28 de agosto de 2021

LA RUTA DE LOS DRAGONES

Se dice que los dragos, esos árboles tan peculiares de los que no podemos decir cuántos años tienen, excepto si contamos sus ramas, esconden en su interior la sangre de un dragón. Más allá de su misticismo, el más famoso es el drago de Tenerife. Sin embargo, en ningún otro lugar hay más dragos que en La ruta de los Dragos de La Palma. Para encontrar el inicio de la ruta hay que dirigirse a Buracas, y aparcar cerca del museo de interpretación del Gofio. Nosotros decidimos aparcar antes de coger el desvío que te lleva al museo, a la salida del pueblo de las Tricias. No por nada, pero es que la carretera nos ha parecido de esas de aquí solo cabe un coche, y no nos hemos fiado. Tampoco habrá que caminar mucho ¿ no ? 

Nos cuesta un poco encontrar el track que te lleva a Buracas, pero ahí que vamos. Todo el camino hace bajada ( Mmm, después a la vuelta nos arrepentiremos ). Paseamos entre granjas, casas que parecen abandonadas, terrazas de plataneras y cultivos, gallineros...no sé, seguro que es por aquí ¿? 

Al final, después de media hora, llegamos al Centro de Interpretación. Justo en la parada de bus, hay un camino que parece la entrada a alguna propiedad privada, que te lleva a otro camino rodeado de dragos. Allí están, sí. Dejamos a los niños a la sobra de un árbol y bajamos nosotros. Así les ahorramos el calor y el esfuerzo de la caminata que nos damos. A lo lejos vemos cuevas habitadas. Parade que hemos topado con la casa de verano de Bilbo Bolsón. 









A pie de uno de los dragos, hay una caja de cristal llena de libros y abalorios. También hay un pequeño tarro. La idea es que tú te llevas un libro o una pulsera y dejas el dinero que valen ( hay cartelitos caseros que dicen cuánto cuestan ) en el tarro. A esto lo llamamos tener fee en el ser humano. Le explicamos a los niños que la gente que ha montado este chiringuito no vigilado, cree, se fia y confia en la gente. No sé si ya no son tan incrédulos como antes, así que para demostrárselo accedemos a conprar dos pulseras superfeas y metemos el dinero en el tarro. 

La vuelta nos deja exhaustos. Cojemos el coche y nos vamos a comer ( Jordi reserva por el camino ) al recomendado restaurante Kiosko Briesta. Está en la región de Garafía, pasado el desvío del mirador del Roque de los Muchachos. El sitio es realmente acogedor. Rodeado de terrazas de viñedos. 

Acabamos el día haciendo dos cosas más, de camino a nuestro alojamiento:

1.- Paramos en el Mirador del Time, desde donde tenemos una panorámica de los Llanos. Ahora ya entendemos por qué los llaman así.


2.- Paramos en el centro de los Llanos: recargamos pilas merendándonos un zumo de fruta natural en un café  y compramos calzado de trekking para los peques. 


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