Nos despertamos otra vez con un chaparrón de agua. Pero es
nuestro último día en Bélgica y no estamos dispuestos a perder el tiempo.
Decidimos cubrirnos con nuestros chubasqueros y salir a la
aventura.
Nos subimos al metro ( ahí no te mojas ) y nos bajamos en la
parada de Heysel ( línea 6 ). Ahí nos espera el Atomium con sus 9 mágicas
esferas. Le decimos a David que vamos a explorar una nave espacial y nos sigue
entusiasmado. Encontramos poca cola ( será por la lluvia ). La entrada cuesta
11 euros por adulto. Los niños y marcianos suben gratis.
Lo primero que hacemos es coger el ascensor central y subir a
la esfera más alta. Está organizada como un mirador circular ( similar a la
Torre Montparnasse de Paris aunque menos espectacular ). Mientras vas dando la
vuelta tienes unas preciosas vistas de Bruselas. Después bajamos y completamos
el resto del recorrido: se pueden visitar otras 4 esferas. Las dos que más nos
han gustado son:
- la primera: hay una exposición sobre el diseño y construcción
del monumento para la Exposición Universal de 1958 con interesantes referencias
históricas de la época.
- la tercera: a oscuras y con un bellísimo espectáculo de luz y
sonido. A David le ha dado un poco de miedo y me lo he tenido que llevar en
brazos ( creía haber visto un marciano… ).
También nos han gustado las escaleras mecánicas entre esferas
con una ambientación futurista de lo más chula.
Tras la visita nos ha sorprendido de nuevo la salida del sol.
Otra vez el calor!
Despues de la visita al Atomun hemos ido al Bru Park ( justo al lado ) que es un
gran centro comercial ( recuerda el Maremagnum o Diagonal Mar en Barcelona )
donde hemos comido bastante bien aunque caro.
Lo interesante del Bru Park nos esperaba tras la comida: el
Mini Europe. Una Catalunya en miniatura pero a lo grande. Allí están
representados edificios emblemáticos de todos los países de la Unión Europea. Es
imposible no sentirte identificado con la gran mayoría de ellos ( especialmente
con aquellos que has visitado alguna vez ). Eso sí también de das cuenta de lo
mucho que te falta por visitar y lo grande que es Europa.
David se lo ha pasado genial corriendo de una atracción a otra
y apretando todos los botones de cada una de ellas: unos hacían sonar el himno
del país, otros ponían en marcha una fuente, un molino o un carrera ciclista y
no digamos nada de los barcos o trenes que se ponían en marcha!
El recorrido es más largo de lo que nos imaginábamos
inicialmente y casi nos hemos pasado toda la tarde ( hemos aprovechado para
merendar a media visita ).
Tras la visita damos un paseo tranquilo por los alrededores del
Atomium: hay un parque que pretende emular al de los Campos Eliseos de Paris. Se
nota que es un sábado de mes de Julio: nos topamos con un montón de domingueros,
una boda y hasta un concierto de verano al aire libre. David no duerme en todo
el día ( emocionado y sin parar de mirar a todos lados ). Laura también se porta
muy bien: la visita al Mini Europe la hace sentada en la silla de David sin rechistar excepto cuando quiere teta. Mamá Fani encantada.
Una vez más viajamos pensando en nuestros peques, especialmente David. Volvemos al apartamento para cenar tranquilos. Ésta es nuestra última noche.
Una vez más viajamos pensando en nuestros peques, especialmente David. Volvemos al apartamento para cenar tranquilos. Ésta es nuestra última noche.
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