27 de junio de 2023

FALTA MUCHO PARA LLEGAR ¿? ¡?

Y aquí estamos otra vez! Un verano más! Vacaciones ! Un viaje más!

Esta vez hemos decidido ir a Madagascar. Después de buscar mucho, nos decidimos por una agencia local, Green Tours. Eso nos hace pensar que no se pierde tanto dinero con intermediarios y además, el beneficio es para ellos 100%, lo cual mola. Viajar por tu cuneta se puede, auqnue después de leer varios bloggs viajeros no nos ha parecido tan seguro.  

La ruta la hemos diseñado nosotros ya que la gran mayoría de rutas que ofrecen las agencias suelen ser de menos días. En la web de Green Tours tienen múltiples opciones y seguro que alguna se adapta a ti.  Tenemos previsto explorar las regiones central y sudoeste de la isla. El norte lo dejamos para otra vez :)

Llegar a Madagascar no es tarea fácil. Los precios de los vuelos este año están muy inflados (será el efecto post - COVID) y, después de invertir horas de búsqueda, lo mejor que  hemos encontrado es un viaje con 2 escalas (Amsterdam y Nairobi). Un consuelo es que esta vez no toca madrugar: el primer vuelo que sale de El Prat (compañía KLM) a las 13:30 hrs. Como vamos con nuestros peques aprovechamos para pasar el control de seguridad por la zona de famílias, con menos cola. Nos sobra tiempo de zamparnos los bocatas que Jordi ha preparado y de estirar las piernas antes de subir. Este primer vuelo dura 3 horas. El segundo ya es con Kenya Airways y es nocturno. La escala en Amsterdam es de cinco horitas; ya tuvimos que hacer una similar hace 4 años cuando fuimos a Japón. De hecho, conseguimos hacerle a David la misma foto en la zona de relax de la biblioteca. Por cierto, la espera se nos hace corta porque encontramos una zona de sillones muy acogedora y con WIFI gratuita. 

El vuelo a Nairobi es una locura: casi 10 horas de trayecto nocturno. Nos dan de cenar (nada del otro mundo, como de costumbre) y luego intentamos dormir. No resulta sencillo (como de costumbre) y es que esto de dormir sentado no es fácil para nadie. La que lo lleva mejor es Laura. De madrugada (a medio trayecto) hay un poco de movida con un par de pasajeros que están demasiado dormidos en opinión de sus acompañantes (se habrán tomado algo, pensamos) y montan un poco de juerga para despertalos. Les dan bofetadas y esas cosas. Pobres... si ellos sólo querian dormir... Uno acaba potando en la parte trasera del avión mientras que el otro aprovecha para estirarse sobre los cuatro asientos del pasillo central que habían quedado libres. 

A Nairobi llegamos a las 06:00 hrs de la mañana y la verdad es que nos sorprende en positivo lo bien que lo llevan nuestro peques. Nos espera una escala de 6 horas. Conseguimos desayunar y luego descansamos en una zona con sillones. La verdad es que se pasa bastante rápido teniendo en cuenta que ya llevamos más de 24 hrs desde que salimos de casa. Jordi aprovecha para caminar por la terminal (unas veces con David, otras con Laura) y es que su espalda no está para bromas a estas alturas. El último vuelo dura 3 horas y nos deja en Antananarivo (capital de Madagascar) a las 15:30 hrs. Los niños se quedan dormidos más por el aburrimiento que por otra cosa (ya nos le queda tiempo de pantallas) y Jordi y Fani se pasan un buen rato rellenando los papeles del visado que les entrega el personal de vuelo. Es bastante farragoso y aburrido; además, a estas alturas del viaje, uno ya no ve bien ni se entera de lo escribe, ni lo que le preguntan.

A Antananarivo llegamos cansados, pero no tanto como nos pensábamos. El avión venía medio vacío (a diferencia del de Nairobi) y hay poca cola en la zona de visados. Todo va muy deprisa. 35 euros por persona. Después pasamos el control de aduanas. Los agentes se muestran amables y se dedican a clasificar los documentos y verificar las identidades bastante rapidito. En apenas media horita estamos ya en la zona de las cintas y nos encontramos con la agradable sorpresa de que son ellas las que nos está esperando. Ningún contratiempo. Increíble.

Nada más salir de la terminal con encontramos con nuestro guía de Green Tours (Andry). Nos habla en inglés y nos ayuda a conseguir una tarjeta SIM de telefonía en la misma terminal. Compramos una de 12 G que ofrece la compañía Telma por 75000 ariaris (unos 16 euros) y decidimos compartir sus datos entre todos. Enseguida la ponemos en funcionamiento y avisamos a nuestras familias de que hemos llegado todos bien. 

Nos alojamos en el Hotel Sakamanga, en el centro de Antananarivo. Desde el aeropuerto hay cerca de una hora de coche. Nos espera un recorrido la mar de entretenido por sus calles: hay gente por todas partes y un sinfín de vehículos de todo tipo recorriendo las calles en todos los sentidos. Es todo muy caótico, la verdad. Dejando de lado algún que otro edificio gubernamental o de oficinas, llama la atención que es una ciudad pobre y que llamamos mucho la atención como turistas; a la mínima que te expones ya te ves envuelto de decenas de niños que vienen a pedirte dinero o que les compres lo que sea que llevan encima. En la calle hay coches circunlando muy atinguos y otros muy destartalados. También hay unas pequeñas furgonetas que van atiborradas de gente. Son como unos minibuses. No queda claro donde tienen las paradas ni mucho menos los recorridos y tarifas. Tampoco se ve muy seguro. Nosotros vamos con Andry como guía y un conductor muy hábil que sortea el tráfico y las dificultades que se va encontrando por el trayecto con mucha soltura. El coche está muy bien: es una furgoneta bien ancha donde cabemos todos (incluidas las maletas) de sobras. 

El hotel, visto desde fuera, no parece nada del otro mundo. Una vez entramos ya es otra cosa: tranquilidad, silencio y una decoración muy acertada. Nos llaman mucho los dibujos de un gato azul que hay por todo el recinto (y es que saka manga significa gato azul en idioma malgache). Tiene una terraza exterior con mesas muy acogedora, con una piscina. La habitación es enorme y muy confortable. Nos reunimos en la terraza con Baba (el jefe de la agencia Green Tours): repasamos el trayecto y gran parte de la logística y aprovechamos para pagarle y cambiar dinero. Es una persona de trato agradable y simpático. 

A eso de las 19:00 hrs cenamos en el restaurante del mismo hotel. Tiene muy buenas referencias y, todo sea dicho, todas sin ciertas. La única critica es que las mesas están muy pegadas unas con otras y a la que se llena el local (enseguida) resulta un poco agobiante. Comemos de cine y muy a gusto.

Estamos muy cansados. Apenas son las 21:00 hrs cuando nos metemos todos a dormir. Como hace mucho frío, dormimos bien tapaditos y apretujados (las chicas en una cama y los chicos en la otra). Que lejos queda el calor insoportable de nuestro país! Nos esperan cerca de 11 horas de sueño reparador. Todo un gustazo!



                              

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