26 de marzo de 2008

XI'AN; TODO BAJO EL CIELO

15 de febrero del 2008
Por fin estamos en Xi,an, en la provincia de Shaanxi. El viaje en tren ( 12h ) en hard bed class ha sido muy pintoresco. La gente se abarrotaba en la sala de espera de la estación ( ya os he dicho antes que en china hay unos 1200 millones de personas, no? Era una locura, aunque parecían tan acostumbrados a tanto tumulto, que ni se inmutaban. No fue fácil para nosotros conseguir el billete. De hecho, cuando llegamos a Pingyao el primer día ( solemos comprar los billetes de salida el mismo día que llegamos a una ciudad, tanto para aprovechar que ya estamos en la estación de tren, como para no quedarnos sin billetes en el último momento ) ya no quedaban plazas. Afortunadamente, Bob, el manager del Hostal de Pingyao, nos ayudó con excesiva complacencia, consiguiéndonos billetes para Xi,an sin ningún problema ( qué mafioso, ¿ no?. Sospechamos que deben haber algunos billetes reservados para los hostales y las agencias. Nos cobraron una suculenta comisión, por supuesto. Pero en fin, en el fondo, Bob y su staff nos trataron como a reyes a cambio de una fantástica valoración del hostal en el ranquing de Hostelworld. Sucumbimos al chantaje sin ninguna objeción.


Partimos hacia Xi,an. Cena rápida en el tren ( mejor esto me lo salto ). Valium y a dormir ( no sin antes saltar a la tercera litera contando desde abajo. Menos mal que tengo algunas nociones básicas de escalada ). El tren era de lo más ruidoso y ajetreado. Sucio y maloliente; aunque la verdad es que estaba tan cansada que ni me enteré de todo lo que se movía a mi alrededor.







Sebas lo vio así: Llegamos a la estación de Xi’an a las 7:45 horas del día 15 de febrero. Al salir, aquello era una locura, el más absoluto caos, gente por todos lados. Por suerte los del hostal nos vinieron a buscar con un cartelito escrito en perfecto castellano que decía: Sebastian.
Le dijimos a nuestros colegas que nos esperasen que íbamos a comprar los billetes para Chengdu (para el viaje de 3 días después) visto el éxito previo con la compra de billetes. Después de una espera agónica con mogollón de chinos (algunos que parecían ser alérgicos al jabón y con una extraña costumbre local por pegarse los mocos en la ropa), sólo había disponible asiento duro para un viaje de 18 horas de tren. Los compramos en plan emergencia por si no conseguíamos algo mejor. Viajar en china es complicado, coño porque se mueven tanto!!!!
Le preguntamos a nuestro colega chino del hostal si vendían billetes de tren, y nos dijo que podía arreglarlo pero tenía que preguntar primero. Dos minutos más tarde, el eficiente chinito nos dice que puede conseguir cama para tres en el tren a Chengdu pero no puede asegurarnos si es cama blanda o cama dura (debe haber mafia de billetes fijo). El caso es que estuvo preguntando precios y en cama dura el viaje cuesta 270 yuanes por persona, en cama blanda 400 yuanes por 18 horas de tren. Y dos minutos después nos dice que ha conseguido 3 billetes de avión por 360 yuanes cada uno. Ese tío es un puto crack, y sin cobrarnos comisiones. Es más, mandó a otro chino a la estación de tren para que nos devolviese el dinero de los billetes de tren que habíamos comprado de emergencia. Esta peña es la ostia. Nos encanta.

Por suerte, las predicciones metereológicas no se han cumplido y estamos a 2ºC sobre cero. La ciudad se me despierta envuelta en una neblina espesa que en realidad es el resultado de una no muy romántica muestra de contaminación ambiental. Al llegar a la estación nos esperan para llevarnos al hostal, que resulta estar emplazado dentro de las murallas de la ciudad, justo al lado de la puerta de entrada del sur.
La ducha nos sienta genial, así que decidimos dar un primer paseo para conocer un poco la ciudad. Nos vamos al barrio musulmán. Decidimos no entrar en la mezquita y a cambio comemos dulces que compramos en el bazar. Compramos lo que nos parecían podían ser patatas fritas. En realidad, era gelatina frita. Aj !!


El ambiente es el de un mercado abarrotado. Puestecillos ambulantes salpican las calles. En uno de ellos me llama la atención lo que creo que es una brújula de geomancia. Interesante artilugio de agujas que señalan al sur, como no podía ser de otra manera.
Acabamos el día paseando por las murallas, donde se celebra la fiesta de las linternas. Los niños de la foto estan disfrazados de la mascota olímpica: el panda. No es que se presentaran voluntarios para salir en la foto ( los secuestré un poquito ) pero a cambio las mamás nos invitaron a sentarnos ruborizados a ver un espectáculo- concurso operación rollo casting operación triunfo a lo chino.

