10 de mayo de 2009

AVENTURAS EN LA SELVA I

LA RESERVA DE MANU
Del 2 al, 9 de Mayo

La Reserva de Manu es una de las mayores zonas protegidas de América Latina. En ella habitan más de 170 especies de mamíferos, más de 1200 de mariposas y más de 20000 variedades de plantas.


Pero sobretodo Manu es famoso por sus aves, con más de 1800 especies, 117 de las cuales son endémicas.
Se divide principalmente en dos zonas, la selva alta ( donde estuvimos nosotros ) y la baja ( zona reservada ). Ni siquiera los propios Andinos la han explorado en toda su magnitud. En el fondo nadie se adentra en la selva...


Atalaya y Boca manu son los principales puertos desde donde pueden cogerse los botes que pueden llevarte al resto de la reserva.


Decidimos adentrarnos en la selva con un tour guiado ya que ésta es la única forma de poderlo hacer ( no se permite la entrada a la reserva por cuenta propia). Nos pusimos en marcha a eso de las 4:20 a.m. Nos esperaban unas 10h de bus y una travesía de propina en canoa de media hora hasta el río de Oro Lodge, nuestro primer hospedaje.

Nos acompañaban en nuestra expedición Saturnino el conductor, Abraham y Javier ( apodado Stuart little por lo pequeño que era) como
expertos guías , Ciro el cheff y otros turistas ( una americana de Texas estudiante de medicina, una canadiense y Taca, joven ingeniero japonés ). También se sumaron en el puerto de Atalaya Darwin y Cristian, los motoristas o conductores del bote.
Aunque nos pintarron un viaje de lo más relajado, la verdad es que después de tres horas ya no sabíamos cómo sentarnos.

Por el camino ( carretera secundaria en obras ) pasamos por diversas poblaciones. Primera parada en Paucartambo, donde desayunamos pan con mantequilla y huevos fritos, té,café instantáneo, queso y jamón dulce. Animados después de llenar nuestros estómagos visitamos la pequeña plaza del pueblo, famoso en el Valle Cuzqueño por su Semana Santa. Antes del desayuno paramos unos minutitos en las Chullpas de Ninamarca, antiguo cementerio preinca ( lógicamente todas las tumbas estaban expoliadas. Aún así, no se mantenían nada mal, teniendo en cuenta su antigüedad !! )


Entonces, tras alcanzar una altura máxima de cerca de 4000 metros, iniciamos el descenso por la vertiente este de la cordillera andina del Urubamba. La carretera se estrechó mucho ( no os podéis imaginar las virguerias que tenía que hacer el conductor para lograr pasar cuando se cruzaba con otro coche o camión. Por supuesto todos los vehículos venían abarrotados de gente y mercancías... ).

Atravesamos el bosque nublado: se llama así porque una densa capa de niebla cubre la parte alta de las copas de los árboles y, durante un largo trayecto, no te deja ver el fondo del valle. El bosque es sencillamente espectacular: existe una gran diversidad de árboles, plantas y aves. Destacan las orquídeas ( hay unas cuantas ), las gorgonias ( que forman colonias en las ramas de los árboles ) y las oropéndolas ( preciosas aves de plumaje negro con cola amarilla y que no dejaban de trinar ) que avistó Fani ( el guía todavía estaba desperezándose al tiempo que intentaba avistar, sin éxito, el famoso Gallito de las Rocas del cual os hablaremos más adelante ).


A pesar de lo bello del paisaje hubo poco tiempo para disfrutarlo: apenas un par de paradas en el camino ( en una de ellas aprovechamos para comer: nuestra primera toma de contacto con la comida de nuestro cocinero Ciro ) y mucho coche ( y cuando decimos mucho coche, nos referimos a eso: MUCHO COCHE... ).




A eso de las 17:00 llegamos a Atalaya que está junto al río Madre de Dios ( enorme ya os lo podemos asegurar, aunque sólo se trate de un afluente del Amazonas ). En este punto termina la carretera por lo que la única forma de avanzar es a través del río.


Tomamos el bote justo a tiempo para llegar, cuando ya oscurecía, al Rio de Oro Lodge donde cenamos y realizamos nuestra primera caminata nocturna, una pequeña y inofensiva caminata justo por detrás del albergue, donde vimos a la luz de nuestros frontales...tarántulas!! Justo detrás de la ventana del lavabo!!


Al día siguiente madrugón para un intento frustado y bajo nuestro primer chaparrón tropical de ver una collpa de loros.






Se ve que los
animalitos no salen si llueve... qué listos!! La collpa consiste en una pared arcillosa rica en minerales donde los loros y guacamayos van a comer ( para depurarse de las toxinas de las semillas que ingieren ).


Después nos separamos del resto del grupo, ya que nosotros y Taca éramos del tour de 8 días. La travesía fue, qué sorpresa, de unas 10h. Por el camino paramos en Intihuatana, donde repusimos combustible y desayunamos una ensalada de frutas tropicales. No dejaba de llover..



A media mañana una tregua del chaparrón nos permitió visitar parte de la comunidad indígena de los Matsigüenka, que es de las más sociales...bueno, a menos no nos tiraron flechas...

Abraham nos explicó que algunas comunidades no tienen contacto con el hombre blanco por el temor a ser esclavizados como sucedió en el pasado. A ciencia cierta no se sabe cuántas tribus indígenas hay en la zona. La anécdota del ataque a unos turistas en el 2002 con flechas no nos hizo ni pizca de gracia.

