1 de julio de 2024

EL GRAAAAN BUDA DE LESHAN

Salimos del hotel pronto  para coger el metro en dirección a la estación de trenes de Xian. No hay que hacer trasbordo y es muy cómodo. La única pega es el trajín de maletas.

En la estación de Xian aprovechamos para comprar el desayuno en un Starbucks: una forma segura aunque algo cara de pillar un buen capuccino, croissants y unos yogures con topping. El viaje dura un poco más de 3 horas y nos plantamos en la ciudad de Chengdu pasadas las 12.00 hrs. Esta vez decidimos coger un taxi en la estación. Lleva taxímetro y y tenemos conductora; conduce muy tranquila teniendo en cuenta los estándares del país, lo cual es de agradecer. El trayecto dura una media hora y nos permite hacernos una pequeña idea de como es la ciudad. No es muy diferente de Beijing o Xian; avenidas amplias, coches de alta gama, infinidad de motos y bicicletas, bloques enormes y gemelos de pisos, etc... Es una ciudad de 23 millones de habitantes y se tiene que notar. Sí destacan 2 cosas: lo primero es que aquí los puentes que salpican la ciudad están llenos de vegetación ( a lo The last of us o Niño Ciervo). Lo segundo es que hay figuras o paneles de Pandas por todas partes, especialmente en las zonas de parques y centros comerciales. Se nota que aquí el Panda es el rey de la ciudad. La carrera nos cuesta sólo 32 yuanes (ver para creer).

Hacemos el check in en el hotel y dejamos las maletas en la habitación (estamos teniendo bastante suerte en este viaje ya que nos están dando las habitaciones bien pronto). Le preguntamos al recepcionista donde ir a comer y nos envía a una zona comercial que hay cerca con una variado oferta de restaurantes. Como son más de las 14:00 hrs está todo bastante chapado pero a pesar de todo nos hacemos una primera idea de como es la zona con muchas tiendas y puestecitos de comida. También hay supermercados (para aprovisionarnos) y tiendas de venta de animales (da un poco de pena ver a perritos y gatitos en los escaparates poniéndote ojitos.

Esta vez los niños nos convencen para entrar en el McDonalds. Piden ellos la comida en el pantallón de la entrada. No veas lo bien que se apañan. Al menos comemos fresquitos y sin inventos de salsas picantes o vísceras. Pasamos el resto de la tarde tranquilos en el hotel: pantallas, publicar blog y un poco de colada. Tenemos buena WIFI esta vez.

Para cenar volvemos a la zona comercial del mediodía. Ahora está todo mucho más animado. Encontramos un japonés de esos que te ponen las brasas para que te cocines tu mismo la carne y la verdura. Nos apañamos con el pedido (todo con el móvil y menos mal de las fotos y los números de los platos). Añadimos sashimi de salmón (a Laura le encanta), arroz y cerveza y sale un gran cena. De camino de vuelta nos hacemos con una ración generosa de sandía que nos repartimos entre todos y compramos agua y algún que otro capricho en el super. Cerca del hotel nos encontramos un grupo de mujeres haciendo clase de baile en plena calle: están con un tema de Michael Jackson. Curiosa fusión!

Al día siguiente tenemos contratada otra excursión con Civitatis. Nos pasan a recoger a las 08:00 hrs. Tenemos otra vez conductora  y una joven guía de 23 años, Cecilia. Nos vamos a Leshan a visitar al Gran Buda. El trayecto en coche nos lleva dos horas. Por el camino hacemos parada logística (WC) en una estación que está junto a una plantación de té, con unas vistas muy chulas.

La visita nos cuesta 240 yuanes (80 x 2 adultos + 40 x 2 niños). Para llegar al Gran Buda primero nos subimos a un pequeño minibus que nos acorta el camino y después hacemos un cómodo recorrido a pie por la ladera de la montaña. El enclave de Leshan no sólo incluye el Gran Buda, sino que también se puede visitar el Templo budista de Lingyun. Allí nos encontramos con una escultura femenina de Buda y diversas zonas de adoración. También nos encontramos con una escultura del maestro Haitong, que fue el monje que decidió crear en el 713 el famoso icono protector (el Gran Buda de Leshan) del acantilado. Y es que la confluencia de los ríos Min, Dadu y Qinyi era muy traicionera y era lugar habitual de naufragio de barcos (también se usaron los escombros para rellenar el lecho del río y acabar con los bancos de arena. Las visitas río desde la ladera son muy chulas.




