27 de octubre de 2009

EL CAIRO DE LOS FARAONES


EL MITO DE LAS PIRÁMIDES
26 de Octubre del 2009

¡Hoy es el gran día! Nos dirigimos entusiasmados a las famosas pirámides de Giza.
Hemos contratado a un xófer por horas porque nos ha parecido la forma más cómoda y rápida de visitar muchas pirámides. Vamos con Ahmed, el conductor, que afortunadamente habla inglés. Nos han cobrado 300 libras. No está nada mal. Además nos demostró ser muy hábil teniendo en cuenta como está el tráfico en el Cairo. Hemos descubierto que los semáforos en rojo y los pasos de cebra son una quimera; están ahí pero nadie les hace ni puñetero caso. Menos mal, aunque a duras penas, hacen algo de caso a la guardia urbana ( dígase del policía uniformado de impoluto blanco que carga a sus espaldas con una metralleta, fuma todo lo que puede y se hecha una cabezadita en el puesto de vigilancia ).

A las nueve de la mañana llegamos a Giza ( por supuesto más tarde de lo acordado ).
Vamos a cargarnos el primer mito; las pirámides no están en medio del desierto, sino en un barrio periférico de la ciudad.

Segundo mito; nada de paz ni misticismo. Ir y venir continuo de turistas de una a otra pirámide en autocar, coche, camello, caballos, coches de caballos y burros!! Por cierto, el que se crea que comprando la entrada va a verse libre del acoso de mercaderes de chucherías inútiles, de guías locales fraudulentos o de guiris en tirantes y pantaloncitos cortos bajo un sol de justicia, se equivoca.



Tercer mito; lo de que en Egipto nunca llueve es mentira. Llovió. De repente. Plaf. Nos vimos obligados a acurrucarnos ( los 4 ) bajo el resquicio de una piedra. Duró poquito pero fue suficiente para que se le hechara la culpa del desastre natural a Fani. La verdad es que en el fondo nos dió un respiro. No hizo demasiado calor.

Cuarto mito; las pirámides no son lisas. Lo fueron, pero los soberanos medievales del Cairo se llevaron el rebestimiento de caliza que originalmente recubría las tres pirámides para sus propios monumentos. Sólo la de Kefrén mantiene su cima intacta. Tienen más bien, una forma escalonada.

A pesar de todo, nos llevamos un buen recuerdo de Keops, la gran pirámide, Kefrén y Micerinos. Nos impresionó su tamaño y el echo de que fueron construidas en menos de cien años por una civilización que nos ha dejado misterios y leyendas sin resolver, maldiciones y secretos.
Son la única de las SIETE MARAVILLAS de la antigüedad que aún perdura.


Se pueden visitar por dentro ( hay que comprar otra entrada aparte..). Nos decidimos por la de Kefrén. Hay poco que ver, mucha gente, paredes sin revestir, ningún mosaico ni inscripción jeroglífica. En la cámara funeraria sólo queda el sarcófago de granito del faraón. Nos dió un poco de apuro un hombre que parecía estar rezando o meditando delante del sarcófago real. Nos sorprendió el calor y la escasez de aire. Olía a azufre.
A pesar del todo la experiencia es recomendable, por lo de entrar en una pirámide del 3000 ac una vez en la vida.

Terminamos la visita con la Esfinge. Es cierto que le falta la nariz. Se supone que es el rostro de Kefrén. Guardián de las pirámides de Giza; los árabes la llaman Abu al Hol ( el padre del terror ). Desde la Esfinge se tiene una panorámica preciosa de la meseta con la pirámides al fondo.


Después de 3 horas ya no teníamos fuerzas pero decidimos seguir el plan previsto y fuimos a Saqqara, uno de los yacimientos arqueológicos más importantes de Egipto. Allí se encuentra la pirámide del faraón Zóser, la primera pirámide escalonada de Egipto ( antes las tumbas reales eran simples mastabas ).


Lo que más nos gustó fue poder pasear sin que hubiera demasiados turistas. El resto del yacimiento no se conserva muy bien.
Acabamos el día decidiendo, casi de improviso ir a Dahshur, donde entramos en la pirámide roja.

Fue genial. ¡ Casi no había turistas ! Accedimos a través de un largo corredor con muy poca luz y que parecía no tener fin. Después de un largo recorrido sin saber demasiado dónde poner los pies, llegamos a tres cámaras ( dos de ellas con techo escalonado ). Olía a azufre. El aire era espesoy nos costaba respirar, pero valió la pena. La sensación de estar completamente solos en el interior de la pirámide fue increíble.
De todas las pirámides del día ésta es la que más nos gustó.
A lo lejos pudimos ver la pirámide combada, la primera pirámide lisa de la historia.
Cuando quisimos hacerle una foto, un par de policias, metralletas en mano, nos ofrecieron acompañarnos para verla de más cerca. No inspiraban ni pizca de confianza. En el fondo sólo querían una propina, y como no coló, intentaron que les cambiásemos un euro falso por libras.
¿ Qué podemos esperar de un país como éste ? ¿ Qué puede esperar su gente ? Nosotros, al fin y al cabo, sólo somos turistas...


No hemos hablado de la comida del día: al mediodía un sanwich cutre en Saqqara. El camarero aprovechó para enseñarnos un video casero, grabado con su móbil, de una supuesta tumba egipcia con sus respectivos tesoros en el sótano de su casa. Ya no nos fiamos de nadie..
Lacena fue mucho mejor. Fuimos al Felfela, un restaurante que nos habían recomendado. Ambiente oriental para turistas. Probamos el taamiyya ( empanadillas rellenas de pasta de alubias y verduras ) entre otros. Comimos tan bien que volvimos dos veces más.
Antes de irnos rendidos a dormir tomamos, en un puestecillo local, zumo de caña de azúcar ( al que llaman asab ) y zumo de granada. Riquísimos!!!
Nos dolían las piernas y tendríamos agujetas para unos cuantos días, pero eso no lo sabríamos hasta el día siguiente. Esa noche no oimos al muecín.









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