27 de julio de 2017

SIGIRIYA: LA ROCA DEL LEON Y LA BARCAZA AZUL

A las 8h quedamos con Dhanu y en 15 munitos nos plantamos en la cola donde se compran los tickets para entrar en Sigiriya, Patrimonio de la Humanidad. Uno más del total de 7 que alberga esta inquietante isla. Nos preocupa un poco el tema de las escaleras que ascienden por la pared de esta inmensa roca escarpada, pero Dhanu nos asegura que es seguro y que podemos subir con los peques. La segunda preocupación es si Laura, que tiene ahora 4 años, aguantará la ascensión. Subirla a cuestas no es ninguna broma.


No hace demasiado calor a estas horas. Aunque Dhanu nos propuso subir incluso más temprano e ir a desayunar al acabar. Le dijimos que no porque pensamos que ir con el estómago vacío sería todavía más duro.  

La roca de Sigiriya, que se eleva sobre las llanuras centrales, es probablemente la imagen más espectacular de Sri Lanka. Subir hasta la cima es toda una aventura: en lo alto te espera una cumbre llana que contiene las ruinas de una civilización antigua que en su día se relata que probablemente fuera el epicentro del efímero reinado del rey Kassapa donde se refugió para poder gobernar tras asesinar a su padre ( era el hijo bastardo y temía las represalias de su hermano, legítimo heredero al trono ).




Decir que el camino está acondicionado con escaleras y barandillas ( por si alguien pensaba que había que escalar nada ): en la mayor parte de tramos asciendes por las escaleras originales aunque hay algunos en los que son de las modernas por cuestiones de seguridad. Aun así hay alguna zona algo peligrosa ( el viento no ayuda nada ) pero si vas con cuidado y sin hacer tonterías no hay peligro alguno ni siquiera con niños pequeños. Además nos encontramos con una importante ventaja: por la mañana, la vertiente por la que se asciende está de espaldas al sol por lo que hace menos calor. Sólo te lo encuentras en el tramo final de la ascensión y en la cumbre.  

Durante la ascensión te encuentras con diferentes puntos de interés que la hacen más llevadera:
  1.  Jardines Reales: se encuentran en la base de la roca y te amenizan la llegada. Están separados a 3 niveles. En el nivel más bajo te encuentras los jardines acuáticos o Water Gardens, terrazas simétricas que se extienden hasta los pies de la roca. Como estamos en temporada seca no vemos nada de agua en ellos. Es un bonito lugar para explorar lejos de la multitud aunque por razones obvias no nos detenemos: el tiempo pasa y cada vez hace más calor en la cumbre. Los tenemos fotografiados desde la cumbre y la verdad es que la imagen es espectacular. Nada más empezar a subir te encuentras los jardines de piedras o Boulder Gardens: están sembrados de enormes rocas o cuevas: Dhanu nos explica que en su tiempo sirvieron como refugio para los monjes budistas. En efecto, vemos detalles en las paredes de roca similares a los vistos en Vessagiriya cuando visitamos las ruinas de Anhuradaphura. A este nivel también te encuentras las ruinas del supuesto palacio de verano del rey Kassapa con su correspondiente salón de audiencias. Y finalmente, un nivel más arriba, están los jardines en terrazas o Terraced Gardens.
  2.  Los frescos de Sigiriya: nos los encontramos a media ascensión. Te tienes que separar del camino principal y subir por una escalera de caracol abierta hasta una larga galería cubierta junto a la pared de roca. Los frescos son realmente espectaculares por su nivel de detalle y lo bien conservados que están pues conservan su color. Los frescos representan casi una decena de mujeres con el talle ajustado y hermosos pechos al descubierto. No se pueden tomar fotografías. Posible origen: concubinas del rey Kassapa para quienes insisten en que Sigiriya fue una fortaleza militar o apsaras – ninfas celestiales – según los defensores de la teoría más moderna que asegura que la Roca ha sido siempre sede de órdenes monásticas budistas. Tampoco se conoce la fecha exacta de su realización: se especula con que podría ser el siglo V. También se especula con que pudiera haber hasta un centenar de dibujos.
  3.  El muro de los graffitis o Mirror Wall: una pared de 3 metros de altura cubierta de un barniz brillante en la que los visitantes escribían sus impresiones tras observar las mujeres de los frescos. Se consideran de un gran valor histórico pues datan de los siglos VI-XIV. Para nosotros supone un buen resguardo del viento durante un buen tramo y sin tener que preocuparnos de que ningún niño se escurra por algún agujero.
  4.  Las garras del león: el estrecho sendero da a una gran plataforma en el extremo norte de la roca. Allí te encuentras con 2 zarpas de león justo donde se inicia una escalinata para el último tramo de la ascensión. Se dice que hubo un tiempo en que había un colosal león de ladrillo y que la escalera se introducía literalmente en su boca. Este último tramo de ascensión es especialmente duro y el más complicado:
- la escalinata es estrecha y en muchos tramos ( salvo en los más altos ) coincides al subir con gente que baja
- aunque hay barandilla hay “huecos” por donde se te podría llegar a escurrir un niño al vacío
- estás expuesto al sol y hace mucha calor
- estás cansado

De todos modos, si se va con cuidado, no resulta peligroso. Nosotros la podemos hacer, Laura incluida ( se le puso entre ceja y ceja que podía llegar solita hasta la cima y está muy cerca de conseguirlo; sólo en el último tramo de escaleras, Dhanu la coge en brazos para ayudarla ).

