8 de enero de 2010

El Bósforo

Viernes 08 de Enero del 2010

Nuestro último día en Estambul. Sin tiempo que perder nos encaminamos a la Süleymaniye Camii (la mezquita de Suleimán), obra del arquitecto Mimar Siman y construida entre 1550 y 1557 para su generoso mecenas, el sultán Solimán I. Desgraciadamente y tras un duro ascenso por callejuelas empinadas repletas de tiendas, nos la encontramos cerrada por obras de restauración. Nos quedó el consuelo de poder visitar el mausoleo del sultán.

Después nos dirigimos a uno de los embarcaderos del Bósforo para hacer un pequeño crucerito por sus aguas. Escogimos uno de una hora y media de recorrido, que te devolvía al punto de salida y que tenía un precio muy asequible ( 9 euros los 2 ) a diferencia de los tour guiados por agencia. El paseo fue agradable ( las temperaturas eran más altas que el primer día: unos 14 ºC ) y hacía solete.

Por la tarde decidimos darnos un palizón de andar por la ciudad. Aprovechamos para buscar la oficina de correos ( cosa que no fue nada fácil ) para enviar la postal de los bichos.

La cena de despedida a lo grande en nuestro restaurante favorito (sólo 4 días en la ciudad y ya teníamos uno ): esta vez probamos el kofte ( albóndigas ) con arrocito y patatas.


En resumen nos quedamos con:

  • la comida, por su variedad y amplia oferta. Hay chiringuitos ambulantes por todas partes.
  • los olores: no perderse el bazar de las especias y el del pescado frito recién hecho en el puerto de Gálata.
  • la gente: en general es bastante amable ( menos el recepcionista de nuestro hotel... ). No y te intentan estafar ni te cobran por todo.
  • el metro al aire libre.
  • los gatos: los hay a raudales y bien grandotes.
  • todos los monumentos aunque la visita a las cisternas nos sorprendió mucho.
No nos quedamos con:
  • el té turco: demasiado amargo ( la variante de manzana sí que nos gustó... ).
  • el frío ( nada de clima cálido ): hay muchas cosas en Estambul que se hacen al aire libre y el frío te corta el rollo.
  • el cambio horario: a las 17:00 en enero ya es de noche.
  • las cuestas empinadas, especialmente la que te lleva a la torre Gálata.
  • el despertador digamos " natural " de las mañanas: el ruido de los trenes, metro, puerto y obras justo al lado de nuestro hotel. Vamos, que era imposible quedarse dormido por equivocación.

7 de enero de 2010

LOS PALACIOS DE ISTAMBUL

Miércoles, 6 de enero del 2010
Empezamos el día con un desayuno desastroso; ni tostadas, ni cucharas ni leches… en fin, en este hotel son un poco agarrados.
Pero no nos desanimamos fácilmente, así que cogimos el metro para ir al Palacio Otomano de Dolmabahçe, construido sobre tierra ganada al Bósforo. Las vistas son impresionantes. La visita es obligatoriamente guiada y eso significa que te pasas toda la visita intentando esquivar al tío “escoba ” que vigila que no te salgas del camino ni te retrases demasiado… un plasta!! Además te obligan a llevar bolsas de plástico en los pies. Los interiores, en muchos casos, son un insulto al buen gusto, pero merece la pena. El salón de estado mide unos 2000m2 y tiene la lámpara araña más grande del mundo; de 4,5 toneladas.

En la entrada había uno de esos guardias inmóviles con metralleta y cuchillo, engalonado de pies a cabeza y al que un grupo de niños no dejaban de incordiar. Para que luego digan que nuestro trabajo es duro…

Después ( y para compensar lo del desayuno ) nos pegamos un atracón de pescado en uno de los chirnguitos del puente Gálata. El mercado de pescado está justo al lado. Llama mucho la atención que desde el puente decenas de pescadores lanzan sus cañas. Es un espectáculo y la verdad es que pescan un montón.

Después de un merecido té de manzana nos dirigimos a la torre genovesa de Gálata; ¡ vaya con la cuesta ! está a 140m sobre el nivel del mar. Las vistas des de la torre del cuerno de oro y del Bósforo no están nada mal. El espacio es más bien estrechito y un poco agobiante.


Las callejuelas circundantes a la torre esconden cientos de tiendecitas de música, libros, cachibaches, souvenirs… y desembocan en una enorme avenida ( Istiklal caddesi ) repleta de tiendas y cafeterías pijas, con un simpático tranvía que no te atropella porque es ilegal.
Terminamos el día cenando, cerca de la mezquita Azul, un sabroso Testi kebab de cordero; es como un guiso con cebolla, pimientos y tomate hecho en un cuenco de barro ( como el Tahim marroquí ).


Jueves, 7 de enero del 2010
Hoy toca el Palacio Topkapi. Nos llevó toda la mañana. Consiste en un palacio Otomano dividido en diversos pabellones. Aquí llegaron a vivir más de 5000 personas. Entre las paredes del harén se cuentan historias de intrigas, celos y asesinatos. En la llamada sala de reuniones, el sultán podía espiar a los ministros y consejeros desde una ventana secreta enrejada llamada “ el ojo del sultán ”

Empezamos la visita por el harén ( la entrada se paga a parte ) y tuvimos la suerte de coincidir con poca gente, lo que siempre le da un toque misterioso a los sitios. La cerámica de Iznik cubre la mayoría de las paredes. Está muy bien conservado.
El fantabuloso tesoro imperial está en el pabellón del conquistador( muy sugerente, ¿ no ? ). Lo que más nos gustó fue el diamante en forma de cuchara ( el quinto más grande del mundo ) y la famosa daga de Topkapi ( la de la peli del 64, que ni Jordi ni yo hemos visto ).

