19 de julio de 2018

GOOD BYE... VIETNAM

Nuestros 2 últimos días en Vietnam los pasamos en Hanoi. Estaba previsto pasar sólo el último pero la cancelación del 2º día de crucero por la Bahía de Halong nos "regala" un día más en la capital vietnamita. La decisión que tomamos es centrarnos en explorar la ciudad lo máximo posible aunque ya empezamos a ir algo justitos de fuerzas y el tiempo no acompaña en absoluto.

Miércoles 18 de Julio

Pasamos la mañana explorando las inmediaciones de los lagos Truc Bach y Ho Tay. Nos animamos a ir andando desde el Old Quarter: tardamos una hora. No es que sea mucha distancia pero hace calor y la circulación y la falta de aceras "en condiciones" merman todo intento de paseo. Ambos lagos están separados por el puente Than Nien. El lago Ho Tay es el que queda más occidental y es el mayor lago de la ciudad, con un perímetro de 15 km. Las vistas son bonitas y permiten hacerse una idea de una Hanoi algo más cosmopolita. En medio del puente nos encontramos con la pagoda de Tran Quoc, una de las más antiguas de Vietnam. Llegamos cuando faltan apenas 10 minutos para las 11:30 am (hora en la que cierran durante 2 horas) así que somos invitados a abandonar el recinto sin tiempo para podernos recrear lo que nos hubiera gustado. Dentro del recinto hay varios templos pero lo verdaderamente interesante es entretenerse a contemplar la que es una de las más bellas pagodas de Hanoi. Mide 15 metros y tiene 11 plantas; en cada una de ellas tienes una estatua de Buda (se van empequeñeciendo a medida que suben). Es una zona tranquila aunque no fuimos los únicos turistas que se dejaron caer por allí y pagaron la novata de llegar a la hora del cierre.




De vuelta pasamos por el lago Truc Bach, mucho más pequeño y bordeado de árboles. Vemos que hay unos cisnes acuáticos con pedales con los que puedes navegar. Nos miramos con complicidad: es un justo premio para nuestro peques por la larga caminata. Nos subimos los 4 en uno de los grandes justo cuando sale el sol; el paseo cuesta 200000 dongs y no hay límite de tiempo. Nos pasamos cerca de una horita navegando ¡Los niños se lo pasan genial!



Al mediodía decidimos ir bajando (de nuevo a pie) para explorar el oeste del barrio antiguo donde están la mayor parte de edificios históricos de la ciudad incluyendo el complejo mausoleo de Ho Chi Minh. Lo primero que nos encontramos es el templo de Quan Thanh. La entrada cuesta 10000 dongs y vale la pena visitarlo. Una vez entras, el lugar tiene el poder de aislarte de la gran urbe. Tanto el portal de entrada como el propio templo son muy bonitos. Está consagrado a Tran Vo, el espíritu del norte, cuyos símbolos de poder eran la tortuga (protección) y la serpiente (salud). Hay una imponente estatua de bronce suya del año 1677.


Seguimos bajando y acabamos rápidamente en la plaza Ba Dinh. Es enorme y está cortada al tránsito. Hay soldados vigilando por todas partes y zonas marcadas en amarillo por donde no se permite ni siquiera caminar a los peatones. Desde la plaza enseguida nos topamos con el imponente mausoleo de Ho Chi Minh. A esa hora está cerrado pero tampoco tenemos un especial interés en visitarlo. Seguimos recorriendo la zona. No hay restauración alguna y nos apresuramos a buscar un lugar para comer pues los peques empiezan a rebelarse. Acabamos en la calle Ngoc Ha, la opuesta a la plaza. Allí encontramos una pequeña cafetería donde nos tomamos unos zumos, unos sandwiches y unos noodles con ternera para chuparse los dedos.


Desde allí accedemos al recinto del mausoleo donde tienes acceso a varias zonas de interés turístico, aunque a nosotros sólo nos interesa una: la PAGODA DEL PILAR ÚNICO. Construida en el año 1049 por el emperador Ly Thai Tong, esta hecha en madera sobre un único pilar de piedra. El diseño se asemeja a una flor de loto y está rodeada por un estanque. Llueve en ese momento (para variar). Nos enteramos de que es una reconstrucción: una de las últimas acciones de los franceses antes de abandonar Hanoi en 1954 fue destruir el edificio original.



