31 de octubre de 2009

POR TIERRA, AGUA Y AIRE


EMPIEZA LA AVENTURA
31 de Octubre y 01 de Noviembre del 2009



Empieza la aventura: Sebas nos ha convencido para dar un paseo en globo sobre el Valle de los Reyes. El madrugón ( a las 05:00 de la mañana salíamos ) ha valido la pena. La compañía Magic Horizon nos ofreció un vuelo de 45 minutos de duración por un precio razonable ( unos 80 euros por persona ). Tras cruzar el Nilo en barco, llegamos a la pista de despegue ( que no era más que un campo de cultivo ). En el aire ya habían unos cuantos globos...


Fue increíble. Las vistas panorámicas del Valle de los Reyes coincidiendo con el amanecer fueron inolvidables. Se estaba muy a gusto salvo por el calor que desprendía la llama que calentaba el aire.


Pasamos el resto de la mañana en la piscina del hotel y por la tarde, decidimos dar un paseo por el Nilo en faluca hasta la isla de las bananas, donde nos ofrecieron... bananas. Fue un paseo tranquilo, sin tener que esquivar a los vendedores ambulantes, taxistas o conductores de calesas.


Así que empezamos el día en el aire y lo terminamos en el agua.

El guía nos acabó convenciendo para ir al día siguiente a visitar un poblado nubio ( aunque en realidad eran mestizos ) en camello. Por el camino, vimos algún que otro cocodrilo pequeño. Sandra acabó echándoles bronca a los guías ( que eran críos al fin y al cabo ) por maltratar a los animales.


Todavía nos duele el culete. Y no lo pienso repetir.

Por la tarde fuimos al museo de Luxor ( se lo debíamos a Jordi por aguantar tantas locuras ): un lugar tranquilo ( tienen menos piezas expuestas que en el de El Cairo pero está mejor ordenado ) y sin el agobio de los vendedores, cosa que se agradece cuando llevas 4 días esquivando pañuelitos y camisetas.




LAS MIL Y UNA PROPINAS


TEBAS: EL VALLE DE LOS REYES
30 de Octubre del 2009


No madrugamos demasiado, pero lo cierto es que a las 09:00 ya estábamos montados en un taxi camino al Valle de los Reyes ( lo contratamos a pie de calle, casi sin regateo ). Era un Peugeot cuchumbroso y sin aire acondicionado, aunque el chófer no era demasiado charlatán.

Nuestra primera parada: los colosos de Memnón.


Después fuimos al Valle de los Reyes: se han descubierto 62 tumbas ( del 1500 a. C. ). Afortunadamente no se pueden visitar todas. Los emplazamientos permanecen llenos de corredores y cámaras funerarias con relatos simbólicos del viaje de los muertos hacia el inframundo y pinturas rituales que ayudarían a los faraones en el más allá.

La visita es un "poco" timo porque la entrada oficial sólo te deja visitar 3 tumbas. Las de Tutankamón y Ramsés VI se pagan a parte así que la cosa nos salió por un ojo de la cara. Y eso sin incluir el soborno de uno de los vigilantes de la tumba de Tutankamón tras ser pillados in fraganti haciendo un video con el móvil ( no está permitida la entrada con cámaras ). Menos mal que se pensaron que sólo habíamos hecho fotos...

La que más nos gustó fue la de Ramsés VI porque estaba vacía, los relieves y pinturas eran espectaculares y el sarcófago estaba en su posición original. La de Tutankamón era muy pequeña pero tenía la momia del faraón expuesta. Nos decepcionó porque casi estaba toda tapada.

Fue estresante que todos y cada uno de los vigilantes de las tumbas nos pidieran propina, incluso aunque fuera sólo por saludarte. Además una de las tumbas estaba cerrada porque a un grupo de caprichosos arqueólogos americanos se les ocurrió pagar mil doláres para tenerla para ellos sólos. Así que si algún día vas al Valle de lor Reyes con mil doláres en el bolsillo podrás conseguir sobornar a los guardias para impedir la entrada a los demás. Así que sí, todo tiene un precio. Incluso la tumba de un faraón.

Volvimos al taxi que, sorprendentemente, no aprovechó la ocasión para fugarse con las cámaras que dejamos dentro del coche. Nuestras siguientes paradas fueron:

-Templo de Hatshepsut: diseñado para la reina Hatshepsut, se trata de un monumento impresionante que se eleva en el desierto en varias terrazas. El templo está literalmente incrustado en la roca. Hacía un calor que te morías. Una vez más todos querían propinas por no hacer nada.

