la de Nuorilang. Nos indica el camino y el punto de encuentro. Durante un rato sale el sol. Después nos dirigimos en un largo recorrido en autobús hacia una zona alejada, al noreste. De repente se pone a llover a cántaros. Menos mal que nos pilla en el trayecto. Nos tememos lo peor (aun nos queda tarde por delante y si no para de diluviar habrá que cancelar). Pero nosotros no nos desanimamos tan pronto y nos ponemos los chubasqueros y abrimos los paraguas. Estamos en la “Arrow Bamboo Lake Waterfall”. Es un lugar precioso. De repente deja de llover y sale el sol! Espectacular! Qué suerte! El recorrido es circular.
El parque cierra a las 18:00 hrs, así que empezamos a volver haciendo alguna que otra parada. Cada vez empieza a haber más gente (todos hacemos lo mismo) y cada vez es más difícil sentarse en el autobús. Paramos en el “Tyger Lake” y hacemos una pequeña caminata por una de las vertientes de la “Shuzeng Waterfall”. El tiempo sigue soleado. Guay! Al final acabamos en la zona de “Shuzheng Zhai”, una zona con casas tibetanas y molinos de agua donde puedes cruzar el rio por una pasarela. Al otro lado los guardias del parque ya empiezan a colocar cintas y a cerrar los accesos por la hora.
Salimos del parque cuando son las 18:00 hrs clavadas. Hemos estado 9 horas y, a pesar del hop on, hop off y la infinidad de paradas que hemos hecho, comprobamos en nuestros relojes que hemos caminado más de 20000 pasos cada uno, cerca de 18 kilómetros. No está nada mal!
Esta vez hemos acordado con los niños que no vamos a volver a cenar en el McDonals (muy a su pesar...). Después de descansar en el hotel , salimos a dar una vuelta por el pueblo de Juizhaigou en busca de un restaurante que nos llame la atención. La verdad es que hay un montón y todos son iguales: chinos y con fotos de los platos en las paredes. La mayoría con potajes o mezclas que tienen pinta de picar mogollón. No estamos nada animados. Finalmente David detecta uno que está medio lleno, es espacioso y no viene con olores cargados. Entramos. Nos atienden un par de adolescentes muy amables, traductor del móvil en mano. El primer mensaje nos viene dirigido en alemán... Va ser que no... Pero casi! Les insistimos en que la comida NO TIENE QUE PICAR. Finalmente pedimos un plato de dumplings de carne y una cazuela de verduras con carne de cerdo (eso parece aunque los trozos son pequeños y predomina la grasa) que están... sabrosos y buenos! Menos mal! El plato de verdura sí que nos sale rana; es muy diferente del de la foto. Así no es fácil acertar. El postre llega sólo a la mesa en forma de vendedora ambulante que nos vende una cerezas que están buenísimas. Nos pide 15 yuanes por ellas y nos las pesa in situ con una báscula que lleva encima. Es curioso que les dejen entrar en los restaurantes. La cena sale barata, por no más de 170 yuanes, cerveza para Jordi incluida (aquí son de medio litro).
Ya ha anochecido cuando volvemos para el hotel. Sigue habiendo ambientillo por la calle aunque no tiene nada que ver con la mañana. Los puestos de venta ambulante (especialmente de fruta) están recogiendo).
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