De salida y como tenemos tiempo libre, descubrimos un teatro de marionetas dentro del complejo. Queda una hora para la siguiente función (16:45 hrs) y nos apetece mucho asistir. Los niños están entusiasmados con la idea. Compramos las entradas y nos acercamos al teatro: se ve poca gente pero no queremos quedarnos muy atrás para tener una buena visión del espectáculo (los asientos no está numerados). Nos tomamos un café y llegamos con tiempo de sobras al teatro. Tenemos mucha suerte: no hay casi nadie. Nos sentamos en primera fila, al lado de unos jóvenes vietnamitas muy simpáticos que rápidamente se ponen a charlar con nuestro peques. Les enseñan unas palabras en vietnamita y les ofrecen algo de merendar. Esta vez David sí se deja hacer fotos con ellos. Nos impresiona que se esfuerce y hable en inglés con ellos. Realmente ha aprendido mucho. Está contento al darse cuenta de que entiende algunas de las cosas que le dicen. Se sonríe cuando le felicitamos.
Se acerca la hora de la función y no vemos que venga nadie más. Llueve mucho. De repente cierran las puertas y los chicos que estaban con nosotros se levantan y se cuelan detrás del escenario. ¡Pero si son los artistas! ¡Pero si no hay nadie más en la sala! Realizan la función sólo por nosotros. No sabemos si sentirnos unos privilegiados. Al final del espectáculo aplaudimos como locos, aunque el eco en la sala nos hace sentir un poco de pena. Nos habría gustado que la sala hubiera estado algo más llena. Los números se parecen mucho a los del Teatro del Long Theater, aunque no hay músicos en directo y es mucho más pequeño.
Cenamos en un local en la misma calle del hotel para no mojarnos demasiado. No deja de llover.




Jueves, 19 de Julio

Llueve. Aún así, decidimos salir de nuevo. Nos vamos a la Ciudadela Imperial, patrimonio de la Humanidad. No esperamos que sea como la de Hue, pero no nos resignamos a que el mal tiempo nos estropee nuestro último día en Vietnam.Vamos en taxi. Nos cuesta sólo 30000 VND ( 1,5e ). ¿ En serio ? Nos damos cuenta de que las veces que nos han estafado.



Lo más impresionante de la Ciudadela es la entrada principal ( o puerta sur ) con sus gruesos muros. Más allá de eso, el recinto consta de varios edificios que se utilizan como salas de exposición para las piezas que se han encontrado en algunas de las excavaciones. Una de las exposiciones conmemora el  60 aniversario de los pitufos ( sí, en serio ). Lástima que se acabó hace unos días ( uff, de la que nos hemos librado ).




La verdad es que, en general, todo el recinto está bastante deteriorado. Lo que más nos llama la atención es ver dos de los bunkers desde los que se planearon las operaciones militares contra los Americanos. Con mapas, fotos, utensilios como teléfonos antiguos, los muebles originales…
David se da cuenta de que el de la foto que hay en una de las paredes ( Ho Chi Min ) es el tipo que sale en los billetes.




Al salir de la Ciudadela damos un pequeño rodeo a sus murallas hasta llegar al Museo Militar donde se alza la torre de la bandera, uno de los emblemas de la ciudad. Después de eso tomamos otro taxi. Queremos llegar a un restaurante que está cerca de la catedral y que está recomendado en la Lonely Planet para darnos un final de fiesta con una buena comilona. De nuevo el taxista intenta timarnos. El taxímetro está claramente trucado. ¡Hasta David se da cuenta! Así que, indignados, decidirmos hacerle parar y nos bajamos. Mapa en mano conseguimos llegar a la calle donde supuestamente está el restaurante, pero no lo encontramos. Pasamos por delante de Grandma’s, un local que parece superpijo y entramos.  La comida está increíble: tomamos unos rollitos vietnamitas y ternera con salsa preparada en bambú. Los peques devoran su pescado preparado en hojas de platanero. De postre algo típico: plátano frito  rebozado con arroz. No lo habíamos probado antes.



Volvemos al hotel, no sin antes tomarnos un café con pasteles en el café del teatro. Toca descansar y cenar en nuestro local de siempre, el Old Quarter Hanoi. No es que la comida allí sea estupenda, pero el trato familiar y los espaguetis a la boloñesa nos convencen para volver una y otra vez.

Aquí acaba nuestra aventura en Vietnam. Toca avión de vuelta a casa vía Doha, con Qatar Airlines.

Las reflexiones siempre las dejamos para más adelante. Tenemos que procesar todo lo que hemos vivido en estos 28 días. Somos conscientes de lo privilegiados que somos. No todo el mundo tiene la oportunidad de viajar durante tantos días y tan lejos.

Volvemos a casa o como nos dice Laura, a nuestro mundo. Si es que existe más de un mundo...

Nuestra ruta:  https://www.polarsteps.com/fanimartinez/746440-camboya-vietnam







No hay comentarios: