6 de diciembre de 2018

AVENTURAS EN FURNAS

Nuestro tercer día de sol en la Isla de Säo Miguel arranca con un firme propóstito: explorar la Lagoa do Fogo. Hemos leído mucho acerca de ella. Pero la más recurrente es lo difícil que es verla pues suele estar siempre cubierta por una espesa neblina. Mucha gente ha pasado hasta una semana en la isla recorriendo cada día el paso de montaña sin posibilidad de verla desde los miradores.

Nos despertamos al amanecer y no nos entretenemos demasiado. En media horita llegamos a la zona de los miradores tras ascender desde el sur tras dejar atrás la población de Lagoa el pueblo de Remedios. Justo cuanto estamos a punto de llegar de repente nos envuelve una intensa niebla que no sabemos de donde ha salido. El caso es que lo tapa todo y es realmente fantasmagórica. Llegamos a los miradores: no se ve absolutamente nada. Esperamos un rato. Aparecen algunos vehículos más: todo el mundo corre la misma suerte; nula visibilidad y expectación al garete.
Reignados iniciamos la bajada por la ladera opuesta pensando en un plan alternativo para pasar el día. En el último mirador se abre un poco la densa niebla y conseguimos hacernos una día de cómo es la laguna. Tomamos unas fotos muy deprisa antes de que se vuelva a tapar por completo.

Cambio de planes: optamos por volver a la región de Furnas pues nos han quedado cosas chulas por ver. Lo primero que hacemos es tomar el desvío señalizado al mirador del Salto do Cavalo, que domina la laguna desde una altura de 805 metros y el mar (tanto al norte como al sur). El desvío supone un trayecto de 6.2 km pero merece la pena.

Mirador Salto Do Cabalo
Uno de los grandes alicientes de Furnas es visitar el parque botánico de Terra Nostra Garden (la entrada cuesta 8 euros por adulto). El espacio es más grande de lo que puede parecer al principio y está dividido en varios sectores, todos ellos perfectamente cuidados, con plantaciones temáticas. Lo primero que te encuentras es el lago artificial, de aguas ferruginosas, donde está permitido el baño. Lo dejamos para el final como recompensa para nuestros peques si se portan bien durante la visita. Decidimos nombrarlos exploradores oficiales y los lanzamos a la aventura por delante nuestro a buscar las marcas del camino de visita señalizado. 
Justo delante del lago artificial se alza un palacete decimonónico, la Casa do Parque. No se puede visitar.


La ruta prosigue después por los diferentes recintos con presencia de más de 140 variedad florales entre endémicas y foráneas. Destacar el Valle das Cycas (con hasta 55 tipos de palmeras), la recinto de las camelias (a pesar de ser invierno todavía hay bastantes en flor) y la avenida de las alamedas (espectacular). Completan la ruta un sinfín de paseos bordeados por palmeras y cañas de bambú. El recinto se ve atravesado por un río canalizado que alimenta varias lagunas (incluye una volcánica) y termina en zona de grutas.


Al final del recorrido nos espera la posibilidad de darse un baño en sus aguas termales tanto en el lago artificial como en la zona de las termas. Tienes vestuarios y hasta una ducha. Los niños se lo pasan de miedo, especialmente bañándose en el lago artificial aunque a los papis les faltan brazos (la profundidad es de 150 metros y no se ve absolutamente nada). La visita vale la pena. Estamos cerca de 3 horas dentro entre el recorrido y el baño.


Al salir nos damos cuenta que es más tarde de lo que nos pensábamos. Es lo que tiene ir de vacaciones por libre: el tiempo se pasa sin que te des cuenta. Son más de las 14:00 y tenemos que comer. Esta vez queremos desquitarnos y hacer turismo gastronómico de verdad. Tenemos abierto el restaurante Caldeiras & Vulcöes y decidimos ir allí a pegarnos un festín. Pedimos de todo: tabla de quesos, entrecotte (Jordi), pulpo (Fani), pasta (niños), vino blanco afrutado (¡brutal!) y pasteles y café de "sobremesa". La verdad es que nos ponemos las botas y tenemos el restaurante para nosotros solos (¡nada como viajar en temporada baja!).

Después de comer cuesta moverse, pero no nos queremos ir de Furnas sin pasear por la ladera del lago. Allí descubrimos al Gandalf de Furnas ( ver simplemente la foto ) y los peques se lo pasan genial corriendo y recogiendo ramas de árboles para jugar. Parecen inagotables!!!




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