24 de julio de 2014

LA ESPADA QUE MATA AL DRAGÓN

Nuestro último día en Estocolmo. Toca levantarse un poquito más tarde ( generalmente la hora la escoge Laura ). Desayunamos té con tostadas con philadelfia. David se toma un supertazón de leche con colacao y galletas y Laura sus cereales. Cada vez hay que cantarle y hacerle más gracietas para que coma. 
Salimos y vamos a nuestra parada de metro mientras David dice que hoy sólo quiere subir en metro y nada más... le encanta. 
Nos bajamos en el barrio de Gamla Stan, el centro, donde además de la Plaza Mayor está el Palacio Real. Pasamos del cambio de guardia Real ( dura más de una hora y es a pleno sol ) y decidimos entrar a visitar el Palacio. Las estancias, salas y salones convenientemente expuestos, con sus carteles de prohibido pasar y prohibido hacer fotos. Pero bueno, al final siempre se te escapa alguna. A David no le ha interesado demasiado. Y como un niño aburrido pesa mucho, me he inventado la historia de que teníamos que encontrar la salida porque nos habíamos perdido en ese castillo tan grande...
Hemos tenido que dejar el carro de Laura en el hall. No está nada preparado para niños. Ni siquiera hay cambiador en los lavabos. Qué lejos estamos de los castillos del Loira.








Visitamos el Palacio en dos partes; la primera antes de comer ( las dependencias ) y la segunda después de comer en un pequeño local perdido entre las callejuelas del Gamla Stan.

La segunda parte de la visita la hemos concentrado en ver el tesoro ( básicamente las coronas y armas de los reyes ) y parte del castillo que se descubrió bajo el Palacio.

David nos ha preguntado al ver los tesoros: - dónde está el dragón que han matado con esa espada? Así que lo hemos buscado en las mazmorras del castillo. Cuando ha visto el dibujo de un dragón en las escaleras que bajaban a los sótanos me ha dicho: - mamá, esto es increíble!!!
Después paseo obligado por las callejuelas del centro. 


 
 

Mañana nos vamos a Stavanger, Noruega.

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