Se tardó muchos años en acabar la construcción. Desde lo alto se puede contemplar toda la figura, pero especialmente su cabeza. Por ejemplo: cada oreja mide 7 metros y 5.6 la nariz. Es uno de los budas más grandes del mundo. Recorremos la zona y hacemos multitud de fotos. Hoy está la visita muy tranquila, con pocos turistas chinos. La verdad es que después de las avalanchas de los últimos días, se agradece un poco de tranquilidad. El paraje ayuda.




Como son cerca de las 13.00 hrs tenemos que escoger entre hacer la caminata por las escaleras hasta los pies de Buda (y el consabido regreso; se estiman 2 horas) o hacer un recorrido en embarcación por el río Min. La decisión está clara: hace un calor del copón, los niños están próximos a rebelarse, la espalda de Jordi va mal y Fani no hizo la visita fluvial hace 16 años ( entonces no se podía ). Al barco se ha dicho!

El recorrido en embarcación nos cuesta 280 yuanes (somos cuatro) y dura apenas 30 minutos. Pero vale la pena. Las vistas del Gran Buda son las mejores y son flipantes. Se acerca bastante. En la ida pasa muy deprisa, pero al regresar se detiene un buen rato y da tiempo de sobras para hacer todas las fotos que quieras. De lejos se puede apreciar la silueta de las montañas y Cecilia nos explica que se puede ver la figura de un Buda tumbado con la figura del Gran Buda excavado en el corazón. Con un poco de imaginación lo podemos ver. Hace mucho calor y un solazo que no veas pero no vamos a quejarnos que el tiempo amenazaba lluvia a primera hora. Acabamos la visita en la cabina del barco, climatizada.


Fani está alucinada con los cambios que ha sufriso Leshan en estos 16 años. Mucho más turístico y con infraestructuras muy desarroladas.

Cecilia es un encanto y nos explica muchas cosas. Es uno de los 4 guías que hablan castellano en todo Chengdú (recordemos que hay 23 millones de habitantes). Además ha aprendido en 4 años, lo cual nos parece excepcional.

Nos vamos a comer a un restaurante local a “degustar” las “exquisiteces” de la comida china. Como son las 14:30 hrs, aquí los restaurantes ya están cerrados. Cecilia ha reservado sitio en uno, que permanece abierto SOLO PARA NOSOTROS. Ver para creer! Ya nos tienen un menú degustación esperándonos. Hay muchos platos y la verdad es que el esfuerzo se agradece. El pato tiene mucho éxito (algo endulzado pero sin salsas ni cosas turbias) y el arroz blanco también. Lo demás ya empieza a costar. Uno de sus platos estrella es una papilla - puré de pollo que nos muestran con orgullo. Cecilia hasta nos enseña un video de un famoso cocinero que explica como prepararlo... Que queréis que os digamos... Que echamos de menos nuestras pechugas de pollo rebozaditas? Pues lo decimos! Y de lo demás mejor no hacer comentarios... Esta cocina es muy complicada para nosotros...


El regreso en coche es bien tranquilo: 2 horitas apalancados en los sillones del coche con el aire acondicionado y siesteando. De lujo!

Ya en el hotel aprovechamos para descansar un rato y empezar a preparar las maletas que mañana toca madrugón y otro tránsfer. Damos un paseo por la zona comercial, próxima al hotel: a estas horas esta mucho más animado y hay muchos puestecitos abiertos. No nos atrevemos con ninguno y acabamos en el restaurante japonés de anoche. Esta vez los niños nos ayudan a cocinar las carne y las verduras en las brasas. Se les da muy bien! Está todo muy rico! De vuelta sí compramos algo de fruta y un pincho de fresas caramelizadas a Laura. Le encanta!

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