7 de julio de 2024

FENGHUANG: LA CIUDAD MÁS BONITA DE CHINA

Días 06 y 07 de Julio del 2024

Toca mañana de traslado. A las 06:00 hrs ya estamos en la recepción del hotel con las maletas, pidiendo un taxi. Ya en la estación cogemos el desayuno para llevar en un Starbucks y a las 07:45 ya estamos iniciando la ruta en tren. La distancia es larga pero, afortunadamente para nosotros, ahora podemos hacer en 6 horas lo que antes se hacía en 12 hrs y de noche. Aprovechamos para desayunar, revisar cuestiones logísticas del viaje, escribir blog y arreglar fotos; se nos pasa volando (los peques con el filón de las pantallas idem).

Nos plantamos en la estación de tren de la ciudad de Huaihua a las 13:30 hrs. Paramos a comer en un pequeño local de la misma estación donde pedimos lo habitual ( sin riesgos ): sopa de fideos y dumplings. No es nada del otro mundo pero nos sirve para salir del paso y además sólo nos cuesta sólo 78 yuanes ( unos 20e ). Cuando estamos acabando de comer aparecen un par de chinos que rodean nuestra mesa y nos preguntan si necesitamos transporte para Fenghuang ( si es que se nos ve a leguas ). Como es el caso, entablamos negociación. Pablo (el guía de Chendgú) ya nos previno que pasaría y que una carrera a Fenghuang (son cerca de 90 kms) debería salir por 200 yuanes, máximo 250. Nos piden 320. Tras un tira y afloja, lo acabamos dejando en 240. Como nos llevan un par de tipos forzudos hasta una zona aparcada del parking, y además, nos han sacado directamente del restaurante, empezamos a bromear sobre la posibilidad de que lo que quieran realmente es secuestrarnos para traficar con nuestros órganos. Tanto David como Laura hacen diversas conjeturas al respecto y pasamos un rato divertido en el coche. No tardamos en quedarnos dormidos los 4 profundamente. Será que nos habían puesto alguna droga en la comida? Habrá que revisar si nos han quitado algún riñón...

La Ciudad Antigua de Fenghuang está cerrada al tráfico rodado. Hay numerosos estacionamientos a la entrada. Nuestro conductor (muy amable, por cierto) nos acerca lo más que puede y acabamos a pie (apenas 5 minutos con las maletas). La habitación del hotel (Hemu House) es pequeña y hay que subir 2 pisos sin ascensor. Lo bueno es que el aire acondicionado va de perlas y que está situado a 5 minutos caminando de la zona céntrica de la Ancient City. Todo un lujo. Hay muchos más alojamientos cerca del río, pero son más ruidosos. Nos atiende Li, traductor en mano. Nos facilita un mapa y nos convence para comprar unas entradas para ir al Teatro. Las pillamos para la segunda noche (600 yuanes los 4, a las 20:00 hrs). Nos parece que puede ser una experiencia interesante.

La Ancient City de Fenghuang está considerada como el pueblo más bonito de China. Y la verdad es que no podemos estar más de acuerdo. Se trata de un idílico pueblo de cuento oriental rodeado de montañas. Por Él pasa el río Tuojiang, salpicado de puentes de piedra (a cual más bonito). Lo cruzan numerosas barcas de madera y en la orilla hay zonas de casas colgantes sostenidas con pilones de madera. Añadir farolillos rojos, tejados de pizarra negra, calles empedradas y lugareños transportando la fruta con un palo a la espalda y dos cestas. Lo dicho, de cuento. Y este lugar no es otro que Fenghuang, la Ciudad del Fénix. Un tesoro escondido en China.



Tras descansar en el hotel nos ponemos en marcha. Ya son pasadas las 18:00 hrs y las calles ya están bastante animadas (es sábado por la tarde). Para no perder la costumbre está lleno de turistas chinos. Muchos, especialmente las mujeres, alquilan trajes tradicionales y fotógrafo profesional y empiezan con sesiones de fotos en los puntos más emblemáticos del pueblo. Podemos asegurar que no hay punto que esté libre de estudio fotográfico improvisado. El pueblo es una pasada. A esa hora la luz está preciosa y nos sumergimos en el ambiente. Es como viajar a otro mundo.  




