Nosotros decidimos por cuestión de días hacer la visita a Tam Coc desde
Hanoi ("sólo" dista 90 km en coche). Otra opción que permite explorar
con más calma la región es hospedarse en Ninh Bhin, al Sur de Hanoi. Nosotros nos decidimos por la compañía Vega Travel (contratamos la excursión desde
España) con coche con conductor y guía de habla inglesa. No
es barato (son 300 dolares) pero es un Tour privado hecho a medida. Preferimos no tener que seguir el ritmo frenético que supondría ir en grupo. Y sobre todo, queremos evitar los llamados shopping tours.
Uno de los problemas de salir desde Hanoi es que se tarda unas 2 horas y
cuarto en llegar. Nos pasan a recoger a las 07:30 hrs y llegamos a eso de las
09:45 hrs con una pequeña parada técnica por el camino. Las condiciones son
buenas: día soleado y algo menos caluroso que días atrás, guía cañero y
chistoso (responde al nombre de Hung) y niños animados. ¡Nada puede salir mal!
Nuestra primera parada es la Pagoda de BICH
DONG, apenas 2 km al norte de Tam Coc. Excavadas en la montaña y con unas
vistas del valle extraordinarias se alzan 3 pagodas a diferentes alturas donde
se rinde culto al budismo (es el enclave de peregrinación budista más
importante en todo Vietnam norte). La entrada se encuentra a los pies de la
montaña; la imagen inicial ya es muy evocadora: un precioso puente te permite
cruzar un lago con innumerables flores de loto. La pagoda inferior está situada
en la base. Aquí tienes un tramo de 100 escalones hasta llegar a la pagoda
intermedia.
A la izquierda de esta segunda pagoda, un pequeño pasaje te conduce por su parte posterior hasta una escalinata totalmente a oscuras (menos mal que Hung lleva linterna porque no se ve absolutamente nada). Subimos con cuidado; tenemos murciélagos revoloteando sobre nuestras cabezas. Estamos cruzando la JADE CAVE, que debe su nombre a que según como incide la luz del sol la cueva toma un color que recuerda al jade. Al salir de la cueva un último tramo de escaleras nos lleva hasta la pagoda superior.
Aquí Hung aprovecha para explicarnos cuál es la diferencia entre una pagoda y un templo (en las pagodas sólo se rinde culto a Buda mientras que en los templos se ensalza a un emperador; tanto las ofrendas como las banderas presentes están diferenciadas). Vemos figuras de Buda masculinas pero también las vemos femeninas: son las Lady Buda. Hung nos explica que es especialmente en las zonas rurales (Tam Coc lo es) donde en muchos casos Buda adopta forma femenina. Nos parece genial pues de esta forma se busca equilibrar los géneros y es una forma de entender una misma religión de forma mucho más abierta que en otros países (pensamos en Sri Lanka sin ir más lejos). Aquí se ensalza a la Lady Buda de tal manera que en el nivel superior (el que está más cerca del cielo) tiene una pagoda para ella sola. Las vistas desde lo más alto son espectaculares. Esta primera visita vale la pena y mucho (tardamos aproximadamente una hora).
A la izquierda de esta segunda pagoda, un pequeño pasaje te conduce por su parte posterior hasta una escalinata totalmente a oscuras (menos mal que Hung lleva linterna porque no se ve absolutamente nada). Subimos con cuidado; tenemos murciélagos revoloteando sobre nuestras cabezas. Estamos cruzando la JADE CAVE, que debe su nombre a que según como incide la luz del sol la cueva toma un color que recuerda al jade. Al salir de la cueva un último tramo de escaleras nos lleva hasta la pagoda superior.
Aquí Hung aprovecha para explicarnos cuál es la diferencia entre una pagoda y un templo (en las pagodas sólo se rinde culto a Buda mientras que en los templos se ensalza a un emperador; tanto las ofrendas como las banderas presentes están diferenciadas). Vemos figuras de Buda masculinas pero también las vemos femeninas: son las Lady Buda. Hung nos explica que es especialmente en las zonas rurales (Tam Coc lo es) donde en muchos casos Buda adopta forma femenina. Nos parece genial pues de esta forma se busca equilibrar los géneros y es una forma de entender una misma religión de forma mucho más abierta que en otros países (pensamos en Sri Lanka sin ir más lejos). Aquí se ensalza a la Lady Buda de tal manera que en el nivel superior (el que está más cerca del cielo) tiene una pagoda para ella sola. Las vistas desde lo más alto son espectaculares. Esta primera visita vale la pena y mucho (tardamos aproximadamente una hora).
