31 de agosto de 2015

PLAYA ESPERANZA: UNA CABAÑA EN EL PARAÍSO

Hoy nos vamos de Mérida a Tulum en autobús con la compañía ADO. Está previsto que el viaje dure unas 4h, pero no me preocupa demasiado. El bus tiene lavabos. Sí, ya sé que 4h es para aguantarse, pero con los peques nunca se sabe. La casa de Mérida nos ha encantado, pero a pesar de todo tengo que admitir que me ha dado un poco de miedo dormir en una casa tan grande (estoy más acostumbrada a que durmamos todos juntos ). La llegada a Tulum transcurre sin incidencias. Nuestra cabaña en la playa nos espera. Nuestras expectativas están muy altas. Escogimos alojarnos en el Hotel Playaesperanza a unos 2,5km de las ruinas de Tulum. De echo, se puede acceder desde la playa dando un paseo y llegando hasta playa Paraíso. Esta era nuestra intención inicial. 

Al llegar al hotel nos informan de que por motivos varios el restaurante ha cerrado. Para nosotros eso es un problema, ya que estamos lejos del pueblo y necesitamos desayunar y cenar en el hotel. Nos dicen que justo al lado, caminando porla playa, a pocosmetros, hay otros hotelesdonde sí tienen cocina. Así que decidimos no enfadarnos mucho por no habernos avisado ( la reserva estaba hecha desde hacía semanas )  y nos vamos a disfrutar de nuestro trocito de paraíso. Los peques están encantados. La cabaña está justo delante de la playa y pueden jugar en la arena, que es al fin y al cabolo que quieren todos los niños. 
Huele a azufre. La playa está llena de algas marianas a causa del sargazo. Es un problema derivado del cambio climático; al cambiar la temperatura del agua las algas mueren y flotan a la deriva hasta llegar a la orilla de las playas. Llevan con esto más de un año.  



Recorremos medio km y encontramos varios hoteles. Todo son cabañitas y bungalows. Muy bonito. Como estamos dentro de la Reserva de la Biosfera de Tulum, todo está construido con materiales naturales y que respetan el entorno. No esperéis filas de grandes y majestuosos  hoteles con piscinas que se confunden con el azul del mar.  Cenamos en el Hotel La vita e bella. Laura lo quiere probar todo. Los nachos con guacamole le han gustado, y el zumo de naranja, fresa, plátano y piña también. 
El suelo del restaurante es todo arena y las luces que cuegan de la palapa son tenues. La música, jazz. Todo es perfeco, excepto la fatura. 50e más la propina que ellos mismos te sugieren ( 10% en negro ) y sin haber hecho nada muy especial. Somos conscientes de que no podemos  gastar eso cada noche (sin contar el desayuno ). 


La vuelta la hacemos linterna en mano. La playa está llena de pequeños vallados hechos con palos y cuerdas que señalizan zonas de anidación de las tortugas. David está superemocionado con nuestra excursión nocturna. Vemos cangrejos que salen de sus escondites bajo la arena. Hay luna llena. 

Llegamos a  nuestra cabaña a las 20:30h ( sí, la cena ha sido muy pronto ). Tenemos electricidad desde la 18h hasta las 24h así que aprovechamos para cargar los móbiles. La verdad es que los enchufes están algo destartalados y no funcionan muy bien. Las luces de la cabaña son muy justitas pero tenemos velas y una linterna recargable ( todo muy ecológico ). El agua de la ducha es un hilito y además está salada. Y no hay aire acondicionado claro. Sin embargo, tenemos un pequeño ventilador que cuelga del techo que no funcionará a partir de las 24h...  
Nos vamos a dormir pronto. Mañana tenemos previsto ir a Cobá y al Gran Cenote y ya hemos quedado con un taxista para que nos lleve ( NO queremos más Tours guiados ).  








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