3 de julio de 2021

CRUZAR LA FRONTERA: COVID FREE

El sábado 03 de Julio es un día de transición. Toca cruzar la frontera. Y cruzar la frontera en plena pandemia tiene un plus de dificultad. Y es que aquí todo el mundo quiere sacar tajada.

Pero vamos con lo primero: madrugón (para variar) y más de 3 horas de coche hasta la frontera entre Kenia y Tanzania. . El viaje es un verdadero palizón, pero es lo que toca. Atravesamos algunas poblaciones donde hay mercados y vemos mucho movimiento de gente a pie de carretera. Sorprende ver mucha gente desplazándose a pie con las mercancias que va a intentar vender o intercanviar. 

Ya en la frontera el siguiente paso es cruzarla. Para hacerlo en tiempos de COVID te exigen llevar una PCR negativa. Da igual que estés vacunado o traigas una PCR reciente de España; hay que pasar por caja. Como vamos en un viaje programado, Julio (nuestro anfitrión en el Olengotti Safari Camp) organiza que vengan un médico y un enfermero a realizarnos la prueba al mismo campamento, con la suficiente antelación. Además, una vez hecha la prueba, nos mandan el resultado por email y lo subimos  a una web oficial. La verdad es que es muy cómodo ya que no tenemos que desplazarnos a ninguna clínica. Cuando le preguntamos a Julio por el sentido de hacerse una pcr para salir de Kenia si tenemos que hacernos un test rápido para entrar en Tanzania, le da por decirnos que él sabe mucho de medicina. Dani y Fani se muerden la lengua y prefieren no liarla. 

Eso sí... hay que aflojar la pasta. Concretamente la friolera de 140 dolares por persona que van a parar directamente al bolsillo de Julio y sin factura. Extraño...

Pero volvamos a nuestro cruce fronterizo: entramos en el edificio gubernamental y ya podemos comprobar que, a pesar del gel y la toma de temperatura a la entrada, no todo el mundo lleva la mascarilla puesta. Primero pasamos por un médico que nos sella la PCR y después por el control de pasaportes y gestión del visado. Hasta aquí todo resulta bastante sencillo.

Después pasamos la “frontera” y nos dirigimos al edificio governamental tanzano. Allí mismo conocemos al que será nuestro chófer – guía la 2 parte del viaje: Michael. Habla un español perfecto y, como comprobamos enseguida, es muy simpático y enrollado. 

Al entrar en el edificio nos sorprende ver que practicamente nadie lleva la mascarilla puesta. A pesar de que en las paredes hay un cartel de “NO FACE MASK, NO SERVICE”, parece que aquí el único que tiene que llevar la máscara es el turista.

Nos recibe un médico que, tras formalizar tareas administrativas, se nos lleva a una carpa que tienen montada cerca del edifico principal a realizarnos... un test rápido de antígenos del COVID-19


Pero a ver:

1.       Si estoy vacunado.

2.       Si traigo una PCR indetectable de España de hace 7 días.

3.       Si traigo una PCR indetectable de Kenia de hace menos de 72 hrs.

4.       Pero si en su país NADIE (y lo habéis leído bien: NADIE) lleva puesta la mascarilla.

Después de pagar 25 dolares por persona y con un poquito de suspense (Fani da 37.5ºC en el 2º control de temperatura) todos damos negativo y podemos pasar el control de equipaje y el de pasaportes (donde abonamos otros 50 dolares por persona correspondientes al visado).

¡Y YA ESTAMOS EN TANZANIA!

¡UFFFFFF!

Son las 13:00 hrs pm. Toca comer algo y Michael nos lleva a un restaurante – hotel donde tienen una terracita exterior ( una mesa, una ) donde te dejan comer la comida que traigas. A nosotros nos han dado una box del Olengotti con supuestamente un suculento pícnic: en su interior descubrimos una hamburguesa pasada, un zumo, una magdalena, un yogur y una chocolatina. ¿Delicioso? Pues hombre... va a ser que no... Lo que sí está de rechupete es la tortilla que se pide Michael y que nosotros nos quedamos mirando con cara de pringados. ¡Otro día me lo pienso 2 veces y paso de la box!

Tras subirnos al jeep de Michael nos espera un viajecito de unas 2 horas hasta nuestro alojamiento. Ya os había dicho que este era un día de transición. El viajecito lo hacen más digerible los chistes de Dani, las explicaciones de Michael  y el bullicio de la gente en las poblaciones por las que pasamos. Aunque seguro que en algún tramo nos hemos quedado dormidos ( Fani no ).



Es sábado y hay muchos mercados en marcha a pie de carretera. Michael nos hace ver que hay mucha gente que lleva camisetes de fútbol de los 2 grandes equipos del país: Simba y Yanga. A las 17:00 hrs pm se enfrentan en el estadio de Dar Es Salam (en casa de Simba). Está todo el mundo muy emocionado con el partido. Para buscar un símil: es como un Madrid vs Barça en el Bernabéu. Nosotros nos posicionamos rápidamente del lado de Yanga, no solamente por ser el equipo de Michael, sino porque vendría a ser la versión del Barça tanzano. Dani enseguida intenta hacerse con una camiseta de Yanga pero no damos con su talla. Y no lo conseguiremos hasta casi finalizar el viaje, cuando tanto Dani como yo nos haremos con una en un bazar del pueblo de Mto Wa Mbu, cerca del Lago Manyara ( pero eso todavía no lo sabíamos, ¿ no ? )

Dicen que hay que dejar lo mejor para el final. En este caso sí podemos decir que quedo lo mejor para el final del día. Nuestro alojamiento a orillas del Lago Victoria, el Speke Bay Lodge, resulta ser espectacular. Bungalows espaciosos, amplia terraza exterior y cena para chuparse los dedos. Y agua corriente, lo cual es sinónimo de ducha de más de 5 minutos. Como llegamos a las 16:00 hrs, así que tenemos tiempo de sobras para descansar y disfrutar de nuestra estancia. La WIFI es de calidad. Conseguimos llamar a España y hablar con nuestros peques. ¡Y es que los estamos hechando mucho de menos! David insiste en que no nos acerquemos tanto a los leones.

El día termina con una espectacular puesta de sol que disfrutamos desde la terraza del bungalow.

Por cierto... Yanga ha ganado en casa de Simba por 0 a 1







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