- Medinat Habu: un templo precioso donde destacan los relieves de las paredes y columnas ( muestran escenas de las campañas militares de Ramsés III ). Había muy poca gente durante la visita así que tuvimos el templo para nosotros sólos y fue espectacular.


- Deir al Medina: restos de una aldea donde vivían los trabajadores de las tumbas reales. Se pueden visitar 3 tumbas de capataces ( más sencillitas pero con grabados muy bien conservados ) que no están nada mal. Hay que bajar por escaleras estrechas y con algún que otro abuelete atascado.

EL CARTÓN DE LECHE

LUXOR Y TEBAS
29 de Octubre del 2009


Llegamos a Luxor a las 9 de la mañana. El " azafato " del vagón nos pidió propina.

Y no, no íbamos en el tren que colisionó cerca del Cairo. El accidente se produjo cuando el tren que cubría la línea El Cairo- Aiut se detuvo al sufrir una avería y fue ebestido por la parte trasera por otro tren que circulaba por la misma vía. La colisión se produjo cerca de la ciudad de Al Ayyat, a unos 70 kilómetros al sudoeste de la capital egipcia.

La primera impresión fue buena. Con unos 150.000 hab ( unos cuantos millones menos que en el Cairo ) la ciudad nos pareció más tranquila. En la estación de tren los taxistas se nos disputaban ( literal ). Resultó que el Hotel estaba muy cerca de la estación así que hicimos un poco el pringui ( o como dice Sandra: - Nos han tongado - palabra que voy a incluir en mi diccionario por si la volviéramos a necesitar ). El Hotel ( Queens Valley Hotel ) que escogimos estaba justo delante del Templo de Luxor y la ribera del Nilo.

Luxor se construyó sobre la ciudad de Tebas, antigua capital de Egipto durante el imperio nuevo ( 1550- 1069 ac ). Fuimos en Taxi. El taxista no reparó en tocar el claxon de forma persistente, aunque sin un motivo aparente. Pensamos que porque no veía tres en un burro. Nos volvieron a tongar... el templo estaba muy cerca del Hotel.

Nuestra primera parada fue Karnak, templo de Amón, rey de dioses. Unos 80.000 hombres participaron en la construcción del templo, entre obreros, guardias, sacerdotes y sirvientes. La escala del templo es impresionante. Patios, salas y colosos... permaneció enterrado bajo la arena durante más de 1000 años y fue a mediados del siglo XIX cuando comenzaron las obras de excavación, que todavía hoy en día continúan.

El de la foto es Ramsés II, acompañado de una de sus hijas. Una avenida de esfinges te conduce hacia la entrada del templo. Lo que más nos IMPRESIONÓ fue la gran sala hipóstila, con 134 columnas gigantescas. Lástima de los grafitis de algunos capullos desaprensivos.





Jordi nos hizo de guía explicándonos todos y cada uno de los detalles de todos y cada uno de los rincones del templo. Al final del viaje a lo mejor le tenemos que dar una propina.

Como las fotos valen más que las palabras ahí van...

Comimos en un restaurante justo delante del Hotel. La primera pizza, señal de que ya empezábamos a estar saturados de pollo y arroz, fue para Sebas.

Al atardecer fuimos al Templo de Luxor. Fue descubierto en 1881.


Llama la atención la Mezquita de Abu al Haggag, que se construyó sobre el templo. Está dedicado a la tríada de dioses Tebanos ( Amón, Nut y Jonsu ). Dos estatuas gigantes de Ramsés II dan la bienvenida al templo. Fue reconstruido en parte por Alejandro Magno y en algunos de los relieves se le ve presentando ofrendas a la tríada Tebana.


Un paseo de 2km rodeado de esfinges comunicaba el templo de Luxor con el de Karnak. Ahora, según Sandra, en la avenida de als esfinges tan sólo quedan 28 ( Sebas discrepa ).
La verdad es que está bastante bien conservado y las luces de los focos hacía que todo pareciese más misterioso.

Nuestro primer día en Luxor no nos decepcionó. Eso sí, todo egipcio que trabajaba, caminaba, te señalaba algo con el dedo, te sonreía o cuelquiera que respirase, te pedía una propina.

