GRAN BUDA DE AUKANA Y TEMPLO REAL DE DAMBULLA
Nos despedimos del Hotel Palm Garden Village, donde hemos estado de lujo. Las
habitaciones se disponen en forma de bungalows a la largo de un jardín lleno de
árboles. La recepción es un edificio colonial con techos altos y grandes
columnas. Llama la atención que el espacio no está nada aprovechado. En la
recepción apenas hay un par de muebles. Está casi bacía. No olvidemos que en
realidad estamos en una isla donde el turismo todavía está desarrollándose.
A pesar de tener wifi solo en las zonas
comunes y en general de no muy buena calidad, hemos conseguido publicar alguna
cosa. Lo que más nos ha gustado de este hotel es la piscina, con una zona
perfecta para los peques. Lo que menos, los monos. Los hay por todas partes y
son revoltosos e incluso agresivos. No podíamos dejar ropa ni las zapatillas en
la terracita del bungalow porque se lo llevan para jugar. En general, la
experiencia nos ha gustado y repetiríamos.
Hotel Palm Garden Village |
Una hora y media de coche y nos plantamos
frente a la espectacular estatua del buda de Aukana, de 12m de alto. Está
literalmente esculpido en la piedra.
Comemos como de costumbre, en un
restaurante con un buffet por el
camino y una hora después llegamos a Dambulla, hacia las dos de la tarde, con
un sol de justicia. Des de la furgoneta vemos el mercado al por mayor más
grande de Sri Lanka, abierto las 24h, donde todos los comerciantes vienen a
buscar la mercancía para sus negocios.
Llegamos al Templo Real de las cuevas de Dambulla.
De nuevo, nos esperan unos escalones en
una ladera de roca que ascienden a través de un paisaje verde esmeralda. Las
vistas nos impresionan. En esta ocasión, Laura quiere subir sola todos los
escalones. Dice que es mayor y que ella sabe… a ver cuánto dura.
Al menos, esta vez, podemos quitarnos las
zapatillas cuando ya estamos en la entrada, lo cual se agradece. Es un lugar de
culto, un lugar sagrado.
El Templo consta de 5 cuevas de
diferentes épocas. Curiosamente la menos antigua es la menos conservada. Dhanu
nos explica que es porque las técnicas de restauración, han pasado por unas
pocas familias de generación en generación hasta perderse por completo. Contiene más de 150 esculturas y pinturas de
buda impresionantes. Es una colección de arte religioso de más de 2000 años,
que los diferentes reyes de la época han ido completando hasta el siglo XX. Uno
de los reyes hizo que las cuevas se doraran, haciendo que el lugar fuera
conocido con el sobrenombre de Ran Giri
(cueva dorada). La coherencia visual impresiona. Dhanu nos explica con tono solemne la historia de cada una de las cuevas. Las fotos para nada expresan lo impresionante que es este lugar.
Los peques están más interesados en
saltar por las rocas que en ver las cuevas, así que nos turnamos para poder
verlas y hacer fotos. No dejan que en las fotos salgan personas, sólo puedes
fotografiar las estatuas y pinturas, así que nada de selfies. Esta vez no pasamos tanta calor. El templo se sitúa a 160m
de altura y nos regala una brisa agradable.
Nos marchamos satisfechos, impresionados,
impactados.
Ruta de nuevo. Las carreteras son
tortuosas y polvorientas, están mal asfaltadas y tiene un carril en general.
Los adelantamientos son de vértigo. Me explico: como norma general, cuando
adelantas un coche esperas que el carril contrario no esté ocupado. Aquí, si lo
que hay en el carril contrario ocupa menos que lo que ocupas tú con tu
vehículo, adelantas igual, de manera que podemos coincidir todos en el mismo
momento, en el mismo espacio. Ya me estoy empezando a acostubrar, aunque al
principio era una tortura.
Nos alojamos en al Hotel Amaya Lake. Y
efectivamente, como indica su nombre, tiene un lago!! Aquí estaremos sólo una
noche. Por supuesto toca premio para los peques; piscina y paseo a orillas del
lago. En el hotel organizan salidas para avistar pájaros ( dentro de las
instalaciones del mismo hotel ), pero no tenemos tiempo. Las habitaciones son
también bungalows que salpican los jardines, meticulosamente cuidados. Nuestro
bungalow está justo al lado de un cultivo de espinacas. Imposible perderse. La
conexión wifi es genial ( en todo el recinto ).
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