A medida que la tarde va avanzando, el gentío va en aumento. Podemos ver como poco a poco el pueblo se va transformando, especialmente cuando oscurece y se encienden las luces. Es como el Dr. Jekyll y Mr. Hide: decenas de botes en el agua repletos de turistas, bares nocturnos con cantantes en directo, puestecitos de comida con largas colas, luces de neón, farolillos, etc... Y gente por todas partes.

Buscamos sin éxito un restaurante para cenar. Habíamos leído sobre uno que servía pizzas pero, para disgusto de Laura, no damos con él. Finalmente acabamos consiguiendo una mesa en un bar con terraza y vistas al puente principal; tienen una parrilla y nos pedimos con toda la ilusión del mundo unos pinchos de carne y de pescado. Pero nos despistamos y nos olvidamos de pedirlos sin picante. Menos mal que sirven también unos socorridos caldos de pasta y unas tortitas de huevo, harina y camarones. Jordi lo intenta y acaba con la los labios hinchados. Compramos sandía al salir en un puestecito callejero.

Tras más de 3 horas de “paseo” acabamos optando por dejar los niños en la habitación del hotel y seguir nosotros un rato más; son las ventajas de la excelente ubicación del hotel. Cada vez está todo más animado; en ciertas zonas hay que avanzar con calma, por el gentío que hay. Esta vez recorremos una ribera que tiene una pagoda iluminada y llegamos hasta un bonito puente.

Nos llega una mezcolanza de música de los diferentes bares; como si estuvieran sintonizadas varias emisoras de música a la vez. Las tiendas son todas las mismas y están todas abiertas: alquiler de trajes con servicio de maquillaje, casas de masajes, puestos de comida, restaurantes y hoteles con habitaciones sobre el mismo río. Y vuelta a empezar: trajes, masajes, comida, hoteles, ... Y vuelta a empezar hasta el infinito. Y todo iluminado a lo bestia. Parece Las Vegas! ( aunque todavía no hemos estado en las Vegas ).

Cuando volvemos a la habitación los peques nos abren con la contraseña. Esta vez toca “conozco mis derechos” (ver Matrix) pero la vamos cambiando de tanto en tanto. Ya hemos usado “pez espada” y “pastilla azul”.

Al día siguiente, como no tenemos que madrugar, aprovechamos para dormir más. Fenghuang ofrece la cara más tradicional y hermosa. Calles medio desiertas, silencio, tranquilidad, paz,... Un regalo. Salimos a hacer un caminata matutina con los peques. Desayunamos por el camino; en el puente principal hay un puestecito de fruta donde te preparas un bol de iogurt o helado a tu gusto y le añades el topping que quieras ( fruta, nueces, bolitas que parecen gelatina, gominolas, chocolate, lacasitos..) Más tarde damos con una cafetería junto al río. El paseo nos lleva, por un recorrido de más de 3 horas, a explorar el lado oeste del pueblo, desde el puente principal y pasando por todos los puentes que hay. Hay algún que otro grupo de turistas, pero nada que ver con la noche. Podemos hacernos todas las fotos que queremos sin problemas. Nos llama la atención una tienda de artesanía y compramos figuras talladas  de madera. El artesano está haciendo un caballo en ese momento.









El puente de piedras ( rollo zamburguesas ) está cerrado y no podemos cruzarlo. El resto sí. Pasamos por una parte del pueblo con una zona amurallada y más adelante con molinos de agua. Hace bastante calor y los niños ya empiezan a protestar. Aun así aguantan hasta el final. Tenemos la suerte de dar con un restaurante en el mismo río que sirve espaguettis boloñesa ( pican un poco; no hay manera a pesar de las advertencias ) y platos combinados de carne y pescado rebozados con patatas fritas. Las vistas son impresionantes. A las 14:00 hrs estamos de vuelta al hotel y aprovechamos para descansar.

