14 de agosto de 2016

1131

Google Maps dice que de Brienz a Montbrió hay 1131km y que se tarda 10h y 16 minutos. No te dice cuándo y dónde habrá retenciones. Aún así, con los peques no nos planteamos más de 4-5h de coche al día, así que decidimos hacer un par de paradas. La primera es en Annecy. Llegamos al mediodía. Después de situarnos en nuestro alojamiento a las afueras ( en Annecy les vieux ) nos vamos al centro a ver un poquito qué tal es este pueblecito. Aparcar es una locura pero finalmente lo conseguimos. El centro es una pasada, de pueblecito nada. Tiene un lago precioso. Han respetado las orillas y no hay ni restaurantes, ni tiendas de souvenirs ni chiringuitos a pie del lago. Todo es césped y carril bici. El centro tiene un aire veneciano. Todo muy romántico. 
Acabamos cenando en un banco del parque bocatas del Subway.








Al día siguiente nos ponemos en marcha. Nos encontramos con retenciones y colas kilométricas de coches. Nuestro destino es Baillargues, cerca de Montpelier. Sólo paramos para dormir, así que aunque estamos a las afueras no nos importa demasiado. Tenemos piscina (premio) así que antes de cenar nos damos un bañito. Y digo cenar porque llegamos unas 3h después de lo previsto por culpa del tráfico.
Al mediodía del día siguiente ya estamos en casa. Madrugamos y a las 7:30 ya estamos todos en el coche, incluídos bultos, maletas y carrito ( recordemos que no hemos podido usar el maletero ).

Toca digerir todas las experiencias que hemos vivido en tan sólo dos semanas. En el próximo post intentaremos resumir pros y contra de este viaje a Suiza con niños. 



11 de agosto de 2016

MEIRINGEN: EN BUSCA DE LOS DRAGONES

De nuevo sale el sol. Hoy decidimos ir a la Garganta del Río Aare ( Aaresluscht ). Está en Meiringen. Como estamos cerca llegamos pronto. El parking está bacío. ¿ Nos habremos equivocado de sitio ? ¿ Estará cerrado ? No. Sólo es temprano. 
Por supuesto, hay que pagar entrada. El recorrido discurre a través de la garganta del Río Aare. Un sistema de túneles y plataformas te permite estar literalmente, suspendido sobre el agua. Como prácticamente no hay turistas, disfrutamos el doble. Tardamos unos 40 minutos de ida. La vuelta se puede hacer en tren pero a nosotros nos gusta tanto que decidimos volver por el mismo camino. 40 minutos más. David aguanta como un campeón.






Hay que decir que la búsqueda de dragones nos ayuda mucho. Me explico: hace años descubrieron en la zona máscaras de dragones (parecidos a los que se encontraron en México y Sudamérica).Nos imaginamos que debían representar dioses, divinidades y elementos. En la Garganta del Río Aare vive una familia de dragones (5 en total). Están escondidos en las rocas,entre los árboles, en los sombríos túneles. Hay que encontrarlos. Conseguimos ver tres ( los otros dos sólo los ha visto mamá en los túneles. Son muy rápidos y nadie máslos ha podido ver…). Laura quiere que los cojamos para llevárselos a su mamá, pero conseguimos convencerla de que no podemos escalar las paredes por riesgo imminente de muerte. David le explica que seguramente, por la noche, cuando ya no quede nadie,  mamá dragón saldrá a buscarlos. Me alegra que mis hijos tengan el poder de hacerme sentir la magia de la imaginación. 
Nota mental:
1-. Hacer esta visita de 9 a 11h, cuando todavía no hay mucha gente. Las pasarelas son estrechas y no hay mucho espacio. 
2-. Llevar chubasqueros y manga larga. Incluso en pleno mes de Agosto hace frío, pues no olvidemos que se trata de una garganta y el sol no llega hasta las 11h.  Además hilitos de agua resbalan por las rocas y caen sin descanso mojándote la ropa. 
3-. No dejar que un niño (en este caso David) se quede debajo de unos de esos chorritos a ver quépasa, pues loque pasaes que se moja 

Después de 80 minutos de fotos, cascadas, túneles y dragones, llegamos al punto de partida. Toca un colacao calentito, un poquito de parque (aquí tiras una piedra y te sale un parque) y a ponerse en marcha de nuevo.


