1 de agosto de 2017

DE NUWARA ELIYA A BANDARAWELA: NO BY TRAIN PLEASE

Hoy no madrugamos, es más, hasta las 12h no hemos quedado con Dhanu. Desayunamos en el super buffet del Hotel con toda la calma del mundo, cerramos maletas y nos disponemos a dar un paseo hasta el Parque Victoria. Ya lo visitamos a la llegada a Nuwara Eliya y nos encantó. Los peques juegan en los columpios, unos columpios que muy bien podrían catalogarse con la frase - Yo también fui a EGB - ya me entendéis. Antes de volver al Hotel nos encontramos con un simpático pony y no podemos resistir la tentación de que los niños se paseen por unas pocas rupias. 

Al llegar al Hotel el guardia de seguridad le pregunta a Jordi con tono irónico que dónde están los pasaportes. Acto seguido me doy cuenta de que no los lleva en la bolsa de mano que siempre llevamos. ¡ Los había dejado olvidados en la sala wifi del hotel antes de salir ! Menos mal que el que los encontró los devolvió a recepción. Tengo que añadir que esta anécdota me ha traído a la mente otra ( ya sabes a cual me refiero Sandra ).





Dicen que hay un tren que va des de Colombo a Badulla que cruza Sri Lanka de Oeste a Este, pasando por las tierras altas, con las vistas más hermosas del país. Muy lejos de saber lo que nos espera, decidimos completar nuestro viaje subiendo a este tren. Escojemos uno de los tramos más turísticos, el de Nanu-Oya ( cerca de Nuwara Eliya ) hasta Bandarawela, donde se encuentra nuestro alojamiento para los próximos tres días. Llegamos a la estación y compramos los billetes ( 300 Rupias, Laura gratis y David la mitad que un adulto ). No quedan billetes en primera así que nos dirigimos a la cola de 2ª/3ª clase, que obviamente, no van con asiento asignado. Estamos emocionados porque nos ha hablado muy bien de este tren. Además, de las dos opciones que teníamos (  el de 5-6h que es un tren que también es de mercancías, o el de 2h más rápido ) escogemos el tren más corto. Dhanu nos esperaría en la estación de Bandarawela. 

A medida que se acerca la hora de la llegada del tren que viene desde Colombo, va apareciendo más y más gente. El tren aparece y los vagones ya están en gran parte llenos. La gente se aglomera de forma casi febril en las puertas de entrada y apenas dejan bajar a los pasajeros que quieren apearse en esta estación. Yo cojo a Laura en brazos y Jordi guía a David por el pasillo del vagón donde hemos conseguido entrar a empujones. Dhanu intenta des de una de las ventanas conseguir al menos un asiento, pero le resulta imposible. El vagón está tan lleno que ni siquiera podríamos viajar de pie, si quisiéramos. En la puerta del vagón, un hombre menudo intenta robarme la cámara de fotos. Le aparto la mano de mi con un gesto brusco y huye entre la multitud. No lo ha conseguido pero el susto que me ha dado no es pequeño. Jordi y yo nos miramos, decidimos bajarnos antes de que el tren se ponga en marcha. Hemos estado a punto de perder los pasaportes y han estado a punto de robarme la cámara el mismo día. El karma nos está diciendo que estemos quietecitos.

Volvemos al coche y Dhanu nos lleva a Bandarawela, donde el Hotel Villa Perpetua nos da la bienvenida con un delicioso té acompañado con un dulce terrón de coco y una vistas impresionantes del valle. A lo lejos vemos las vías del tren.


Comemos y cenamos en el Hotel y pasamos la tarde tranquilos y quietecitos. Villa Perpetua es un hotel pequeño y familiar con pocas habitaciones. Muy funcional. De echo, encargamos la cena al mediodía y quedamos a qué hora queremos desayunar al día siguiente.





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