Viven en lo que para nosotros serían condiciones precarias. Los locales piensan que son felices porque no tienen preocupaciones pero a nosotros nos pareció que sí las tenían ( y bien gordas ): preocuparse por sobrevivir es bastante ( no os parece? ). Una de las familias que visitamos tenía un corral con numerosos cuís ( animal considerado sagrado por la cultura inca; a nosotros nos parecieron cobayas ). Básicamente se los comen. Nos llamó la atención la construcción de un lodge próximo a la comunidad en desuso pero provisto de un antenón para radio y televisión ( cedido por el gobierno de Perú )




Tras la visita al poblado, Abraham se empeñó en acortar el camino para regresar al bote selva a través a lo Indiana Jones en lugar de seguir por la trocha ( así se conocen los senderos habilitados por los locales para poderse uno abrir paso por la selva. De otra manera es muy difícil avanzar ). No dejábamos de pensar en los bichos que no veíamos a través de los árboles, las lianas, ... y en los que sí que habíamos visto: algunas especies de monos y aves. La verdad es que fueron caros de ver y los que piensen que se pasean por ahí para que uno los fotografie tan tranquilo se equivocan.

Reanudamos la marcha ( comimos en el bote; arroz con vegetales y pollo ) y llegamos a
Boca Manu, último poblado antes de quedarnos definitivamente incomunicados. Aquí nos enteramos del 6 A 2 del Barça en Madrid.


Finalmente llegamos al que sería nuestro alojamiento los próximos cuatro días: el
albergue de Maquisapayoj. Vistas estupendas y con habitación espaciosa, pero claro, sin agua caliente.
Tuvimos nuestra particular recompensa con una puesta de sol.


Tocó caminata nocturna que nos deparó algunas sorpresas ( por cierto, la ranita de colores es uno de los animales más venenosos del planeta ):



El tercer día de nuestro viaje fuimos en bote hasta una nueva collpa: la de
Macaw Clay. Tocó madrugón ( como todos los días ). El amanecer, por lo visto, iba incluído en el programa. estuvimos cerca de tres horas en lo alto de una plataforma observando diversas aves.
Allí desayunamos panqueques recién hechos, frutas y chocolatinas!



De camino a la collpa vimos unos animales en el margen del río muy curiosos ( no recordamos el nombre ). Mientras la familia se escondía, el macho nos observaba desde la orilla.


Esta vez tuvimos suerte y pudimos ver loros comiendo arcilla ( no tantos como en las fotos de las guías pero no estuvo nada mal ). También vimos guacamayos, algún martín pescador, un tucán, algún mono y un caimán blanco ( como no lo veíamos bien desde la plataforma nos hacercamos con el bote; ver foto ):


Tras la experiencia nuevo viaje en bote para visitar el
lago de Camungo. De nuevo tocó caminar por trochas. Nos encontramos con una sorpresa: una ceiba con un tronco inmenso y sin techo aparente. Al lado unas escalinatas permitían ascender hasta una plataforma superior en su copa a una altura de cerca de 42 metros. Las vistas eran espectaculares.




Al bajar otro sorpresón: nos topamos con una manada de pecaris ( jabalíes salvajes que viajan en grupos de 100 a 200 ). La cosa fue así:

Abraham:
"Una manada de pecaris. No hagan ruido. Avancen en silencio".
Nosotros: avanzamos en silencio cámara en mano.
Abraham:
"Se están acercando los machos. Retrocedan... Despacio... Sin movimientos bruscos".
Nosotros: retrocedimos un poco cámara en mano.
Abraham:
"Vienen hacia aquí!!! Retrocedan despacio... No corran o nos atacarán..."
Nosotros: quietos cámara en mano.
Abraham:
"Si se acercan más retrocedan hasta la torre y suban por las escaleras" ( en ese momento se dió cuenta de que ya había cerrado con candado y que la llave se la habían llevado los motoristas ). Entonces dijo: "Habrá que trepar por fuera...".
Fani:
"Por fuera de donde?".
Jordi y Taca: haciendo fotos.
Afortunadamente para todos los pecaris gruñeron un poco y se marcharon.



Al llegar al lago nos subimos a una canoa. El silencio y el calor hicieron mella en nosotros y de vez en cuando cabeceábamos como bebés. No vimos lobos de río, pero sí unas aves de aspecto jurásico, ya que no han evolucionado nada ( wuatsins ¿? )

Comimos en el poblado de
Blanquillo. Taca se apuntó a jugar un partido de fútbol postpandrial y bajo un sol de justicia. Jubavan Blanquillo contra equipo expedición. Nosotros decidimos dormir una siesta.












Por la tarde fuimos al lago
Cocha Blanco con la esperanza de dar con los lobos de río. A media travesía, otro chaparrón de agua lo evitó. Resguardados en la caseta del guarda tuvimos que conformarnos con los murciélagos que también se cobijaban en la caseta.



Volvimos al lodge donde Ciro nos esperaba con la cena sobre las 19h. Abraham y Taca decidieron ir esa noche a la collpa de tapires a probar suerte a pesar del mal tiempo y del cansancio. Nosotros iríamos más tarde.

Al llegar nos topamos con este amiguito en forma de hoja:




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