Esta vez nos vamos a ver la Cascada de Reichen Bachfall, la famosa cascada donde se precipitan Sherlok Holmes y Moriarty en la novela escrita por Arthur Conan Doyle. Recordemos que Sherlok revivió a causa de la presión mediática que recibió su escritor y creador. 
Por supuesto, hay que pagar entrada. La compramos en la entrada a la Garganta (está muy cerca y de hecho la visita suele ser conjunta) y así te evitas hacer dos colas. Para subir a la cascada montamos en un funicular rojo. Arriba, tras una breve caminata cuesta arriba de unos 20 minutos llegas al principio de la cascada. No nos parece nada del otro mundo, pero el camino hasta ella es lo que cuenta.






Al bajar nos vamos a comer al self service de la Garganta ( porque está todavía abierto, y porque el parque les ha encantado a los niños y después de tanto trote se lo merecen ). 

Después de comer decidimos despedirnos de Suiza en el Harder Kulm. El funicular que te sube hasta la cima se coge en Interlaken Ost. Optamos por aparcar en el parking de la estación de trenes de Interlaken. Des de allí, caminando unos 10 minutos, se llega a la billetería del funicular. 
De nuevo las vistas nos sorprenden. Podemos ver Interlaken y los lagos Brienzsee y Thunsee  a la vez; imposible conseguir una panorámica. No habíamos podido verlos junto des de ningún otro mirador. También vemos las siluetas del Jungfraujoch, del Eiger y Mönch. Los tres grandes, o como los llama Jordi, los tres tenores. Menuda despedida!









Llegamos a nuestro alojamiento en Brienz ( Apartamentos… ) cansados. El día ha sido largo pero estamos contentos. Mañana nos vamos a Annecy ( Francia ), nuestra primera parada de vuelta a casa.

10 de agosto de 2016

JUNGFRAUJOCH: POR ENCIMA DEL CIELO

Por fin llegó el día. Por fin nos vamos al  Jungfraujoch. Tenemos los billetes de tren, tenemos el picnic listo, los niños están vestidos. Ya hemos desayunado. Son las 7h de la mañana y nos subimos en el coche. El cielo está gris. Las previsiones meteorológicas no son buenas, pero no podemos hacer nada más que subir al tren y ver qué nos espera allá arriba. 
Aparcamos en la estación de Lauterbrunnen. El parking es enorme, de esos con muchas plantas. 
Los peques desayunan en el tren. En la estación de Kleine Scheidegg cambiamos de tren. Está bastante bien señalizado. Es difícil perderse o equivocarse. Este segundo tren para en dos estaciones más antes de llegar al Jungfraujoch. La idea es que te dan unos 5 minutos para que puedas disfrutar de las vistas. Pero en nuestro caso, todo está tapado por la niebla.
Llegamos a la cima. Estamos a -4/6ºC. Todo está nevado. Parte de la estación es subterránea y des de que sales del tren te proponen una ruta para que no te pierdas nada. 
Proyección panorámica tridimensional 360ºC de las montañas, una exposición sobre la  construcción de la estación, placas conmemorativas en recuerdo de los obreros italianos que murieron durante la construcción de la estación, el palacio de hielo, plataformas panorámicas y como no, restaurante y tiendas. Hace un frío que no veas…así que cuando salimos fuera no aguantamos más de media hora. No podemos disfrutar de las vistas por el mal tiempo pero conseguimos ver la lengua del glaciar unos minutos (el cielo nos da una tregua). Nos perderemos la tirolina, los trineos, los paseos por la nieve...
Laura va en la manduca pero en cuanto ve la nieve me pide bajar corriendo. David sale corriendo en busca de la mejor bola de nieve y para qué negarlo, nosotros también. Menos mal que vamos preparados:abrigos,bufandas,gorros, botas de nieve y guantes. Algunos turistas no debían tener la previsión de que a más de 3000m de altura y con nieve puede hacer frío, porque !!! van con sandalias y pantalones cortos!!!
Me cargo a Laura en la manduca para que esté más calentita. Se duerme enseguida.
Después del frío nos reponemos paseando por la estación. Vamos al Palacio de Hielo; estamos dentro del glaciar, donde se han construido unos pasadizos de hielo. El suelo está resbaladizo. Y claro,hace frío. David está entusiasmado.

