7 de agosto de 2016

SCHYNIGE PLATTE: EL TREN DEL PASADO

Es nuestro primer día en Brienz. El pueblo es una monada. Todo de casitas suizas típicas con tejados picudos, madera y tiestos de flores de colores por todas partes. El lago es verde intenso, refleja el color de los árboles de sus laderas. Es como un cuento. Si me encuentro a Heidi me lo creo. 

Hoy nos dirigimos a la estación de Wilderswill para subirnos al mítico tren que te sube a el Schynige Platte. La verdad, no vamos a mentir, es que aquí todo está muy "turificado". Lo malo: siempre hay mucha gente en todas partes. Lo bueno: puedes llegar a lugares increíbles a los que sólo llegarían intrépidos montañistas. Hay incluso acceso para sillas de ruedas y carritos. 

El tren que sube es como un tren de museo. De esos que tiene cabinas para ocho personas que comunian directamente con la salida. No hay pasillos. De madera y con ese traqueteo incesante. No hay colas para subir, así que sube el que tiene la espalda más ancha o como nosotros, los que ocupan menos..




Las vistas son impresionantes. Por supuesto, hay cafeterías y restaurante self service., pero también hay áreas de picnic con barbacoa.
Des de la estación del tren parten diversos caminos por los que sería fácil perderse en el tiempo. A lo lejos vemos la pradera más grande de pastoreo de vacas de los Alpes Suizos. El queso que hacen aquí se encuentra en pocos lugares.
David está muy emocionado.Las pendientes son pronunciadas y dice que es un escalador. Estamos tranquilos. En general podemos dejarlo campar a sus anchas porque no estamos al borde de ningún precipicio escarpado, a diferencia del Monte Pilatus. Ni siquiera pisar, patinar y caer sobre una caca de vaca enorme hizo que quisiera dejar de explorarlo todo.
En una de las laderas hay un jardín botánico con muchas especies autóctonas y su correspondiente explicación en Alemán. Muy recomendable si te gustan las flores. 
  


Jardín Botánico






David,el intrépido escalador 
Comemos frente a unas vistas increíbles y después vamos a un pequeño parque para que los peques se relajen antes de bajar denuevo en el tren hasta Widerswill. Merendamos en el parque del parking de la estación y volvemos al alojamiento cansados pero con ganas de planear más cosas para el día siguiente.  

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