En el hostal aprovechamos para hacer la colada ( ¿ en qué demonios estaba pensando cuando me compré un abrigo blanco ? ), cenar tranquilos y tomar un té ( curiosamente una bebida típica allá donde vaya ). Impacientes por lo que mañana nos espera; los Guerreros de Terracota, el pueblo neolítico de Bagpon y la tumba del Emperador Qinshishuan.

16 de febrero del 2008
Nos levantamos tarde. Supermega desayuno en el hostal ( no es demasiado caro y nos da pereza salir a buscar algun lugar donde se puedan desayunar tostadas en lugar de sopa con cositas sospechosas flotando. No me gustaría repetir la experiencia de comer intestinos ni algas. El hostal es encantador. Las luces de las linternas de los patios interiores parpadean silenciosas. El lugar es perfecto.

Nos han ayudado mucho aquí y además sin pedirnos nada a cambio. Primero, nos consiguen billetes de avión a Chengdu, ahorrándonos la pesadilla de tener que viajar en hard seat ( silla dura ) en un trayecto de una duración prevista de 18h. Aquí los trenes paran hasta en los charcos, son lentos y van abarrotados de cientos de personas que aprovechan estas fiestas para volver a sus hogares.
Segundo, nos envían a un chino a la estación y consiguen que nos devuelvan los billetes de tren que previamente habíamos comprado al llegar por si no encontrábamos nada mejor. Dada la abalancha de gente, no queríamos arriesgarnos a no poder salir de Xi’an.

Después del desayuno nos esperan un grupo de cuatro franceses y un austriaco. Hemos contratado un tour para que nos lleven a ver el Poblado Neolítico de Banpo ( primer vestigio explorado de una antigua civiliazación de más de 6000 años ) y los famosos Guerreros de Terracota, al pie de Li Shan, a unos 35Km al nordoeste de Xi’an. La verdad es que entre visita y visita, nos han sorprendido llevándonos a una fábrica de seda ( la excusa: China fue uno de los principales impulsores de la ruta de la seda, que unió oriente con occidente ), supongo que con la idea de que compráramos algún souvenir. Menudo timo!!

Finalmente llegamos al museo que literalmente encierra a los Guerreros de Terracota. Cuenta la leyenda que el emperador Qin Shi Huangdi, el primer emperador de la China unificada, a la edad de 13 años, emprendió la construcción de su propia tumba poco después de subir al trono. En 1974, a 1.5Km de donde se encuentra supuestamente enterrado el emperador, unos campesinos descubrieron de forma accidental, mientras excavaban la tierra para hacer un pozo, una fosa con más de 6000 guerreros de terracota; cada uno de ellos réplica exacta de todos y cada uno de los guerreros que formaron parte del ejército del gran emperador. Un ejército entero. También se encontraron caballos y carruajes. Algunos de los guerreros, todavía agarran con fuerza, algunas de las armas del ejército. Se dice que así el emperador sería protegido en su largo viaje sin retorno al más allá. Todos los que participaron en la construcción de tan colosal obra, fueron enterrados junto a él.
Algunas de las más de 7000 figuras de terracota han sido restauradas, pero se siguen desenterrando y restaurando más figuras. Se supone que la fosa es tan inmensa que para desenterrarla en su totalidad habría que reubicar doce pueblos y media docena de fábricas.
Se dice que también construyó una réplica en miniatura de toda China, con cielos repletos de joyas y ríos de mercurio que fluyen bajo la tierra llenos de vida.
En los alrededores de la tumba del emperador Qin ( que también visitamos ) se han encontrado elevados niveles de este precioso y tóxico elemento. Se sospecha que incalculables tesoros estan aún por descubrir. Todavía no han descubierto la entrada a la tumba de Todo Bajo el Cielo.


Con este preludio es imposible no estremecerse ante la visión de estas estatuas de terracota, que desfilan imponentes ante la mirada de los turistas. Incluso a pesar de haber tenido que soportar resignados que nos llevaran de compras, la experiencia ha valido la pena.

Xi,an solo tiene esta historia que contar. Aquí el cielo es gris debido a la contaminación. Es una ciudad grande y moderna donde conviven unos 8 millones de chinos. Las calles son bulliciosas y el tráfico es intenso. Una locura.

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