Lo del pabellón del Manto Sagrado es demasiado para nosotros: que si un pelo de Mahoma, que si la espada, que si la huella del pie del profeta, que si el bastón de Moisés, que si el manto de Mahoma…
Las vistas de la ciudad desde uno de los patios ( el mirador del sultán ) son impresionantes!
Por la tarde dormimos la siesta ( bien merecida ) y por la noche repetimos cena en el puente Gálata.
Esto sí que son vacaciones!

6 de enero de 2010

ESTAMBUL Y LAS MONEDAS ROJAS

VACACIONES DE INVIERNO

Lunes 04 de Enero del 2010

El nuevo año nos trae un nuevo destino: esta vez viajamos a una ciudad europea: Estambul. La escogimos porque nos esperábamos un clima agradable; por desgracia hace un frío que pela.

Este es nuestro tercer país musulmán en los últimos 365 días ( tras pasar por Marruecos y Egipto ). Así que ya somos unos veteranos… Además están muy occidentalizados así que no hay tantas diferencias.



Al salir del aeropuerto no nos apetecía enfrentarnos a la multitud de taxistas que esperaban en la entrada; así que decidimos coger el metro. Hicimos un poco el pringui: resulta que los billetes se compran en una máquina (hasta aquí todo bien sólo que todo está en turco; idioma que en nuestro primer día todavía no dominamos). Al meter el dinero sólo salen monedas, las del cambio y unas de color rojo a lo casino. Al principio ni las vimos y nos las metimos en los bolsillos mientras esperábamos el billete en formato papel. Espiando al turco de la máquina vecina nos dimos cuenta del detalle. No nos importó equivocarnos metro ya que compramos por error más tickets de los necesarios. Por cierto se trata de un metro al aire libre: viajas viendo la ciudad ( que no es pequeña: 26 paradas con transbordo incluido ).

No nos costó mucho encontrar el hotel ( Gran Seigneur ) que no se parece en nada a las fotos colgadas en internet… en realidad es un tres estrellas pelado; eso sí,muy bien ubicado, cerca del palacio de Topkapi, en el barrio Otomano.

Cenamos cerca del hotel ( en la calle estábamos a 1ºC y dentro del local a unos 10ºC ). Un kebab buenísimo y medio litrito de cerveza ( Efes, que es la de aquí ). La cena superó con creces el McDonald del aeropuerto y el ( no estoy muy segura ) trozo de ternera del menú del avión.


Martes 5 de enero del 2010

En nuestro primer día decidimos ( como en resto de turistas de toda la ciudad ) visitar la Basílica de Santa Sofía y la Mezquita de Sultanahmet o más conocida como la Mezquita Azul.

Están situadas una en frente de la otra; la de Santa Sofía es un híbrido entre lo bizantino y lo musulmán. Su interior es simétrico con lo que olvídate de la típica planta de cruz de nuestras iglesias. Cobran entrada ( ha pasado a ser un museo en la actualidad ). Des de la galería superior hay más luz y mejores vistas aunque desgraciadamente un enorme andamio tapa la mitad de la cúpula central. Al terminar la visita nos encontramos con una sorpresita: turistas haciendo cola para poder meter el dedo en la ranura de una columna. Se trata de la columna “húmeda” y dicho ritual hace que los sueños se hagan realidad. Y nosotros que nos contentamos con apagar las velas de un pastel (aunque lo de comerse las doce uvas tiene más mérito…



Nos tomamos un pequeño descanso en los jardines de la Mezquita Azul: castañas calentitas recién hechas y solete en un banco con gatitos (que estaban por todas partes).

Para poder entrar en la mezquita tuvimos que esperar a que acabara la hora de oración. La entrada es gratuita aunque exige ir descalzo y bien tapadito. En el interior las mujeres rezan separadas de los hombres. Los turistas tienen zonas vedadas: por eso tenemos fotos sin gente… Por cierto se la llama Mezquita Azul por los azulejos de Iznik que cubren gran parte de las paredes. Es sencillamente impresionante.



Después de comer nos adentramos en el misterioso y enigmático Palacio Subterráneo ( para los menos románticos las cisternas de la ciudad ) donde un bosque de 336 columnas sumergidas soportan un techo abovedado. Como hay agua también hay: peces enormes y hambrientos y un fondo cubierto de monedas( me pregunto quien se inventaría lo del pozo de los deseos ). A medio recorrido te encuentras con dos columnas cuya base es la cabeza de la mitológica Medusa ( aquella diosa mortal con serpientes en la cabeza que te transforma en piedra si la miras ).



Acabamos el día perdiéndonos en el Gran Bazar y el Bazar de las Especias ( no están muy lejos el uno del otro ). Se trata de un laberinto de tiendas donde tratan de venderte todo lo vendible. Encontramos un café tranquilo y cubierto ( no nos olvidemos del frío que hacía ) donde probamos el té de manzana.



Al final del día nos regalamos unas delicias turcas típicas.