18 de julio de 2018

LAS DOS CARAS DE LA BAHÍA DE HALONG: PARAÍSO Y EVACUACIÓN

Uno de los lugares más bellos y evocadores de Vietnam se halla en Halong, concretamente en su bahía. En el idioma original, el nombre de Halong significa "donde el dragón descendió al mar"; y es que, según la leyenda, este grandioso paisaje se creó cuando un gran dragón de las montañas cargó contra la costa, formando valles y fisuras con los azotes de su cola. Cuando la criatura se sumergió en el mar, toda la zona quedó inundada dejando sólo visibles las cumbres de las montañas. Luego están las explicaciones geológicas relacionadas con la erosión kárstica y todo eso pero a nosotros nos mola imaginarnos al dragón por la bahía a lo "juego de tronos".

Para explorar la zona, nosotros nos decidimos a hacerlo en un crucero de 3 días (2 noches). Llevamos la reserva hecha desde España y la broma con Mon Chéri Cruises nos supone mucho dinero. Hemos leído muchas (quizá demasiadas y todas de diversa índole) experiencias traumáticas de un sinfín de turistas. El día de antes nos ponemos en contacto con la agencia para saber si la travesía sigue en pie (en caso de mal tiempo en la bahía lo cancelan y te devuelven el dinero): nos contestan que tranquilos, que está todo en marcha y que se prevee poca lluvia y ratitos de sol. Nos vienen a buscar a las 09:00 hrs en una limusina con asientos de cuero, aire acondicionado a tope y WIFI abierta. ¡La cosa promete! El recorrido hasta el embarcadero en Bai Chay dura 2 horas (con una parada técnica). Una vez allí, nos llevan a una oficina que tienen donde reúnen a todos los pasajeros mientras te sirven un té o un café. Contamos unos 10 grupitos (algunas familias y otras parejas). Al poco rato nos suben a una lanzadera, nos hacen poner los chalecos salvavidas y en menos de 10 minutos ya estamos frente a nuestro crucero: ¡es superchulo! Nada más entrar nos saluda la tripulación y nos conducen al salón comedor donde nos sirven una estupenda comida. Mientras nos pegamos nuestro primer festín, el barco inicia la navegación y empiezan a aparecer a través de los ventanales los primeros altos pilares de piedra caliza cubiertos de vegetación de la bahía.



Después de comer nos vamos al camarote: 45 metros cuadrados con una cama de matrimonio y otra para David, lavabo con ducha, ventanales enormes y una terraza. Estamos en el primer piso. Tenemos aire acondicionado, mini-bar y WIFI.

Llegados a este punto y con la perspectiva de dos días de travesía por delante no podemos dejar de soltar lindeces del tipo:

- ¡La cosa promete!
- ¡Aquí nos podemos morir!
- ¡Nada puede salir mal!

La tarde pasa tranquila y sin sobresaltos mientras vamos bordeando la costa norte de la isla de Cat Ba y sus incontables islotes. Aquí resumimos la agenda de actividades:
- excursión en barca a la Hang Trong o gruta del tambor: una cueva de agua con amplios arcos y un techo lleno de estalactitas y murciélagos. Se puede hacer en kayak y la tentación es grande pero llueve un poco y el mar está algo movido. Fani cree que hay mucha corriente así que decidimos ir en barca y acertamos, pues a muchos de los que se aventuran a hacer kayak les cuesta regresar.






- bañito en aguas de la bahía: Jordi y David se lanzan al agua. Risas y diversión 10 minutitos pues el mar sigue algo movido y no es seguro. La tripulación nos lanza unos flotadores por si acaso que no dudamos en usar, después de oir a Fani gritar como una loca.



- puesta de sol en cubierta.


- clase divertida de cocina en el salón - comedor: cómo preparar rollitos vietnamitas. El chef lo hace muy divertido y nos lo pasamos muy bien. ¡Jordi gana el premio master chef al mejor rollito!




- cena estilo vietnamita: ¡sencillamente deliciosa!
- masaje vietnamita: Fani se anima con uno de 45 minutos después de la cena. ¡Ya era hora de lanzarse con uno!

Nota de Fani: vamos a ver, esta niña vietnamita casi me mata! Qué fuerza que tiene! No me lo explico!! Si es pequeñita y candorosa!!

Nos vamos a dormir encantados. Además nos explican que, como somos los únicos pasajeros ese día en régimen 3 días / 2 noches (los restantes pasajeros da la casualidad que están en régimen de 2 días / 1 noche), mañana nos está reservada una excursión privada para nosotros 4 a la isla de Cat Ba con navegación en barcaza, mariscada a bordo y kayak por la bahía.

De nuevo volvemos a soltar las mismas lindeces del mediodía: 
- ¡La cosa promete!
- ¡Aquí nos podemos morir!
- ¡Nada puede salir mal!

