10 de julio de 2024

ZHANG JIA JIE: LAS MONTAÑAS DE AVATAR

Día 08 de Julio del 2024

La salida de Fenghuang fue más difícil de lo esperado. Todo viaje tiene su momento de caos y éste no iba a ser  ninguna excepción.

Bajamos con antelación a la recepción del hotel. Son las 08:00 am y nos ponemos a pedir un Didi que nos lleve hasta Huaihua. Como el tren no sale hasta las 10:45 hrs estamos más que tranquilos. Tardamos más de 10 minutos en darnos cuenta de que la aplicación Didi no nos va a servir. Fani lo intenta varias veces y acabamos consultándole al recepcionista (el señor Li). Nos contesta que la aplicación Didi no funciona en esta región. Vale. Ahora ya entendemos que no pudiéramos  conseguir uno anoche y menos ahora. Le decimos que necesitamos un taxi que nos lleve a la estación de tren de Huaihua. Nos dice que lo pide tras verificar que la estación de tren de nuestros billetes es la correcta y de comentarnos que la carrera cuesta 260 yuanes. Hasta aquí todo bien. Después de que pase la friolera de VEINTE MINUTOS (ya son las 08:40 minutos) nos pide ver otra vez los billetes. Esta vez mira la hora y nos dice que deberíamos  plantearnos cambiar la hora porque ve difícil que lleguemos. Nosotros le contestamos que no. Que no pensamos cambiar la hora y que reclame el taxi. Después de otros DIEZ MINUTOS nos dice que quizá nos planteemos un taxi de 7 plazas; que no encuentra ninguno de 5 plazas y que esto pasa por pedir uno tan “suddenly”. Si hace más de media hora que le avisamos... Nos dice que 7 plazas pasa a 300 yuanes. Le dedimos que ningún problema, que pagamos la diferencia pero que nos consiga el taxi YA! Y encima sin desayunar!

Nosotros ya empezamos a estar de los nervios. Jordi no para quieto y Fani empieza a mirar opciones de cambiar el horario del tren. La verdad es que con China Train no tenemos problemas y nos contestan enseguida que es posible. Lo que pasa es que no nos apetece, aunque tenemos la opción allí por si acaso. Finalmente pasa otra MEDIA HORA hasta que finalmente llega un taxi de 5 plazas con un minúsculo maletero pero nosotros ya le hemos pagado a LI los 300 yuanes del de 7 plazas pero quien se pone a protestar ahora y bla bla bla. Por favor arranca ya! Ay no... que el maletero no está bien cerrado. Menos mal que Fani sabe de Tetris y les enseña al chófer y al rececionista como hay que colocar las maletas. Finalmente arrancamos a las 09:30 hrs. El GPS del conductor da un tempo de una hora y 10 minutos. Eso significa que sobrarían unos 10 para encontrar la plataforma y hacer el check in. Fani contacta con China Train para hacer el cambio. Espera! Que ahora el GPS marca 50 mins y vamos por autopista a toda pastilla. Empezamos a hacer cálculos con los peques (véis como las matemáticas sirven de algo?) y vemos que ahora sobrarían entre 15 y 18 minutos si no hay retención a la entrada a la ciudad de Huaihua. Todo va bien. No cambiamos billetes.

El problema a la entrada no es la supuesta retención, sino el peaje de salida de la autopista y que resulta que nuestro taxista es el primero y probablemente el único que no disponga del dichoso teletack de las narices. Además es como la cola del supermercado y justo nos toca la cola que no avanza. Pasan 10 LARGOS MINUTOS hasta que nuestro conductor se pega una colada de aúpa y logramos salir de la autopista. La estación de tren está allí mismo. Son las 10:32 minutos y nos quedan 15 para subir al tren. Empezamos a correr con las maletas como pollos sin cabeza. Primero el control de seguridad. Hoy nos toca al azar control de líquidos: a Fani le hacen beber de su botellín de agua no vaya a ser que lleve veneno o material detonante o vete tu a saber. Después toca control de pasaportes. Esta vez el agente es de esos que se la suda que lleves prisa y apunta las letras y los números de los 4 pasaportes con la mayor parsimonia del mundo. Socorro! A correr! Que se me va el tren!