A las 15:00 hrs salimos para hacer un segundo tour por el pueblo. Esta vez sin los niños, para dejarlos descansar.  Nos vamos a pasear por el lado opuesto, intentando seguir el curso del río. Hay muy poca gente. Hay algún puente que tiene zonas casi a ras de río; queda muy coqueto pero no deja de ser peligroso. En esta zona el río se ensancha y hay bastante corriente. Fani se atreve a pasar una zona con precaución; nos sorprende que no esté cortado. Al poco oímos lejos los gritos de una madre desde la ribera opuesta en donde nos encontramos: su hijo pequeño ha caído al agua mientas cruzaba con su padre. Éste  no tarda en zambullirse; vemos con terror como ambos intentan en vano regresar al extremo del puente. La madre se pone a correr como una loca desde la calle (ella va vestida con un traje tradicional y estaba alejada del puente) y empieza a gritar auxilio. Se tropieza con el vestido y se cae de morros. Mientras tanto el marido está en el agua intentando agarrar a su hijo pero éste ya se le escurre por momentos. En menos de un minuto, aparecen 2 hombres que se tiran al agua mientras un tercero va a buscar un salvavidas. No tardan en controlar la situación. Menos mal. Qué susto. El niño sale ileso mientras que el padre sale todo mareado y exhausto. Una multitud los rodea.

Con el susto en el cuerpo seguimos con el “paseo”. Cruzamos al otro lado y regresamos por la ribera opuesta. Empiezan a aparecer ya muchas chinas maquilladas y con los trajes tradicionales, listas para sus sesiones de fotos. Cada vez hay más gente en la calle. Da la impresión de que a pesar de ser domingo, esto se va a llenar y que todos los días Fenghuang sufre la misma transformación. Llevamos más de 2 horas y optamos por volver al hotel para recoger a los niños y salir a merendar algo.  

A las 19:00 hrs nos espera un taxi en la recepción del hotel para llevarnos al teatro. Tardamos media hora en llegar; está fuera de la “Ancient City”. Descubrimos que Fenghuang es una ciudad más grande de lo que parece y que la zona antigua es una minúscula parte, que ha logrado sobrevivir al paso del tiempo. El teatro está bastante ,lejos y si lo llegamos a saber no hubiéramos ido. Nosotros nos pensábamos que estaría en el mismo pueblo. La función dura poco más de una hora. Lo mejor es la escenografía: al aire libre, con diferentes niveles que le dan profundidad, agua, luces y decenas de bailarines. Es de noche y mola mucho. Eso sí, hablan  en chino. Lo peor es que la música y las voces son playback y que sólo hay un número de acrobacia. El resto son coreografías y baile. Hay un perro que ladra y es de verdad. El público chino se comporta de forma muy curiosa: nada de aplausos, cada dos por tres grabando con el móvil y gente marchándose antes de que acabe la función. Somos los últimos en salir. No encontramos ningún taxi a la salida, por lo que empezamos a bajar caminando. Fani intenta sin éxito pedir un Didi; la aplicación no funciona bien. Unos motoristas intentan convencernos para llevarnos por separado. El ataque de risa nerviosa de Fani los asusta a todos.

 


Al final damos con un taxi por pura casualidad; deja un cliente delante de nuestros morros y lo pillamos en el acto. Logramos volver a la Ancient City pasadas las 22:30 hrs; estamos cansados y hay tanta peña por todas partes que decidimos ir a la habitación sin cenar. Ya tuvimos bastante Mr. Hyde anoche y toca desconectar de tantas luces y tanto ruido.

Y colorín colorado, el cuento de Fenghuang se acabó.

TIPS:

- Con una noche y un día o medio día es suficiente para ver el pueblo en sus dos versiones.

- La comida pica casi siempre.

- No tienen Didi.

- A pesar de las luces de neón, no lo quites de tu ruta. Es realmente precioso.

- No te alojes en pleno río si quieres dormir por la noche. Hay hoteles cerca del centro más tranquilos.

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