Es nuestro último día en la Gomera. Como tenemos el ferry a La Palma por la tarde, tenemos toda la mañana. Nos entretenemos lo justo para cerrar las maletas, desayunar y hacer el check out.
Después vamos en coche al Parque de Garajonay a hacer una última ruta de senderismo. Escogemos la número 2, en pleno bosque de El Cedro, en la vertiente norte del parque. Llegamos a la zona del Rebentón Oscuro y nos encontramos con un guía del parque. Nos dice que no podemos aparcar en esa zona (a nosotros nos parece ver sitio de sobras) pero nos dice que más abajo queda sitio. ¿Más abajo? Sí más abajo. Por una pista forestal estrechita. Mira, porque lo dice un guía acreditado que si no...
Efectivamente, conseguimos bajar por la pista y nos ahorramos un buen trayecto a pie. Allí, un segundo guía nos ayuda a aparcar y nos señaliza el punto donde enlazamos con la Ruta 2. El tiempo ha cambiado desde que nos hemos adentrado en la zona; hay como una bruma que lo cubre todo y las temperaturas han bajado. Acabamos sacando los chubasqueros y manga larga para hacer el trayecto. Ver para creer: ¡con el calor que hemos llegado a pasar estos días!
La ruta es sencilla y espectacular. ¡La mejor de todas sin dudarlo! Atraviesa una zona de laurisilva madura de cuento. Musgo, helechos, laureles, hayas; ¡todo es tan verde! Parece que de repente hayamos viajado al país de los cuentos y que pueda aparecer un hada o un gnomo en medio del camino. Para sorpresa de todos, David nos suelta que es el típico bosque donde podrías encontrarte con un unicornio. ¡Para flipar!
El camino hace un poco de bajada hasta llegar a la Ermita de Lourdes, donde un panel nos explica la bonita historia de la institutriz británica que la creó, en el año 1935, tras jubilarse. Damos un rodeo por la zona pero como es pronto todavía y tenemos ganas de senderismo seguimos bajando en dirección a la zona de Los Mimbreros, donde pasas por un pequeños puente y al lado de un riachuelo. Como acabas en la carretera, nos damos la vuelta y desandamos el corto tramo hasta volver a la Ermita. Una vez allí prolongamos nuestra visita por el bosque de laurisilva recorriendo una parte del sendero en dirección al Caserío de El Cedro.
El camino ya no ofrece muchas novedades y empezamos a mirar el reloj con cierta inquietud porque tenemos que irnos para San Sebastián de la Gomera, a coger el ferry. Optamos por dar la vuelta y volver para el coche. Han sido más de 2 horas de un impresionante recorrido por un bosque de cuento. De lo mejor que nos llevamos de la isla.
Llegar hasta San Sebastián de La Gomera nos lleva casi tres cuartos de hora. El trazado desciende (como cuando ibamos a Playa Santiago) y ofrece bonitas panorámicas de la isla. No nos cuesta aparcar cerca de la zona del puerto. Una vez allí no nos complicamos y comemos en un italiano resultón de la calle principal que hay cerca del parque, a petición de los peques. De salida visitamos el bonito y tranquilo Parque del Conde, donde se encuentra la Torre del Conde. Se trata de una fortaleza castellana del siglo XV, de estilo gótico tardío y de forma prismática. Le hechamos un vistazo.
Después nos acercamos al Paseo Marítimo pero aparte de la playa no hay mucho más. Hace un calor de mil demonios y sólo pensamos en tomarnos un helado antes de subir al ferry. Lo acabamos haciendo en la Plaza de la Constitución, en la terraza del Gastrobar La Salamandra, con unos helados artesanales para chuparse los dedos.
Después toca devolver el coche de alquiler (con Gomera Cars lo podemos dejar en el mismo aparcamiento del puerto, lo cual resulta muy práctico) y embarcar en el ferry Fred Olsen, hacia la isla de La Palma. El barco es muy cómodo y espacioso y, como cogemos buena mar, nadie se marea (aunque Fani se tomó una Biodramina por si acaso). Tenemos que hacer trasbordo en la isla de Tenerife, donde se baja buena parte del pasaje (es mucha la gente que visita La Gomera en un sólo día yendo desde Tenerfie; no da tiempo para mucho la verdad). Tardamos 4 horas en total (trasbordo incluido). Aprovechamos para intentar picotear algo. Llegamos al puerto de La Palma a las 21:30 hrs, noche cerrada. La oficina de Cycar está abierta (siempre esperan a esas horas la gente que viene del ferry) y nos entregan nuestro coche de alquiler: un Opel Astra con un maletero algo justito y sin freno de mano manual (no os podeis imaginar la de veces que Fani hará el ademán de tocarlo durante el viaje.
Tenemos el alojamiento en los Llanos de Aridane. Son casi tres cuartos de hora de conducción de noche y cansados. La verdad es que se nos hace pesado. Cuando llegamos a nuestro apartamento son más de las 23:00 hrs. Nuestro anfitrión (Jose) nos espera pacientemente y nos enseña el apartamento; es muy espacioso y confortable. Mola. Caemos rendidos aunque David llega con hambre; como la nevera está por llenar se tiene que conformar con unos pistachos. Snif.
No hay comentarios:
Publicar un comentario