Seguimos corriendo y buscamos la plataforma en los paneles. Vaya! Si están en chino... Corremos al primer mostrador que vemos y nos dicen que vamos bien pero que hay que coger el de al lado. Jordi se pasa de frenada. Menos mal que Laura es observadora y le para los pies.

Seguimos corriendo como locos y llegamos a la plataforma a las 10:44 minutos. Nos han sobrado TRES! Subimos y nos dejamos caer sobre los asientos exhaustos. Prueba superada! Y en ayunas!

El recorrido hasta Zhang Jia Jie dura hora y media. Llegamos a las 12:15 hrs y decidimos pillar el taxi en la estación y comer una vez dejemos las maletas en el hotel. Nos hospedamos en la Easy House, un hotel en la zona de Wu Lingyuan que regenta Rebeca, una china que domina el inglés. El taxista dice que nos lleva por 100 yuanes (de la ciudad de Zhang Jia Jie a la de Wu Lingyuan hay más de 30 kms y tramo interurbano). Llegamos a las 13:00 hrs pero resulta que el taxista no se entera con la dirección que le damos (está escrita en chino) y empieza a dar vueltas como una peonza. Como no encuentra el hotel, se empieza a poner nervioso. Acabamos llamando a Rebeca y ésta le da las directrices por teléfono. Nuestro chófer para en una gasolinera y se baja del vehículo para ir al WC (está nervioso) y seguir conversando (discutiendo) con Rebeca.

Rebeca es un encanto pero nosotros no estamos de humor, especialmente Jordi. Y menos cuando le dice que la habitación que tenemos asignada está en la quinta planta y no hay ascensor. No la  tiene lista pero le decimos que no pasa nada y que con que nos guarde las maletas mientras vamos a comer algo ya nos va bien. No parece que pille la indirecta de que tenemos hambre y nos despliega un supermapa del parque de Zhang Jia Jie y se pone a darnos explicaciones de como visitarlo. Jordi la corta en seco y le dice que lo que queremos es comer y que ya iremos por la tarde al parque a comprar el billete para cuatro días. Ella nos dice que junto a la billeteria hay varios restaurantes y que nos lleva. Pues vale. Tardamos 5 minutos y nos plantamos en la entrada del parque, donde hay KFC y Starbucks. Entramos en ambos locales por ese orden. Son casi las 15:00 hrs y ya no sabemos si tenemos hambre, sueño, estrés o que. Probablemente un poco de todo. Al final los yogures, el café y el aire congelado del Starbucks obran el milagro.

Nos ponemos a repasar el dosier de 6 páginas que nos ha dado Rebeca con instrucciones sobre los servicios del hotel (sirven cenas por encargo) y las excursiones. Lástima que no lo envíe antes, cuando haces la reserva, porque hay mucho que leer. Lo miramos con atención y vemos que las opciones de visita guiada del parque que ofrecen son bastante convenientes. Nos comunicamos con ella por We Chat y le pedimos un par para los dos días siguientes: venimos estudiados y las opciones 1 y 2 que ofertan son las que queríamos (tendremos guía privado por 400 yuanes la excursión). También le encargamos la cena por We Chat. Nos garantiza que no picará y que estemos tranquilos. Se nota que está acostumbrada al turista extranjero y la verdad es que Rebeca empieza a demostrar que es eficaz y diligente y que es una suerte estar hospedados con ella.

Pasamos por la billeteria del parque y compramos el billete que te da acceso al parque hasta 4 días. Sale por unos 230 yuanes por persona. Nos encontramos con las sorpresa de que los ninos sólo pagan 3 yuanes cada uno.

“Normal” - contesta David - “Ningún niño querría estar aquí. Nos tendríais que pagar por acompañaros”

Entramos en el parque y hacemos un recorrido en autobús hasta una de las paradas del parque. La señalización inicial es escasa y el chófer del autobus no entiende adonde queremos ir. Nos alegramos de disponer de guía para los próximos 2 días. No hubiera resultado sencillo ir por aquí por libre.