Después bajamos al embarcadero de Tam Coc, donde nos espera uno de los
momentos más hermosos del viaje: recorrer el río Ngo Dong subidos
en una barquita a remos o sampán. Tenemos suerte y podemos subir todos en la
misma barca: aquí, los remeros son en su gran mayoría mujeres. ¡Y reman CON LOS
PIES! La ruta pasa a través de un pintoresco paisaje dominado por campos de
arroz y montañas kársticas e incluye tres cuevas naturales (Hang Ca, Hang
Bai y Hang Ba). La mayor posee 125 metros de largo, con su techo a 2 metros
de altura sobre el agua. De hecho, Tam Coc significa "tres cuevas".
No hay mucha gente a esa hora: el paseo dura casi 2 horas y a la hora que lo hacemos (de 11:00 a 13:00 hrs) pega una soleada importante lo cual echa para atrás a muchos turistas. Te hacen poner chalecos salvavidas pero al poco de salir todo el mundo se lo quita (el calor es insufrible). Vamos atiborrados tanto de crema solar como de agua. Nos colocan en 2 filas: delante Fani con Laura y en medio Jordi con David. Los niños se lo pasan pipa: David juega a tocar el agua y el techo de las cuevas y Laura se entretiene buscando animales (la profundidad es escasa y llegamos a ver pasar hasta un cerdito). En el trayecto de vuelta enseñamos a los niños a grabar algún vídeo con la cámara. Nuestra remera (tendrá unos 50 años) es de las más rápidas: conseguimos hacer el recorrido de vuelta en solitario tras dejar atrás las 2 barcas que nos precedían. Vemos como de vez en cuando se protege con el paraguas, se abanica o pone un momento los pies en remojo en el río. Está todo el rato sonriendo.
No hay mucha gente a esa hora: el paseo dura casi 2 horas y a la hora que lo hacemos (de 11:00 a 13:00 hrs) pega una soleada importante lo cual echa para atrás a muchos turistas. Te hacen poner chalecos salvavidas pero al poco de salir todo el mundo se lo quita (el calor es insufrible). Vamos atiborrados tanto de crema solar como de agua. Nos colocan en 2 filas: delante Fani con Laura y en medio Jordi con David. Los niños se lo pasan pipa: David juega a tocar el agua y el techo de las cuevas y Laura se entretiene buscando animales (la profundidad es escasa y llegamos a ver pasar hasta un cerdito). En el trayecto de vuelta enseñamos a los niños a grabar algún vídeo con la cámara. Nuestra remera (tendrá unos 50 años) es de las más rápidas: conseguimos hacer el recorrido de vuelta en solitario tras dejar atrás las 2 barcas que nos precedían. Vemos como de vez en cuando se protege con el paraguas, se abanica o pone un momento los pies en remojo en el río. Está todo el rato sonriendo.
Después está previsto continuar el Tour con un paseo en bicicleta hasta el
pueblo pero al salir estamos todos bastante
acalorados y sin muchas fuerzas (sí, ya sé que nosotros no remábamos, pero
hacía un calor del copón...). Optamos por cambiar un poco el orden del día:
renunciamos a las bicicletas y nos vamos a comer (en coche y con nuestro
airecito acondicionado). Paramos en un restaurante en Tam Coc y comemos un menú
típico vietnamita con sopa de verduras, pollo a la barbacoa, cordero
caramelizado, rollitos, verduras, arroz, alguna gamba y sandía. Está todo
muy bueno y nos ponemos las botas (niños incluidos).
Con los ánimos renovados decidimos encarar otro de los platos fuertes del día: el ascenso al mirador de la MUA CAVE. Tras 10 minutos de conducción pasando a través de los arrozales (suponemos que este es el camino que hubiésemos hecho con las bicicletas) llegamos a la base de una escarpada montaña. En la ladera se puede apreciar un pronunciado tramo de escalinatas de piedra que llevan hasta su cima ( concretamente 468, o 486 ¿? ) . Hung nos mira con reticencias, especialmente a los niños. ¡Qué poco nos conoce! ¡Lo conseguiremos seguro!
