25 de agosto de 2021

LOS PIRATAS DE PORÍS DE LA CANDELARIA

Nuestro primer día en La Palma nos da para situarnos un poco, hacer la compra en el super y comer en el Apartamento donde nos alojamos, en Los Llanos de Aridane. Ayer llegamos casi a las 23h y de noche todo nos pareció muy diferente. Lo que no ha cambiado es que hay mogollón de curvas por todas partes. Hacemos el checking y conocemos a nuestro anfitrión José, que se pasa media hora dándonos recomendaciones sobre dónde ir, por dónde ir, dónde comer...etc. Jordi toma apuntes. Nos sentimos impacientes por empezar a explorar la Isla así que después de comer, cargamos mochila con agua y nos vamos a conocer Porís de la Candelaria. Sólo tenemos la tarde y creemos que nos tomará poco tiempo. Con el coche vamos hasta Tijarafe, pasando por el Mirador de el Time ( ya pararemos otro día ) desde donde se puede ver toda la planície de Los Llanos de Aridane ( por decir algo, porque no nos parece llano a primera vista ). Días más tarde entenderemos por qué. 

Pasado Tijarafe vemos un cartel que nos dice que el acceso a Porís de la Candelaria está cortado por obras y el acceso se hace desde un camino al que se accede justo pasado el pueblo. Ya esperábamos que fuera complicado, con curvas, cierto desnivel y un solo carril. Lo que no esperábamos es que a medida que avanzásemos, nos encontraríamos con curvas cada vez más cerradas ( de 360º ), trozos de carretera sin asfaltar ( no lo llamaríamos carretera ) y un desnivel de infarto. A medida que bajamos ( más de 20 eternos minutos ) la cosa se pone peor. Sólo pensamos en la vuelta, que será más difícil. Casi ni hablamos. Creo que estamos aguantando la respiración. Y sé en qué piensa Jordi casi sin mirarlo: en aquella vez el año pasado, en que el señor gooogle maps casi nos depseña por un puerto de montaña para llegar a Tardets, en los Pirineos Franceses. Allí llegamos a pensar en que si se nos hacía de noche, llegaríamos a dormir en el coche. Y a partir de esa experiencia nos prometimos que NUNCA JAMÁS volveríamos a pasar por algo así con el coche. Pues no, parece que no lo aprendimos bien. 

Tras el pánico inicial, nos metemos en la primera zona que vemos donde se puede aparcar, justo enfrente de un mirador. Hay dos zonas más abajo, pero ni de broma nos planteamos seguir con el coche. Bajamos caminando hasta Porís por la carretera, hasta el último parquing, desde donde un sendero montañoso te lleva hasta el puerto. Se trata de un puerto natural. Un embarcadero. Al llegar descubrimos que hay casas incrustadas en la piedra de más de 80 años. Los lugareños pasan allí sus vacaciones. Es decir, son casas metidas dentro del acantilado. De echo, mientras bajamos hasta el embarcadero, vamos descubriendo algunas entradas con puertas en las rocas, con luz, ropa tendida, algunas placas solares. O sea, que se habitan. Si Jordi me compra aquí una casita lo mato. Hay gente bañandose ( nos hemos dejado los bañadores en el coche ). Qué pena. Pero menos pena me da no tener que subir a por ellos. Los peques meriendan bajo el techo de una enorme roca. Unos hombres están trabajando en el mantenimiento de alguna de las casas. En mitad del puerto una estatuilla de la Virgen del Carmen, protege a los lugareños. 

Laura cree que antes aquí vivían piratas. ¿ Por qué no ? ¿ Contrabandistas y pillines ? 






Nos volvemos locos haciendo fotos y videos, porque las fotos no trasnmiten lo imponente del lugar. En youtube encontramso este video de 6 min: https://www.youtube.com/watch?v=bP4aH7vr0CQ

El camino de vuelta es como el de ida, pero multiplicando el pánico por tres. Además, el trayecto hasta el coche hace subida ( multiplicaremos por tres también la dificultat ). Son más de las 18h y todavía nos encontramos gente bajando a bañarse. Y yo sólo pensando en que si se hace de noche me quedo a dormir en alguna de estas barraquitas. 

De vuelta a casa pasamos de nuevo por el Mirador de El Time ( pararemos otro día pensamos ) y acabamos en el Puerto de Tazacorte, ya cerca de Los Llanos. Son las 19.30h, suficiente excusa para comer en el Kiosko Montecarlo, justo a pie de acantilado, tan a pie, que en la carta uno de los postres se llama - reconstrucción de la piedra que nos cayó - en honor a la piedra del acantilado que les cayó. Por fortuna, no había nadie. Todavía pensamos que el camarero nos estaría gastando una broma pero no, el señor José nos confirmó que era cierto. Cenamos pescado, lapas, croquetas y chopitos ( chipirones ). Todo muy bueno. 

Al acabar cruzamos parte de la barrera del puerto ( unos enormes bloques de piedra que protegen la playa ) y disfrutamos de la puesta de sol. 




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