De vuelta al Hotel pasamos por el mercado. Fue irremediable que decenas de vendedores no intentaran vendernos algún pañuelo, figuritas en miniatura de faraones o dioses egipcios, papiros y pulseritas.

Nos alejamos del mercado turístico y acabamos en unas callejuelas estrechas y sin asfaltar. Un grupo de niños nos siguió pidiéndonos dinero. El asedio duró hasta que unas cuantas calesas cargadas de turistas pasaron por la calle. Como parecía que tenían más dinero que nosostros, dejaron de seguirnos para correr tras de ellas. Todos los niños desaparecieron menos una niña. Sandra decidió comprarle un refresco para qe dejara de seguirnos.
Por supuesto, el vendedor nos cobró más de la cuenta, aún y sabiendo que no era para nosotros.

En el mostrador del badulaque la niña señaló un cartón de leche.

30 de octubre de 2009

NOS VAMOS DEL CAIRO


28 de Octubre del 2009

Es nuestro último día en el Cairo, así que hemos decidido no perdernos el museo. No nos han dejado entrar la cámara, así que no os podremos enseñar la famosísima máscara de Tutankamón ni ningún otro de los 1700 objetos encontrados en la tumba del faraón niño. Tres sarcófagos, uno de piedra, uno de madera pintada de oro y uno de oro macizo, escondían una dentro de otra ( como las muñecas rusas ) la momia del faraón ( que por supuesto, llevaba la máscara de oro ). Y por si fuera poco, los sarcófagos estaban dentro de tres gigantescos féretros recubiertos en oro también uno dentro del otro. Howard Carter fue quien la descubrió en el Valle de los reyes, en Luxor.


El valor del tesoro debe ser incalculable. Fue lo más espectacular del museo. Hemos robado una foto ( para las mamás ).

Del resto, destacamos el realismo de la estatua de K- Aper por sus ojos de cuarzo opaco y pupilas de cristal y las representaciones del faraón Akhenatón, que se empeñó en rebelarse contra el culto tradicional y contra el arte. Como se ve en la foto, él empezó la moda de los vientres hinchados ( o lo que nosotros llamamos tripa cervecera ).


Nos llamó la atención la poca protección del museo en general. Casi podías tocar los jeroglíficos milenaros así como golpear un sarcófago con las manos para comprobar su solidez ( nos basamos en echos confirmados en presenciade turistas bastante irrespetuosos con la historia ).
Después de tres horas, Jordi era el único capaz de absorber tanto conocimiento, así que en tales condiciones, decidimos sustituir la visita a la sala de momias reales ( al fin y al cabo, son gente a la que no conocimos ), por la de animals momificados.

Al final del día fuimos al barrio Copto a ver la Iglesia colgante. Entramos de chiripa, fuera de horario. Por supuesto, pagamos propina.

Después de la visita cogimos un taxi para llegar a la estación de trenes de Giza. Debimos encontrar al taxista más legal de todo El Cairo porque puso el taxímetro en marcha, no se saltó ningún semáforo, no adelantó ningún coche por su derecha, no se subió a ninfún bordillo, NI HIZO USO DEL CLAXÓN!!! Eso sí... no faltaron ni la música ni las ganas de fumar ( no le dejamos ). Por supuesto las maletas no cabían en el maletero y tras un intento frustrado de colocarlas en la vaca, decidimos llevarlas encima ( ya os podéis imaginar lo arrebutidos que viajamos; arrebutidos no es una palabra metafórica ). Por último se le añade a la situación que ibamos justitos de tiempo ( muy justitos ) , que el taxista sólo hablaba árabe ( no supimos si había entendido donde queríamos ir hasta al cabo de un rato ) y que cogimos un atasco de aúpa y ya tenéis todos los condimentos de un viaje estresante a más no poder por el centro de la ciudad. Sebas fue el que aguantó más el tipo ( tardó más en ponerse histérico ).

El tren ( ¡qué sorpresa! ) salió con una hora de retraso ( a las 22:00 ), así que no lo perdimos. Por fin nos íbamos de El Cairo. Amaneceríamos en Luxor






29 de octubre de 2009

LOS MERCADOS DEL CAIRO

JAN AL JALILI
27 de Octubre
del 2009

Es nuestro tercer día en el Cairo. No podíamos dejar de ir a conocer el famoso mercado de Jan al Jalili, construido en 1832.
Como no podía salirnos bien a la primera, nos equivocamos de entrada y fuimos a parar al Sharia Muski; probablemente no haya calle más abarrotada en el Cairo. Y es que este es su mercado, el de verdad, y no el del Jalili, con cientos de puestecitos azicalados para los turistas.