Con los ánimos renovados decidimos encarar otro de los platos fuertes del día: el ascenso al mirador de la MUA CAVE. Tras 10 minutos de conducción pasando a través de los arrozales (suponemos que este es el camino que hubiésemos hecho con las bicicletas) llegamos a la base de una escarpada montaña. En la ladera se puede apreciar un pronunciado tramo de escalinatas de piedra que llevan hasta su cima ( concretamente 468, o 486 ¿? ) . Hung nos mira con reticencias, especialmente a los niños. ¡Qué poco nos conoce! ¡Lo conseguiremos seguro!
En la base se encuentra la cueva que da nombre al emplazamiento: no es nada
del otro mundo pero tiene una simpática escultura de un tigre protector. Sin
pensarlo mucho nos ponemos manos a la obra con la ascensión.
No tardamos mucho,
la verdad (apenas 20 minutos). Con picar un poco a nuestro David conseguimos
que se lo tome como un reto (está de buen humor): hace una subida espectacular:
siempre delante y con una sonrisa en la cara.
-
“¿No hay más escaleras?” – primer vacile.
-
“¡Esto estaba chupado!” – segundo vacile.
A los demás nos cuesta un poquito más, especialmente a Jordi que tiene que
hacer la mitad de las escaleras con Laura en brazos. La verdad es que nuestra
pequeña se porta como una campeona ya que alguno de los escalines son muy altos para su pequeña estatura. La verdad es que flipamos con
su “mid-ascension” tercer vacile,
éste marca de la casa. Llegamos a la cima sudando a mares y teniendo que
sentarnos para coger aire. En todo caso, a pesar de nuestro lamentable estado
en la cima… ¡RETO CONSEGUIDO!
En la cima tienes una pagoda con una Lady
Buda (no deja de sorprendernos el protagonismo de las mujeres en Tam Coc:
mujeres barqueras, mujeres buda, …) y enfrente la escultura de un dragón
protector. Las vistas son sencillamente espectaculares: tienes una panorámica
de 360º del valle con las montañas kársticas, el río repleto de diminutas
barcas, los arrozales y Ninh Binh a lo lejos. Tomamos unas fotografías y
cogemos aire. No hay mucho espacio en el mirador pero hay pocos turistas a esa
hora y estamos tranquilos. Iniciamos el descenso que realizamos sin problemas
(ambos niños bajan solos). Justo al finalizar el descenso el tiempo cambia de
repente, aparecen unos nubarrones y se pone a diluviar. Nos resguardamos en un
saliente de la ladera de la montaña y esperamos unos minutos a que amaine.
El guía nos propone iniciar el viaje de regreso a Hanoi (son casi las 16:00
hrs) pero vuelve a salir el sol y le proponemos completar el programa del día
haciendo una visita rápida a la Ciudadela de HOA LU. Hung accede de buen grado. Hoa Lu se localiza a 12 km al
noroeste de Ninh Binh y fue la capital de Vietnam durante el reinado de la
dinastía Dinh (968-980) y la primera dinastía Le (980-1009). Los Dinh
escogieron el lugar por su emplazamiento (queda resguardado entre las montañas
en medio del valle) y por su lejanía con la frontera china. La entrada es
imponente y un cártel en lo alto nos informa de que están de celebración pues
están en su 1060 aniversario. La visita es corta pero de un gran interés
histórico. Gran parte de la Ciudadela está en ruinas pero hay dos templos que
aun están en pie. Hung nos explica que ambos tienen la misma distribución y
optamos por visitar uno de ellos, concretamente el del rey Dinh (David empieza
a quejarse con razón pues empieza a estar muy cansado. Laura acepta hacer la
visita pues va a caballito de Jordi). El estado de conservación es bastante
bueno: en la zona sur tienes un lago en forma de semiluna y si tomas la avenida
principal y tras pasar por diferentes portales llegas al templo principal con
el pedestal de piedra del trono real, campanas de bronce, gongs, armas …
A nuestro pesar (son casi las 17:00 hrs) toca iniciar el regreso a Hanoi.
Nos esperan 2 horas de conducción bastante tranquilas (como se ha hecho más
tarde de lo esperado hay menos tráfico a la entrada a la capital). Laura se
queda dormida. David se come unas galletitas. ¿Y los papás? Pues los papás
todavía están con la cabeza en Tam Coc, reviviendo las bellas y evocadoras
imágenes que quedarán grabadas en sus recuerdos.
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