Volvermos al hotel a descansar. Nos encontramos con la sorpresa de que las maletas ya están en la habitación de la quinta planta y  de que es ENORME con 2 habitaciones grandes y con espaciosas camas para todos. El aire acondionado funciona de perlas y tenemos servicio de laundry gratuito. A las 19:30 hrs, Rebeca nos avisa de que la cena está lista. Al bajar vemos que tenemos una mesa preparada cerca de la recepción y que la comida está de rechupete. Hemos pedido noodles, arroz, dumplings y verduras (judías, acelgas y calabazín). También fruta (sandía y melón). Lo prepara todo Rebeca en su propia cocina y sus 2 hijos corren por allí. Al poco llega su marido de trabajar. Es un negocio familiar que Rebeca lleva casi sola. Tiene más turistas alojados y son todos extranjeros. Hay un par de catalanas con las que nos saludamos y compartimos experiencias del viaje.

Estamos tan a gusto aquí que decidimos alargar la estancia 2 noches más ( cancelamoss por booking las 2 que estaban previstas en la ciudad de Zhang Jia Jie, cerac de la Montaña de Tianmen) y confirmarle a Rebeca que cenaremos con ella todos los días, Genial para aprovechar más las excursiones y estar más tranquilos.

Y Li preguntando por We Chat si llegamos bien al tren...un detalle.


Día 09 de Julio del 2024

El desayuno está muy bien: café calentito, leche para los cuatro, tostadas con mermelada, noodles y arroz frito para los del salado y fruta. Más que bien.

Nos pasa a buscar Wiga. Un chico de 18 años que acaba de terminar el cole y que espera entrar en la universidad para hacer la carrera de derecho. Se defiende con el inglés y tiene previsto compaginar el trabajo de guía turístico con clases de refuerzo de matemáticas durante el verano para ganarse unos dinerillos. Es un crío bastante simpático. Rebeca nos acerca a la entrada del parque a los 5 en su coche (un todoterreno). Con los desayunos la ayuda una señora mayor (su madre). A medida que van acabando de desayunar los turistas que regentan su hotel, Rebeca los lleva en su coche o bien  a la estación de autobuses más próxima o bien a la entrada del parque. Es una mujer total, de eso no cabe duda. No nos extraña que tengo el hotel lleno.

Como ya tenemos los billetes del parque de Zhang Jia Jie, no tardamos en entrar. El recorrido que hacemos es uno de los más famosos y estamos expectantes. El funcionamiento del parque es similar al de Juizhaigou: autobuses internos para desplazarte entre los diferentes puntos de interés, algún que otro funicular o elevador, largas pasarelas acondicionadas para evitar pisar senderos naturales y multitud de servicios a tu alcance (lavabos, tiendas y chiringuitos por doquier). Hay gente por todas partes y el recorrido de hoy, al ser quizá el más famoso, nos obsequia con un gentío de aúpa desde el principio hasta el final.

Tomamos un par de autobuses hasta llegar a la zona del famoso elevador de Baylong, en el área escénica de Yuanjiajie. Se trata del ascensor externo más alto del mundo, con 326 metros de altura. Lo más impresionante es la forma en que el ascensor se “agarra” al acantilado. Esperábamos una larga cola; en efecto la hay, pero avanza bastante deprisa y no tardamos en subirnos. Hay que pagar un ticket de 68 yuanes por personas y aquí sí que nos cobran a los niños. Para entrar comprueban pasaportes (una constante del parque). No tenemos mucha suerte al entrar y nos toca de los últimos, cerca de la pared con nulas vistas (las paredes de cristal están en su parte delantera). De todos modos, sube en un periquete y no da tiempo a mucho.