Fue un día curioso, lleno de contrastes entre ambos mercados. Una barrera policial los separaba el uno del otro. El que no se atreva a pasar esa barrera se va del Cairo con la sensación de haber estado dentro del cuento de Aladdin.


Estando en el mercado de Jan al Jalili, encontramos casi de casualidad el café Fisawi, escondido en un callejón y abierto durante los últimos 200 años. Es probablemente el café más antiguo del Cairo. Tomamos el mejor té a la menta que hemos probado...y no por mucho dinero. Éso sí, nos masacraron a base de vendedores ambulantes de pulseritas, rolex y escarabajos.



Antes de irnos nos sentamos a la entrada de la Mezquita de Sayidna al Hussein. Se trata de la mezquita más importante de Egipto, tan sagrada que está vedada a los no musulmanes ( entre otros, turistas ).
El muecín empezó a cantar para llamar a la oración. Decenas de hombres entraron en la Mezquita. Las mujeres no pueden entrar por la misma puerta que los hombres. Una mujer se sentó con sus hijos pacientemente a esperar que su marido acabara de rezar. Un hombre ciego se quedó en la puerta y se orientó hacia la Meca para para cantar sus oraciones.

Por la noche fuimos a dar un romántico paseo por la rivera del Nilo. Aunque bueno, lo que los Cairotas consideran romántico es: un paseo en barca con música estridente de fondo, luces de colores parpadeantes y cuanta más gente quepa en la barca, mejor. Por supuesto, no picamos. Nos llamó la atención que hay pocos parques, muchos coches, nada de tranquilidad y mogollón de timadores.




27 de octubre de 2009

EL CAIRO DE LOS FARAONES


EL MITO DE LAS PIRÁMIDES
26 de Octubre del 2009

¡Hoy es el gran día! Nos dirigimos entusiasmados a las famosas pirámides de Giza.
Hemos contratado a un xófer por horas porque nos ha parecido la forma más cómoda y rápida de visitar muchas pirámides. Vamos con Ahmed, el conductor, que afortunadamente habla inglés. Nos han cobrado 300 libras. No está nada mal. Además nos demostró ser muy hábil teniendo en cuenta como está el tráfico en el Cairo. Hemos descubierto que los semáforos en rojo y los pasos de cebra son una quimera; están ahí pero nadie les hace ni puñetero caso. Menos mal, aunque a duras penas, hacen algo de caso a la guardia urbana ( dígase del policía uniformado de impoluto blanco que carga a sus espaldas con una metralleta, fuma todo lo que puede y se hecha una cabezadita en el puesto de vigilancia ).

A las nueve de la mañana llegamos a Giza ( por supuesto más tarde de lo acordado ).
Vamos a cargarnos el primer mito; las pirámides no están en medio del desierto, sino en un barrio periférico de la ciudad.

Segundo mito; nada de paz ni misticismo. Ir y venir continuo de turistas de una a otra pirámide en autocar, coche, camello, caballos, coches de caballos y burros!! Por cierto, el que se crea que comprando la entrada va a verse libre del acoso de mercaderes de chucherías inútiles, de guías locales fraudulentos o de guiris en tirantes y pantaloncitos cortos bajo un sol de justicia, se equivoca.



Tercer mito; lo de que en Egipto nunca llueve es mentira. Llovió. De repente. Plaf. Nos vimos obligados a acurrucarnos ( los 4 ) bajo el resquicio de una piedra. Duró poquito pero fue suficiente para que se le hechara la culpa del desastre natural a Fani. La verdad es que en el fondo nos dió un respiro. No hizo demasiado calor.

Cuarto mito; las pirámides no son lisas. Lo fueron, pero los soberanos medievales del Cairo se llevaron el rebestimiento de caliza que originalmente recubría las tres pirámides para sus propios monumentos. Sólo la de Kefrén mantiene su cima intacta. Tienen más bien, una forma escalonada.

