17 de agosto de 2015

AUTOBÚS AL PARAÍSO

Hoy toca madrugar. Cogemos el autobús de la compañía Mayab desde Cancún a Chiquilá, para después coger el ferry a la Isla de Holbox. Sale a las 7.40h am. Después de 3 horas de bus y 20 minutos de ferry, por fin llegamos a Holbox. El autobús arranca puntual, pero durante el trayecto acaba llenándose de gente hasta los topes. Entran vendedores ambulantes. Algunos pasajeros se quedan de pie y el aire acondicionado es una mezcla de aire caliente y sudor que sale y entra por las puertas cada vez que se abren. No es nada caro, unos 5e ( los peques pagan el 50% por ir sentados ocupando su propio espacio).

Desde Holbox queremos ir a Isla Contoy y Cabo Catoche, para poder nadar con el tiburón ballena. A ver si tenemos suerte...

Holbox es una Isla caribeña, llena de cocoteros, con un mar azul celeste inmenso, pelícanos atracados en los postes de madera de los muelles, calles de arena (no hay asfalto ni coches ) y puestecillos para turistas con techos de palapa y paredes de colores. La música nos acompaña a todas partes.

Llegada al Hotel Ensueño Holbox

Estación de Autobuses de Cancún

En la playa

¿Qué es eso mamá ?

¿ ceviche ?

Ahhhhhrrrrr!!!
Hace un calor insoportable, y eso unido al hecho de que nuestro Hotel ( Ensueño Holbox ) está en el quinto pino, pesa. Nos vemos obligados a coger taxis para poder movernos por la Isla. En realidad no son coches, sinó pequeños carros de golf ( a lo mejor esto es lo más cerca que estaré de un carrito de golf en mi vida  ) que corretean por las calles del pueblo. También puedes moverte en bicicleta pero esa opción, con los peques, la hemos desestimado. 

Al llegar al pueblo, y después de acomodarnos en el Hotel, donde no vemos a nadie, nos vamos a comer. Por fin probamos el famoso y típico ceviche de pescado ( los niños espaguetis con gambas y tomate ), zumo de limón natural, cheescake de coco y cerveza ). Después vamos al supermercado a hacer la compra de los próximos días. La verdad es que no hemos encontrado carne ni pescado. A lo mejor tendremos que ir al mercado para eso.

Nos cuesta mucho encontrar un taxi para volver al hotel. Lo mejor ha sido ver como una de las bolsas de la compra sale despedida por los aires y es atropellada por las ruedas del carrito (no sabíamos que el pan bimbo fuese tan moldeable ). Y lo increíble es que no se nos han roto los huevos ( transportados dentro de una bolsita de plástico ).

Toca descansar.
Las vistas desde el hotel son impresionantes.




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