Una vez arriba tienes acceso a un recorrido marcado con senderos y salpicado con diversos miradores para poder contemplar una de las principales atracciones del parque: sus montañas. Estas montañas se han hecho famosas por inspirar la película Avatar de James Cameron y son una auténtica pasada. Hay muchas y de todas las formas inimaginables. Es paisaje es sobrecogedor. Hay mucha gente en los miradores y cuesta tomar buenas fotos. Pero con paciencia se puede conseguir. En algunos miradores están puestos estratégicamente puntos de fotografiado con venta posterior (como en Port Aventura): son bastante agobiantes ya que su logística ocupa mucho espacio y los empleados son muy ruidosos con sus altavoces. Graban hasta videos con drones. Todo un espectáculo. El recorrido nos lleva más de una hora y atravesamos un puente. Estamos a más de 1000 metros de altitud, hace calor y es bastante agobiante, pero merece mucho la pena.







Vemos nuestro primer macaco comiendo; suelen dejarse ver cerca de las zonas de descanso, esperando que los turistas chinos les den de comer (cosa que está prohibida pero comprobamos que es práctica habitual).

Uno de los grandes atractivos del recorrido es pasar sobre un puente natural formado entre 2 formaciones rocosas. Es muy ancho y no hay sensación de peligro en ningún momento. Accedemos a una montaña sagrada, repleta de cintas rojas y candados (que te venden para que puedas pedir deseos de amor, salud y suerte ). También pasamos por un lago donde puedes alquilar un pez rojo para devolverlo al mismo, al tiempo de expresas un deseo (también de paganini). Esta todo lleno de árboles frondosos y aquí hay menos gente (quizá porque queda más repartida).

Después pillamos un par de largos autobuses (el recorrido nos lleva cerca de una hora) hasta llegar a la montaña de Tianzi. Seguimos estando por encima de los 1000 metros de altura. Lo primero que hacemos es hacer una parada para comer. Aquí hay una zona llena de restaurantes rollo picoteo - buffet donde vas comprando al tiempo que pasas y/o te sientas en una zona de mesas compartidas que hay justo enfrente. Nos hacemos con raciones de dumplings, pasta con verduras y fruta. También conseguimos bebidas frescas. Como Laura se ha enterado de que hay un McDonalds cerca no lo perdona y hace que la acompañen Fani y nuestro Wiga. Está bastante lejos y encima su los nuggets que pide pican un poco; Laura no se atreve a quejarse y hace el mejor papel posible. Eso sí, no perdona ni una sola patata frita.

La visita a la montaña de Tianzu incluye zonas pavimentadas con estatuas de gente importante (Wiga se para a saludar alguna como muestra de respeto y del lavado de cerebro chino) y miradores que quitan el hipo y que nos siguen regalando unas vistas del valle y de las montañas del parque espectaculares. Aquí llama la atención (pasa en muchos países) que también tienen la manía de buscarles formas imposjbles a las rocas y de darles nombre. Destaca una que pretende encarnar la forma de una mujer que lleva un cesto con flores. En la montaña Tianzi hay un bosque espectacular por el que pasa el sendero y también se puede visitar y subir a un templo con unas vistas del valle muy chulas.


Para bajar de la montaña hay que coger un funicular. Nos cobran 72 yuanes (los niños también pagan). En éste caben 8 personas y es bastante largo. Lo disfrutamos mogollón. Pasamos junto a algunas de las montañas del parque y es realmente impresionante. Una vez abajo vemos que son más de las 16:00 hrs y decidimos dar la excursión por finalizada. Pillamos el autobús de vuelta a la entrada del parque. Ya se empiezan a formar largas colas porque los visitantes ya tienen la misma idea que nosotros. A pesar de las colas organizadas, cuando llega el momento de subirse al autobús descubrimos que la gente que está al principio de la fila sale corriendo rollo película de 300 al acecho de las primeras posiciones, que por supuesto te otorgan el premio de un asiento. Nuestro peques empiezan a desarrollar su adaptación al medio: mientras David me pide la mochila para apuntalar su técnica de body block, Laura hace gala de la agilidad ganada en los entrenos de basket para colarse entre la gente con la velocidad de un rayo.

Ya en la entrada del parque pillamos un taxi con Wiga. Como somos cinco y el conductor (6 en un coche normal) un policía nos llama la atención. Sorprende en un país donde los motoristas no llevan casco y la gente conduce como le da la gana. Wiga se baja y nos dice que estemos tranquilos, que no nos preocupemos por él. El taxista emprende la marcha; tras una decena de metros contesta el teléfono y detiene el vehículo. Es Wiga de nuevo que le ha avisado por teléfono, mientras llega corriendo y se vuelve a subir al taxi, ya lejos de la mirada de la policía. La picaresca china no tiene límites.