Ya es la hora de comer. Desistimos de hacer picnic fuera. Es imposible. Así que nos vamos al restaurante. No nos queda otra. No hay zonas de picnic dentro de la estación.  Pedimos un par de platos y añadimos el picnic. 
Después nos vamos a la tienda de chocolates Lindt y compramos una tableta para la merienda.
A las 4 sale el tren. Podemos decir que a pesar del mal tiempo hemos alucinado.
En cuanto al mal de altura, podemos decir que nos ha dolido la cabeza. Los analgésicos, descansar en la comida y ir más bien despacito (¿habéis visto los perezosos de Zootrópolis?) ha ayudado.

9 de agosto de 2016

EN EL VALLE DE LAS 72 CASCADAS

Ayer fue un día de cine. Acabamos paseando tranquilamente por la calle más típica de Brienz hasta llegar a las orillas del lago, donde un par de parques arrastran a los peques a la aventura. Encontramos tallas de madera muy logradas.  





La verdad es que Brienz es un punto bastante estratégico si quieres explorar el valle de Lauterbrunnen. Interlaken, Thun y Meiringen también están muy cerca y muy bien comunicadas.   

Hoy nos levantamos sin muchos planes porque el cielo no acompaña. Está algo plomizo y se avecina un chaparrón. Aún así, paraguas en mano, salimos hacia las Trümmelbachfälle. Se trata de la mayor cascada subterránea de Europa. Situadas en el valle de Lauterbrunnen; conocido también como el valle de las 72 cascadas. Constituyen la única cascada de origen  glacial con acceso subterráneo. Están conectadas con el exterior por medio de un ascensor, galerías, túneles, senderos y plataformas.
A la entrada nos encontramos con el primer contratiempo: los niños de menos de 4 años no pueden entrar. Nos explican que es por el ruido y por la oscuridad. NO será para tanto...o sí¿?
Decidimos turnarnos para verlo. 
La verdad es que me alegro de no haber entrado con Laura. En estruendo podría resultar aterrador a los ojos de una niña de 3 años. Se me ocurren más de 50 formas de morir aquí y todas pasan por el ahogamiento. 
Con David hemos jugado a encontrar el salto de agua mágico al que le podíamos pedir un deseo. No me ha querido decir cuál es porque dice que si no no se cumplirá...







Imposible reproducir con fotos la impresionante fuerza del agua.
Como nos queda tiempo nos vamos al puente colgante de Grabenmühle, cerca de Sigriswill. Hay más, pero decidimos ir a este porque está cerca. Resulta que te cobran si lo quieres cruzar, así que para no perder el ritmo que llevamos decidimos tragar. No queremos perdernos la sensación de cruzar. De un coche sale un tío con chanclas y pantalones cortos. Se está comiendo un bocadillo. Nos cobra 8 CHF y vuelve a entrar en el coche. Me voy a poner yo en las escaleras mecánicas del hospital, a ver si puedo cobrar por subir o bajar unos eurillos...
En fin, pese a todo (empieza a llover) nos parece una obra de ingenieria. Es impresionante que algo así pueda estar simplemente colgando. Una vez más, las vistas nos cortan el hipo.




Como he dicho empieza a llover, así que decidimos comer en el apartamento en Brienz y pasar la tarde viendo la lluvia caer.