30 de octubre de 2009

NOS VAMOS DEL CAIRO


28 de Octubre del 2009

Es nuestro último día en el Cairo, así que hemos decidido no perdernos el museo. No nos han dejado entrar la cámara, así que no os podremos enseñar la famosísima máscara de Tutankamón ni ningún otro de los 1700 objetos encontrados en la tumba del faraón niño. Tres sarcófagos, uno de piedra, uno de madera pintada de oro y uno de oro macizo, escondían una dentro de otra ( como las muñecas rusas ) la momia del faraón ( que por supuesto, llevaba la máscara de oro ). Y por si fuera poco, los sarcófagos estaban dentro de tres gigantescos féretros recubiertos en oro también uno dentro del otro. Howard Carter fue quien la descubrió en el Valle de los reyes, en Luxor.


El valor del tesoro debe ser incalculable. Fue lo más espectacular del museo. Hemos robado una foto ( para las mamás ).

Del resto, destacamos el realismo de la estatua de K- Aper por sus ojos de cuarzo opaco y pupilas de cristal y las representaciones del faraón Akhenatón, que se empeñó en rebelarse contra el culto tradicional y contra el arte. Como se ve en la foto, él empezó la moda de los vientres hinchados ( o lo que nosotros llamamos tripa cervecera ).


Nos llamó la atención la poca protección del museo en general. Casi podías tocar los jeroglíficos milenaros así como golpear un sarcófago con las manos para comprobar su solidez ( nos basamos en echos confirmados en presenciade turistas bastante irrespetuosos con la historia ).
Después de tres horas, Jordi era el único capaz de absorber tanto conocimiento, así que en tales condiciones, decidimos sustituir la visita a la sala de momias reales ( al fin y al cabo, son gente a la que no conocimos ), por la de animals momificados.

Al final del día fuimos al barrio Copto a ver la Iglesia colgante. Entramos de chiripa, fuera de horario. Por supuesto, pagamos propina.

Después de la visita cogimos un taxi para llegar a la estación de trenes de Giza. Debimos encontrar al taxista más legal de todo El Cairo porque puso el taxímetro en marcha, no se saltó ningún semáforo, no adelantó ningún coche por su derecha, no se subió a ninfún bordillo, NI HIZO USO DEL CLAXÓN!!! Eso sí... no faltaron ni la música ni las ganas de fumar ( no le dejamos ). Por supuesto las maletas no cabían en el maletero y tras un intento frustrado de colocarlas en la vaca, decidimos llevarlas encima ( ya os podéis imaginar lo arrebutidos que viajamos; arrebutidos no es una palabra metafórica ). Por último se le añade a la situación que ibamos justitos de tiempo ( muy justitos ) , que el taxista sólo hablaba árabe ( no supimos si había entendido donde queríamos ir hasta al cabo de un rato ) y que cogimos un atasco de aúpa y ya tenéis todos los condimentos de un viaje estresante a más no poder por el centro de la ciudad. Sebas fue el que aguantó más el tipo ( tardó más en ponerse histérico ).

El tren ( ¡qué sorpresa! ) salió con una hora de retraso ( a las 22:00 ), así que no lo perdimos. Por fin nos íbamos de El Cairo. Amaneceríamos en Luxor






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