Llegamos al hotel casi a las 17:00 hrs. Descansamos, le damos a Rebeca la colada y bajamos a cenar a eso de las 20:00 hrs. Hoy hemos comprado agua y cerveza fresca en un supermercado que hay cerca del hotel y que (qué sorpresa!) regenta la señora mayor que ayuda a Rebeca (su madre) con los desayunos. Hoy hemos pedido un hot pod de pescado: lleva tofu, el pescado descansa enterito en el fondo y el caldo está de rechupete. Los niños añaden el arroz de los boles.

No esta nada mal para nuestro primer día en Zhang Jia Jie.


Día 10 de Julio del 2024

Segundo día explorando el área escénica de Wulingyuan. Vamos otra vez con Wiga, nuestro guía. Esta vez Rebeca nos lleva en su coche hasta una estación de minibuses que hay cerca de la entrada del parque (puerta oeste). Aquí sí que hay que pagar el billete. Es un pequeño recorrido de apenas 15 minutos que nos lleva hasta la puerta sur, por la que entramos. Nos sigue sirviendo el billete que compramos, pues tiene una vigencia de 4 días. Recorremos un pequeño sendero que pasa por un bosque y junto a un río. Dan muchas ganas de entretenerse por ahí; Wiga nos dice que estemos tranquilos, que lo recorreremos por la tarde. Encontramos una escultura en forma de corazón y Laura nos hace una divertida foto. Difícil resistirse.

Tomamos un autobús (trayecto corto) y nos subimos a un teleférico con destino al “Huangshi Zhai” o pueblo de piedra amarilla. Hay que pagar billete: son 68 yuanes por persona. El trayecto en teleférico es espectacular: ascendemos lentamente junto a las montañas del parque, muy similares a las del día anterior y tan características. Arriba nos espera un impresionante recorrido circular por un área escénica  que no tiene nada que envidiar al del día anterior y que está mucho menos concurrido. Hay trozos del sendero que pasan por un impresionante bosque y otros que discurren por borde de la misma montaña, regalándonos unas vistas increíbles. Pasamos por varios miradores, destacando el Pico de la Aguja, la Puerta del Sur del Cielo y el Pico de los Cinco Dedos. Hay poca gente, pero se hace notaren más de un mirador: en efecto, se ponen a gritar de todas las maneras posibles para comprobar como resuena el eco. Y sí. Resuena mogollón. No veas que potencia de grito que tienen los niños chinos. Lo más espectacular son las impresionantes vistas de las montañas. Parece que estemos en la peli de Avatar y que en cualquier momento vaya a surcar el cielo algún dragón alado.







Hay muchos monos en esta zona y se acercan mucho a los turistas porque éstos no dejan de darles de comer. Algunos se muestran algo agresivos y la verdad es que pillamos algo de miedo (sobretodo Jordi). Están por todas partes. Cuando acabamos el recorrido circular, Wiga nos propone parar a comer pero nosotros le decimos que mejor en otro lugar y es que cerca, de los merenderos, es donde hay mayor concentración de monos.

Bajamos con el teleférico; hay que volver a pagar el billete (otros 68 yuanes por persona). Una vez abajo encontramos un puesto de comida en la propia estación con un par de mesas. Ocupamos una y pedimos unos noodles, dumplings y un par de deliciosas empanadillas de carne que están de rechupete. También tienen sandía. Wiga también aprovecha para comer y no veas como engulle!

Una vez abajo, nos volvemos a plantar en la zona boscosa que hay cerca de la entrada sur del parque y empezamos el segundo recorrido del día, el Gold Whip Stream. Wiga nos informa de que son casi 8 kilómetros pero que es un recorrido plano que pasa en paralelo al río y por el bosque.  