A pesar de todo, nos llevamos un buen recuerdo de Keops, la gran pirámide, Kefrén y Micerinos. Nos impresionó su tamaño y el echo de que fueron construidas en menos de cien años por una civilización que nos ha dejado misterios y leyendas sin resolver, maldiciones y secretos.
Son la única de las SIETE MARAVILLAS de la antigüedad que aún perdura.


Se pueden visitar por dentro ( hay que comprar otra entrada aparte..). Nos decidimos por la de Kefrén. Hay poco que ver, mucha gente, paredes sin revestir, ningún mosaico ni inscripción jeroglífica. En la cámara funeraria sólo queda el sarcófago de granito del faraón. Nos dió un poco de apuro un hombre que parecía estar rezando o meditando delante del sarcófago real. Nos sorprendió el calor y la escasez de aire. Olía a azufre.
A pesar del todo la experiencia es recomendable, por lo de entrar en una pirámide del 3000 ac una vez en la vida.

Terminamos la visita con la Esfinge. Es cierto que le falta la nariz. Se supone que es el rostro de Kefrén. Guardián de las pirámides de Giza; los árabes la llaman Abu al Hol ( el padre del terror ). Desde la Esfinge se tiene una panorámica preciosa de la meseta con la pirámides al fondo.


Después de 3 horas ya no teníamos fuerzas pero decidimos seguir el plan previsto y fuimos a Saqqara, uno de los yacimientos arqueológicos más importantes de Egipto. Allí se encuentra la pirámide del faraón Zóser, la primera pirámide escalonada de Egipto ( antes las tumbas reales eran simples mastabas ).


Lo que más nos gustó fue poder pasear sin que hubiera demasiados turistas. El resto del yacimiento no se conserva muy bien.
Acabamos el día decidiendo, casi de improviso ir a Dahshur, donde entramos en la pirámide roja.

Fue genial. ¡ Casi no había turistas ! Accedimos a través de un largo corredor con muy poca luz y que parecía no tener fin. Después de un largo recorrido sin saber demasiado dónde poner los pies, llegamos a tres cámaras ( dos de ellas con techo escalonado ). Olía a azufre. El aire era espesoy nos costaba respirar, pero valió la pena. La sensación de estar completamente solos en el interior de la pirámide fue increíble.
De todas las pirámides del día ésta es la que más nos gustó.
A lo lejos pudimos ver la pirámide combada, la primera pirámide lisa de la historia.
Cuando quisimos hacerle una foto, un par de policias, metralletas en mano, nos ofrecieron acompañarnos para verla de más cerca. No inspiraban ni pizca de confianza. En el fondo sólo querían una propina, y como no coló, intentaron que les cambiásemos un euro falso por libras.
¿ Qué podemos esperar de un país como éste ? ¿ Qué puede esperar su gente ? Nosotros, al fin y al cabo, sólo somos turistas...


No hemos hablado de la comida del día: al mediodía un sanwich cutre en Saqqara. El camarero aprovechó para enseñarnos un video casero, grabado con su móbil, de una supuesta tumba egipcia con sus respectivos tesoros en el sótano de su casa. Ya no nos fiamos de nadie..
Lacena fue mucho mejor. Fuimos al Felfela, un restaurante que nos habían recomendado. Ambiente oriental para turistas. Probamos el taamiyya ( empanadillas rellenas de pasta de alubias y verduras ) entre otros. Comimos tan bien que volvimos dos veces más.
Antes de irnos rendidos a dormir tomamos, en un puestecillo local, zumo de caña de azúcar ( al que llaman asab ) y zumo de granada. Riquísimos!!!
Nos dolían las piernas y tendríamos agujetas para unos cuantos días, pero eso no lo sabríamos hasta el día siguiente. Esa noche no oimos al muecín.









25 de octubre de 2009

EL CAIRO Y SUS VERDADES

EL CAIRO ISLÁMICO
24 de octubre del 2009

Cualquiera que se haya dejado embelesar por las leyendas de las tumbas faraónicas, las pirámides milenarias y los dorados minaretes de las mezquitas musulmanas, decide como mínimo, ir una vez en su vida a Egipto.

Empieza la aventura. Pero esta vez es diferente. Nos acompañan Sandra y Sebas, amigos y superexpertos en pasear por el mundo. Yo ya me entiendo.
Llegamos al Cairo hace 24h vía Egyptair. Un viaje plácido, confortable, tranquilo y sin incidentes que destacar. Sandra tiene su versión sobre los hechos.