Aclarar que no hay navegación durante la noche: el crucero (como muchos otros) queda varado en medio de la bahía. Desde cubierta vemos a distancia las luces de los demás cruceros y el rumor del oleaje. Todo está en calma.

Nos despertamos a las 06:00 am: Fani se va a la clase de Tai Chi en cubierta mientras Jordi prepara las cosas para la excursión y despierta los niños. Desayunamos de cine y embarcamos a las 07:45 hrs. Vemos los kayaks preparados, los combis con la mariscada y miembros de la tripulación a nuestra disposición todo el día.

Iniciamos la navegación por la bahía en dirección sur, a unos de los embarcaderos que se adentran en la isla de Cat Ba: costa este. El tiempo está algo mal pero no peor que los días previos (llueve de forma intermitente). Nuestro guía nos informa de que tardaremos hora y media en llegar. Salimos a hacer fotos: se siguen sucediendo las montañas kársticas a ambos lados. De vez en cuando vemos barcas de pescadores y pequeños embarcaderos flotantes (a lo "waterwolrd"). Una pequeña barca pesquera se acerca a nuestra barcaza: vemos como miembros de nuestra tripulación les compran pescado fresco. En el momento en que nuestros niños se empiezan a impacientar el guía los sube a la terraza superior y saca una cometa. Nos divertimos todos un rato haciéndola volar.









Llegamos al embarcadero y como llueve bastante decidimos no hacer la ruta en bicicleta (como estaba previsto) y nos decantamos por la opción de un cochecito eléctrico. Los niños van riendo todo el camino. Adelantamos a varios turistas que intentan (con gran esfuerzo) recorrer los 5 km previstos; en algunos tramos hay pendientes de hasta el 10%. Finalmente llegamos a la aldea de Viet Hai, con sólo 250 habitantes. Tras recorrerla (hay tiendas de souvenirs, algún negocio de restauración y homestays ) nos detenemos delante de un mapa de la isla donde nuestro guía nos explica el trazado recorrido y el que está previsto hacer tanto con la barcaza como con el crucero. Nos ofrece hacer un poco de trekking (llevamos los chubasqueros y parece que mejora el tiempo). ¡Estupendo! ¡Para allá que vamos!







De nuevo volvemos a soltar las mismas lindeces del día anterior:
- ¡La cosa promete!
- ¡Aquí nos podemos morir!
- ¡Nada puede salir mal!

Y de repente suena el móvil del guía. Mantiene una pequeña conversación en vietnamita. No le prestamos mucha atención; nosotros estamos poniéndonos los chubasqueros para iniciar el trekking.

De repente el guía se acerca a nosotros y con una sonrisa en los labios nos suelta en inglés (opto por traducir):
- "Me acaban de llamar del crucero. Viene una tormenta. Se suspende toda actividad en la bahía. Tenemos que volver al crucero y vamos todos para Hanoi. Deprisa. "

Nos miramos sorprendidos. No acabamos de "digerir" la información. ¿Pero es que a este chico no le enseñaron el curso ese de dar malas noticias? Lo que sale de su boca no se corresponde para nada con su expresión facial. Además, antes de soltar una bomba de esas características, hay que ir preparando previamente al personal.

- "¿CÓMO DICE USTED? ¿ADONDE VAMOS? ¿HANOI? ¿EN QUE PARTE DE CAT BA ESTÁ ESO? NO VEO NINGUNA HANOI EN EL MAPA..."

El guía mantiene la sonrisa de postín. La respuesta es concisa pero clara:
- "Se suspende el crucero. Tenemos que volver al crucero para hacer el check out y regresar a Hanoi capital. Deprisa. "

Nuestras mentes empiezan a encajar el golpe:
- Se acabó el cuento de hadas
- Jarro de agua fría
- ¡En toda la cara! 
- The End

A partir de este momento (son las 10:15 horas) es cuando se acaban nuestras Vacaciones en el Mar privadas y nuestro idilio con Mon Chéri Cruises.

