2 de agosto de 2017

BANDARAWELA: LIPTON'S SEAT EN TUk TUk

En medio de un viaje ajetreado y lleno de sorpresas a veces es bueno sentarse tranquilamente a tomar un té y contemplar un bonito paisaje. Pero si lo puedes hacer junto a Thomas Lipton, el famoso magnate escocés del té que montó un negocio fructífero por muchos años en la isla, pues mucho mejor.

Madrugamos un poco y nos ponemos en marcha a las 07:30 am tras un excelente desayuno en nuestro hotel. Nos dirigimos a Haputale, pueblo mayoritariamente tamil, encaramado en los lindes meridionales de las tierras altas. Hace un día soleado precioso. Las vistas desde la furgoneta son espectaculares: pendientes pronunciadas a ambos lados con terrazas de plantaciones de té. A 11 kms de Haputale ( 1 hora de coche.. ) llegamos a la Dambatenne Tea Factory, la más popular en la zona y construida por Thomas Lipton en 1890. Allí tomamos un tuc-tuc en dirección al mirador Lipton’s Seat. El recorrido se puede hacer a pie ( nos cruzamos con turistas que sí lo hacen ) pero se hace por la carretera ( transitada ) y vamos con los peques. Optamos por la opción sencilla. Además a los niños les entusiasma volver a montarse en uno ( ya lo hicieron en Sigiriya ).





El camino es espectacular: laderas de montañas y terrazas de té por todas partes. También vemos construcciones tipo barracas en los lindes de las plantaciones donde probablemente residan los trabajadores de las plantaciones. La inmensa mayoría de los trabajadores del té son tamiles, unos de los grupos más marginados del país. Y la recolección ( las hojas se recogen a mano cada día ) la suelen llevar a cabo mujeres tamiles.  Conversamos con el chófer del tuc-tuc: nos explica que su sueldo diario suele ser de tan sólo 600 rupias al día ( ¡ al cambio son 3.4 euros ! ). Por el camino nos cruzamos con una recolectora y a cambio de una fotografía ( aunque ella no nos pide nada ) le damos 200 rupias.

Tras un largo ascenso y tras alguna que otra parada por el camino para fotografiar alguna vista deslumbrante llegamos a la cima, al Lipton Seat. Allí te encuentras un mirador con una estatua del magnate escocés sentado en un banco de piedra. Tienes una panorámica de cerca de 360º sobre el valle y las plantaciones de té magnífica. Podemos acercarnos a las plantas para observarlas con atención: los arbustos suelen plantarse a 1 m de distancia unos de otros en terrazas acotadas. Miden 1 m de altura y se podan con regularidad para que crezcan nuevos brotes, impedir la formación de frutos y maximizar la producción de hojas. Los niños se pasean por el mirador contentos tras la ascensión con el tuc-tuc y expectantes para volver a subir e iniciar el descenso. 
Unas mujeres nos paran para explicarnos que son tamiles, y descendientes de varias generaciones de esclavos en Sri Lanka. Recogen dinero para invertirlo en educación, ya que opinan que esa es la única manera de poder mejorar su forma de vida. Donamos algunas rupias y nos hacen rellenar un formulario donde consta nombre, email y cantidad donada. Teóricamente nos mandaran un email con lo conseguido para que veamos que no se trata de una estafa. 







El descenso es un poco accidentado: nuestro conductor baja a toda pastilla ( lo hace cada día y está acostumbrado; nosotros no ). Pinchamos una rueda. El chófer la cambia en 3 minutos ( le ayudamos un poquito ). Los niños se lo pasan genial.



Al llegar a la fábrica de té nos reencontramos con Dhanu y volvemos para Bandarawela. Antes de llegar al hotel nos paramos para visitar el templo budista de Dowa. Resulta una auténtica sorpresa dentro de su sencillez. Recordad que es un templo budista: de nuevo se precisa pantalón largo y descalzarse. Lo primero que te encuentras es un santuario que recubre una cueva en su interior ( su emplazamiento original tal y como nos explica Dhanu ). Conserva sus paredes pintadas originales y es espectacular ver como lo rodean las mismas paredes del edificio. Vemos esculturas de Buda, feligreses rezando y haciendo donativos florales y paredes pintadas con excelentes murales budistas de estilo ceilandés que explican la vida de Buda y sus visitas a la isla de Sri Lanka. Cuenta la leyenda que el templo también esconde un túnel subterráneo secreto que va directo a Kandy. Dhanu la confirma ( lo leemos en la Lonely Plantet ) y nos explica que dicho túnel conectaba hasta 5 templos, incluido el de Kandy y que se creó para comunicarlos de forma secreta y proteger el Diente de Buda en caso de asedio a uno de ellos. Nos aclara que en la actualidad quedan restos de algunos de ellos pero son ruinas. A la salida, como colofón final, nos espera un Buda erguido tallado en la piedra de 4 metros de altura.



 

Volvemos al hotel para la comida. Pasamos la tarde holgazaneando tan tranquilos. Los papás escriben blog y los peques su diario de viaje. Un poco de tablet y unas vistas desde la terraza que quitan el hipo con puesta de sol incluida. Día tranquilo de relax en las Tierras Altas.


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