El Cairo, ciudad donde conviven unos 16 millones de habitantes. Lo que significa que hay un montón de peña y TODOS tienen coche. El tráfico es caótico. Impera la ley del más rápido. No hay normas que valgan. Las retenciones son kilométricas. Nos recuerda un poco a Lima aunque a lo africano. Los semáforos y pasos de cebra son simbólicos. Las luces parpadean. Los edificios parecen abandonados. Es una ciudad ruidosa a todas horas, gris y calurosa. Las calles estan atiborradas de gente que hormiguea de un lado a otro sin orden aparente.

Este el Cairo que hemos visto, el Cairo y sus verdades y no creo que se parezca al de los cruceros por el Nilo.


Decidimos no madrugar demasiado. Además no se puede decir que la primera noche durmiésemos demasiado bien. Hasta dos veces (a las 04:00 y a las 07:00 ) nos despertaron los cánticos del mullarín desde los altavoces de los minaretes de su mezquita. Por la mañana un estruendo de pitos y ir venir de coches nos remató.

El desayuno, pan con huevo duro, mermelada, mantequilla y té con leche. Nos hospedamos en el Hostal Juliana: teniamos claro que era mejor subir en ascensor que por las escaleras (¿restos de un incendio? ¿o acaso era roña?). Un hostal de decoración aspartana pero con lavabo y aire acondicionado en la habitación. Bastante céntrico.

Nuestra primera parada ha sido en la estación de trenes de Ramses II para comprar los billetes del tren nocturno a Luxor ("Sleeping Train"a 41 euros el pasaje; tarda 9 horas en llegar. Promete...). Llegamos a la estación en metro. El Cairo tiene dos líneas. Nos llamó la atención que no huviera ni un solo turista más.

El resto del día lo hemos pasado en el barrio islámico: la primera parada, la Ciudadela ( residencia de los soberanos de Egipto durante más de 700 años). Lo primero que llama la atención es la mezquita de Mohamed Alí construida en el siglo XIX, con una gran cúpula central y dos afilados alminares. Se puede visitar por dentro; eso sí (como en todas las mezquitas) te tienes que descalzar. Nos quedamos un rato sentados en la moqueta, viendo pasar las hordas de turistas que seguían a sus guías; esos de las banderitas.



Las vistas des de la terraza muestran un Cairo de edificios desvencijados que no parece tener fin. La arena del desierto ensucia el cielo. El contraste es impresionante.


Dentro del recinto de la Ciudadela también visitamos la Mezquita de al Nasir Mohamed y la de Solimán Pachá, una de las primeras mezquitas Otomanas construidas en Egypto.

A las 2 del mediodía ya no podíamos más, así que decidimos pasear por los alrededores de la Ciudadela y buscar un lugar para comer.
Acabamos en un barrio rodeados de animales de carga, llámense burros, ovejas, pescados de dudoso origen, vendedores y paradas de fruta, pan y cachibaches. El auténtico Cairo. Allí no había ni un solo turista...

Tras dar unos cuantos tumbos compramos cuatro horzas de pan a lo desesperado ( y es que el hambre apretaba... ). Encontramos un bareto árabe que por fuera no prometía. Sin embargo, en el fondo del local había un verdadero oasis: una sala con aire acondicionado donde nos zampamos una comilona de cordero, ternera y un arrozito con canela buenísimo



Después de comer llegamos a la mezquita de Ibn Tulún que nos sorprendió por las columnas de su patio interior y sobretodo, porque a esas horas de la tarde, estábamos practicamente sólos. La mezquita es muy grande y la más antigua del Cairo ( años 876-879 ) y tiene un patio enorme. El alminar es en espiral.



Nos hecharon del recinto antes de lo previsto. Al salir nos topamos con un ajuste de cuentas en plena calle tras un intento frustrado de robo. La polícia se dio mucha prisa en hacernos salir para que no fuésemos testigos de nada. Decidimos coger un taxi para ver la puesta de sol desde la Torre del Cairo, de 185 metros. Menuda clavada: 65 libras la entrada ( por si no lo habíamos dicho un euro corresponden a 8 libras ). Para llegar hasta el mirador teniamos que subir por un ascensor muy estrecho y abarrotado de gente ( con botones incluido y vestido para la ocasión... ). Las vistas eso sí, valieron la pena