Empieza nuestra EVACUACIÓN de Cat Ba. El proceso se resume de la siguiente manera:
1. Retorno urgente con el cochecito eléctrico: 20 minutos.
2. Navegación al sur de la isla con la barcaza hasta un nuevo embarcadero: 40 minutos. Durante la misma nos dan la comida: toca tomarse la suculenta mariscada a las 10:30 hrs y tras el jarro de agua fría. Mucha hambre no tenemos pero ya sabemos que va a ser lo único que la empresa Mon Chéri nos va a dar de comer en las próximas 6 horas. Todos hacemos un esfuerzo por llenar el buche.
3. Transporte privado conjunto con los 3 miembros de la tripulación Mon Chéri que venían con nosotros hasta el puerto de Hia Luan: 30 minutos. En el puerto vemos el embarcadero de los ferrys: la cola de vehículos es larga. Parece que no somos los únicos inmersos en la evacuación. Nos miramos todos sorprendidos: acaba de salir el sol pero están evacuando la isla de forma masiva. Es como una de esas pelis americanas en que un terremoto o un volcán amenaza una isla. ¡Cualquiera diría que una nave extratrerrestre o un meteorito está a punto de caer sobre nuestras cabezas!
El guía está nervioso y no deja de hablar por teléfono: espera que llegue la lanzadera. Pasan 10 minutos.
4. Subida a la lanzadera privada y llegada al crucero: 10 minutos. Allí nos recibe el capitán y nos insta a hacer las maletas lo más rápido posible pues todo el pasaje nos está esperando.
¿Y nosotros que culpa tenemos?
5. Hacer las maletas: 10 minutos. Incluye llamadita a los 5 para saber si ya estamos listos (¡yo lo flipo!) y apremiarnos.
6. Pago de los gastos del crucero: 5 minutos. No tienen la factura lista. La reclamamos. Se añaden 2 minutos más. El capitán está nervioso.
7. Subida a la lanzadera y abandono del crucero: otros 10 minutos. Los demás pasajeros nos miran con cara inquisidora. Algunos deben tener algún vuelo por la tarde y son las 13:00 hrs. Calculamos que nuestra operación de evacuación les puede haber retrasado cerca de 2 horas. Pero insistimos: ¿nosotros que culpa tenemos? Es posible que no les hayan explicado nada de la evacuación de la bahía.
8. Llegada al puerto y reparto de los pasajeros en las furgonetas para ir a Hanoi. Buscamos responsables de la empresa para la devolución del dinero. Entendemos enseguida que no hay nadie en Halong que se encargue de estos asuntos. El guía nos dice que nos llevarán a la oficina en Hanoi para solucionarlo. Nos meten en la furgoneta con las maletas y otros 4 turistas más.
9. Conducción hasta Hanoi con parada técnica: 2 horas. Durante el trayecto reservamos hotel pues no tenemos alojamiento para esa noche. Como el hotel del día siguiente no dispone de habitación optamos por cancelar la reserva (estamos un poco hartos de mover maletas todos los días) y coger otro hotel las 3 noches que faltan. Nos llaman de la agencia para disculparse (es la primera disculpa del día...), anunciarnos que nos devolverán el dinero, ofrecerse a buscarnos un hotel (declinamos) y asegurarnos que el chófer nos llevará de la agencia al nuevo hotel.
10. Entrada en Hanoi a las 16:00 hrs en un día laborable: ¡una locura de tráfico! Añadir 45 minutos más.
11. Dejamos los turistas que nos acompañan en su hotel y llegamos a la oficina. El chófer nos dice que cojamos las maletas. La chica de la agencia le dice que no se baja ninguna maleta y que se tiene que esperar para llevarnos al hotel. La cara del tipo es todo un poema...
12. Entramos en la agencia y hacemos números. Nos devuelven el dinero en efectivo. Al menos esta parte está bien resuelta.
13. Volvemos a subir a la furgoneta y finalmente nos llevan al hotel que hemos elegido.
Son las 17:30 hrs. Desde la llamada de las 10:15 hrs han pasado más de 7 horas. Ya no sabemos si tenemos sueño o hambre. Hacemos el check-in en el hotel, dejamos las maletas y optamos por ir a cenar.

Aquí termina nuestra aventura por la Bahía de Halong. Han sido menos de 48 horas en las que nos ha tocado vivir intensamente las 2 caras del turismo masificado. Un primer día de ensueño con el viento a favor. Un segundo día de pesadilla en el que hemos sido víctimas de las prisas de la agencia por finiquitar un tour tras modificar el régimen de forma unilateral. ¿Si venía una tormenta no podían haberlo previsto con un poco de antelación? ¿Porque no cancelaron nuestra excursión privada? ¿Y lo de parar para comer con niños pequeños? Y como siempre la falta o deficiente información cuando algo no sale según lo previsto. Un clásico con el que todos nos sentimos identificados. Añadir lo del check-out del crucero con el capitán metiéndonos prisa: absolutamente surrealista.

Ya sabéis que no somos muy amigos de los tours ni de las agencias turísticas. Normalmente intentamos hacerlo todo por nuestra cuenta. Pero esta vez no se podía hacer de otra manera y nos tocó pasar por el aro.

Aún así, pasado el mal trago inicial, tenemos que admitir que hemos tenido suerte. Al menos hemos estado dos días en la Bahía. Nos llevamos las fotos de aquellos embarcaderos flotantes a lo Waterworld que son la realidad de una Bahía llena de vida. Nos llevamos las risas de David cuando se baña con Jordi y las de Laura al ver caer la cometa al agua. Nos llevamos la comida y la cena el primer día de crucero ( impresionantes ) y el premio de Jordi al mejor rollito vietnamita ( anda que no nos hemos reído ).

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