Es el paseo más tranquilo de todo el parque y no hay mucha gente. La verdad es que los recorridos de hoy nos están gustando más que los de ayer, especialmente porque hay mucha menos gente. Atravesamos riachuelos, puentecitos y cascadas, envueltos en un manto verde. Las formaciones rocosas que parten desde el suelo y se elevan hasta el cielo nos dan la sensación de estar caminando entre gigantes. Se pone a llover en un par de ocasiones pero no lo suficiente como para tener que plantearnos renunciar a la excursión. Hace calor aunque es llevadero. Cometemos el error de parar en un merendero y pedir un par de snacks de patatas fritas; cunado nos las dan calentitas nos piden la friolera de 28 yuanes POR CADA UNA. Vaya atraco! Y encima están malísimas! Wiga flipa con el robo!

Al final del recorrido sale el sol y está todo precioso. Nos encontramos con formaciones rocosas espectaculares. Aquí también les dan diferentes nombres, como un pico con forma de águila o una pareja de enamorados. Vemos mucha gente en el río intentando pescar peces; están todos muy emocionados con la atracción. La verdad es que a nosotros nos llama poco la atención buscar peces saltarines. Al final del trayecto hay más gente. El recorrido enlaza con la parada del autobús del elevador de Bailong y está muy animado. Pero de donde ha salido de repente tanta gente! Y ya sabemos que donde hay gente, hay comida. Y donde hay comida... HAY MONOS! UN MONTONZAO! Pasamos con cuidado de camino a la parada del autobús, evitando el gentío.

En la parada del autobús hay un poco de cola pero avanza bastante deprisa. El problema es que, cuando vamos por el final, se pone a llover bastante y la gente empieza a ponerse nerviosa. Empiezan a aparecer diversas “abuelas colonas” que van tomando posiciones. Hemos quedado de los primeros para el autobús que está por venir. Primeros? De eso nada: en un abrir y cerrar de ojos nos vemos envueltos de chinos de diversas edades y condiciones físicas, expectantes. Esto parece la salida de una carrera de 100 metros. Hay que llegar al autobús de los primeros para pillar asiento. David me pide la mochila para ganar volumen y va tomando posición. Laura se prepara. La expectación aumenta. Fani también está concentrada. El autobús se acerca. Deja de llover. El empleado del parque está esperando para dar la salida... perdón autorizar que pasemos. Y... Un, dos, tres... AL ATAQUEEEEEEEE!!!!!!! POR LEÓNIDAS!!!!!! ESTO ES ESPARTA!!!!!!! Todo pasa muy deprisa... En cuestión de segundos. Es difícil de explicar. Si lo hubiéramos grabado, tendríamos que pasarlo a cámara lenta para no perder detalles. La cosa se reume en que la señora que ha intentado empujar a David ha salido rebotada al tiempo que se estampaba contra el marco de la puerta del autobús (con los niños no se juega), Laura se ha escurrido entre 2 chinas y Fani coge el bolsa de una señora que intentaba “reservar” sitio y se lo pone encima de falda mientras se sienta en la silla. Los tres acaban sentados, y Jordi de pie justo enfrente (ya le está bien así). Ha sido bastante penoso, la verdad. Pero esto es lo que hay aquí. Nos esperan veinte minutos de recorrido hasta la entrada del parque y, después de caminar casi 17 kilómetros (véase 24000 pasos), ir sentados es un lujo que los peques se han ganado a pulso.

Ya en la entrada del parque nos despedimos de Wiga (son las 17:00 hrs) y nos vamos a merendar al Starbucks: yogures para los peques, capuccino para Fani y café helado con nata montada para Jordi. Y todo con un aire acondicionado de cine. Qué bien nos sienta!

Después taxi hasta el hotel, descanso y baños. Aprovechamos para doblar la colada que nos ha hecho Rebeca (no nos la cobra). La cena con ella vuelve a ser un lujazo: hoy hemos pedido el hot pod de cerdo y está muy bueno. Rebeca y su familia aprovechan para cenar también en el porche, al aire libre. Hoy también hay más niños (primos?).

Y así termina otro día en Zhag Jia Jie. Intenso, disputado y disfrutado. Que pase el siguiente!

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