En la cima, lo primero que haces a parte de recrearte con las vistas, es darte un sentido homenaje y subirte para hacerte la foto de recuerdo en una zona tipo pedestal con 4 rocas que marca el lugar más alto de la roca. Después recorres anonadado el recinto superior: y es donde nos encontramos con la sorpresa final: las ruinas de lo que se supone que fue el lugar elegido por el rey Kassapa para instalar su capital fortificada. Está todo bastante derruido pero no olvidemos que se encuentra en lo alto de una roca y a la intemperie. Vamos con cuidado con los niños: están cansados y no deja de ser peligroso: no hay ninguna barandilla de protección. Las vistas son impresionantes, especialmente las de los jardines reales. Pasamos por los restos del palacio del rey, por una gran cisterna y por un banco que hace las veces de trono del rey.

Las garras del león 
Después de un rato iniciamos con calma el descenso. Ahora si toca llevar a Laura en brazos. Un servidor – Jordi – la coge sin pestañear no vaya a ser que el buenazo de Dhanu se vuelva a atribuir el mérito ( ¡que padre no hay más que uno! ). Todo y que las piernas nos empiezan a temblar un poco, bajamos sin excesivos problemas con alguna paradita técnica para las explicaciones históricas de Dhanu. Ya en la base nos encontramos con la Cueva de la capucha de la Cobra; un saliente con dicha forma que es una cueva en la base y que como las demás que vemos en las Boulder Gardens era un refugio para los monjes budistas.


Llegados a este punto renunciamos a ver nada más: la visita nos ha llevado más de 3 horas y nuestros peques están rendidos. Toca parar y descansar.
Laura nos sorprende con el empeño y la tenacidad con la que quiere demostrarnos que ella puede llegar solita hasta la cima, aunque justo en el tramo final, Dhanu la coge en brazos porque los escalones son bastante más empinados.




El punto más alto

Los jardines

La cobra




El descenso

Volvemos al hotel donde nos sorprende la celebración de una boda. Los vistosos colores de los vestidos, las telas de seda pintadas de oro y la música en directo, inundan los jardines del hotel. Nos toca ser espectadores, desde la piscina, donde, a pesar de la fiesta, decidimos refrescarnos.
Laura llama la atención de algunos de los invitados. Una abuela que sostiene en brazos un bebé, y que va acompañada por una niña encastada en un precioso vestido rojo con dorados bordados, se nos acerca. Nos ofrece un plato que aceptamos por compromiso. No queremos rechazar la invitación. En el plato vemos trozos de una manzana sazonada con pimiento. Hacemos de tripas corazón y con una sonrisa algo forzada cogemos cada uno un trozo y nos lo comemos. Arrrr! En fin, que en cuanto tenemos la oportunidad, y antes de que alguien quiera invitarnos a probar nada más, nos volvemos a la habitación para cambiarnos.

Dhanu nos recoge a las 15h para ir de paseo; me explico, la idea es dar un paseo en barca para tener vistas de la roca de Sigiriya. Nos parece una buena manera de pasar la tarde y de premiar a los peques con algo emocionante y divertido para ellos. Más allá de lo que esperábamos, lo que sucede es lo siguiente:

1-     Un par de hombres nos suben en un carromato con un techo tejido con hojas de cocotero y que es arrastrado penosamente por una especie de buey al que maltratan para que se mueva. David se da cuenta de que no es algo habitual.
2-      Llegamos a un tramo a partir del cual hay que caminar unos metros, en pleno campo, hasta llegar al lago. Allí nos espera una barcaza de color azul que nos lleva a la otra orilla en menos de 10 minutos. El pequeño paseo nos regala vistas a lo lejos de la roca. Los peques están encantados.
3-      En la otra orilla, nos espera una choza con una mujer que nos invita a enseñarnos varias cosillas tradicionales: nos enseña como separan las semillas de arroz, cómo lo molen, cómo parten o rallan un coco, cómo cocinan una especies de tortitas con  coco, harina, lima, tomate y cebolla. Nos ofrece una merienda con dichas tortitas, acompañadas con una especie de cus-cus que ha preparado con un toque de guindilla (menos mal que ha puesto poca ), un delicioso mango y por último una infusión preparada con las hojas de una flor con propiedades sanatorias. En fin, toda una experiencia. Jordi no deja de pensar en el médico de Sanidad Exterior y en sus consejos con respecto al campo y a la comida.
4-      Para deleite de los niños, y después de un pequeño paseo a través de un campo de cebollas, unas chozas habitadas y un palmeral, llegamos a un camino donde nos espera un tuc- tuc tuneado ( según David ). Nos embutimos los 4 + Dhanu + conductor y llegamos al punto de partida.













La alternativa a todo ésto, habría sido quedarse en el hotel con el jolgorio de la boda.





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