7 de agosto de 2014

EL SERVICIO DE EMERGENCIAS

Es nuestro segundo día en Oslo. Hoy nos vamos al Castillo de Akershus. Toca cuento de princesas, caballeros, reyes y dragones.Va a ser una dia genial. Hace sol, pero por si acaso nos llevamos los chubasqueros. Ya hemos apredido a no fiarnos de este cielo. 
Cogemos el metro sin validar nuestros tickets. Nadie lo hace. Suponemos que es porque hay obras y en todas partes las puertas estan abiertas. El metro de Oslo es una pasada. Las líneas están muy bien organizadas. En un mismo anden paran hasta 6 lineas diferentes, así que no necesitas moverte para hacer transbordos. Es más cómodo y práctico. Sólo tienes que estar atento  para no equivocarte de número de metro.
Nos bajamos y vamos directos al castillo. Las vistas desde las murallas son muy bonitas. Entramos y visitamos el castillo bajo las atentas miradas de los vigilantes de las diferentes salas. Los muebles de madera maciza, las sillas de alabastro y los tapices de las paredes son impresionantes.







La entrada cuesta 70 nok por persona. Los niños gratis. Tenemos la suerte de verlo casi sin gente, y eso lo hace más especial. Tras la visita nos dirigimos a los exteriores y decidimos hacer nuestro picnic en un banco al aire libre cerca del centro de visitantes. Y allí pasó lo que pasó: David se cayó al suelo mientras corría, con tanta mala suerte que se golpeó la cara con el carrito de Laura y se hizo un profundo corte. 
Pedimos ayuda en el centro de visitantes. Llamaron a un taxi y nos dijeron a dónde debiamos ir, al centro de emergencias de Storgata número 40. El trayecto en taxi se me hizo muy largo, aunque fueron sólo 10 minutos. En el centro, primero nos atendió un enfermero que hacía el triaje. Nos dio un número y nos indicó dónde esperar. La verdad es que en una hora ya estábamos fuera. Un par de puntos y listo. 
David lo pasó fatal, pero se portó muy bien. Todo un campeón!  Y yo me asusté mucho, aunque en todo momento tuve muy claro qué debía hacer.

Una vez pasado el susto, volvimos al centro. Oslo divide su centro en centro este y centro oeste. Entramos en una cafetería a tomar un merecido café y acabamos pidiendo limonada y unas fabulosas creps de chocolate,  fresas, plátano y avellanas... Perfecto. Por fin un momento de tranquilidad después del susto. Me dispongo a desenvolver mis cubiertos de la servilleta y entonces David me dice:

-Mamá,  te quiero decir una cosa.
-Dime- contesto yo.
-Tengo pipí. 

Después del descanso y de las meriendas de los peques, nos fuimos a ver el famoso edificio de la ópera. Es precioso y está ubicado al lado el mar por lo que las vistas son increíbles. El techo está inclinado de tal forma que se puede ascender por él ( incluso con un carrito de bebé ).







David volvió a caerse. Esta vez sólo se hizo un par de rozaduras...

En nuestro tercer día en Oslo vamos al  Vigelandsparken. Un parque lleno de estatuas, 212, que representan diferentes etapas de la vida. Con David hemos jugado a buscar nuestra figura preferida. Hace un sol radiante y el calor es sofocante.
Y por fin hemos podido hacer un pícnic sin abejas!







Mi preferida





La fuente


El monolito: 121 figuras humanas, 17 metros de altura.
Representa los ciclos de la vida y las relaciones humanas

La rueda de la vida: el ciclo eterno


picnic

El clan

El museo dedicado a Gustav Vigeland no lo hemos visto.
Preferimos volver al centro para ver el Palacio Real y sus jardines.




Yo paso el rato por el parque con David y paseo por la avenida mientras Jordi entra con Laura al museo Nasjonalsgalleriet para poder ver el famoso cuadro de "El grito" de Munch. Las medidas de seguridad son extraordinarias. Suponemos que después de que lo robaran en el 2004 no se fían de nada. Ni siquiera dejan fotografiarlo. Sólo puedes hacer fotos en el resto de salas pero en la Sala Munch está prohibido. La galería no es muy grande y si vas a lo esencial la puedes recorrer fácilmente en apenas una hora. Los cuadros expuestos son muy conocidos y vale la pena entrar. Y encima la entrada sólo cuesta 50 noks. La sala Münch es impresionante y tanto "El Grito" como "La Madonna" ( aunque con cristal de seguridad delante ) te dejan sin aliento.




La avenida Karl Johans Gate es la arteria pricipal de la ciudad y acaba en una colina donde se sitúa el palacio real. Está abarrotada de cafeterías y tiendas y hay gente por todas partes. 
En la plaza del teatro nacional,  David juega a hacer burbujas de jabón.



Volviendo a casa en metro

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