24 de marzo de 2008

DATONG A -9C

12 de febrero del 2008
Estamos en Pingyao, en la provincia de Shanxi. Por fin hemos llegado!! Ayer estuvimos en Datong; ciudad industrial que vive de la explotación de las minas de carbón. A -10ºC y después de 8h de tren nocturno en hard bed class ( cama dura ) no teníamos muchas energías para enfrentarnos al día. En la estación de trenes de Datong, después de casi 2h de espera, conseguimos contactar con el servicio CITS ( china international tourism service ) a quien contratamos la excursión a las grutas de Yungang, la Gran Muralla china y el templo budista colgante.

Primero salimos hacia la Gran Muralla. Nada que ver, la verdad. Salimos decepcionados. Estaba demasiado ruinosa y ni siquiera la supimos reconocer. Nos arrepentimos de no tener tiempo de verla en Beijing. Lo dejaré para el cajón de los deberes pendientes. Ésta es la versión divertida y comprometida de la historia ( Sebas nos lo recordará toda, TODA la vida ):

Nuestro conductor no hablaba ni pizca de inglés así que os podéis imaginar qué divertido. Nos llevó durante unos 15 Km por carreteras llenas de casuchas y mierda para que vamos a mentir. Al final llegamos a una especie de campo abierto con montañitas y nieve, por supuesto. Allí pensábamos que estarían las cuevas así que estuvimos buscándolas durante un buen rato, incluso llegamos a un edificio cercado donde había un hombre y un perro , que al vernos empezó a gritarnos y hacer movimientos con las manos en plan: queréis piraros de una puta vez ?????? El caso es que allí no había cuevas, pero nos entró las imperiosas ganas de orinar. Todo era campo pero había una especie de casitas derruidas, todo a la intemperie, así que decidimos organizar dos lavabos comunitarios. Casi nos congelamos pero la sensación de orinar en el campo llenos de nieve fue muy placentera. Como no vimos nada nos piramos y le dijimos al conductor que nos llevase a las cuevas de verdad, él señalaba todo el campo como diciendo: ver las montañitas; eso es lo que entendimos nosotros.

Al acabar el día le dijimos al taxista que nos llevase a ver la Gran Muralla que tanto ansiábamos ver y……. después de mucho batallar y hacernos entender, comprendimos que la Gran Muralla de las narices era lo primero a lo que nos llevó a ver el colega en medio de la nieve y del campo. En efecto, las casitas derruidas tan encantadoras donde los tres supernenes decidimos regalarnos con un encantrador pis, no era ni más ni menos que la Gran Muralla. Así que contamos con el privilegio de haber meado literalmente en la Gran Muralla China, que aquí no está tan maqueada como en Pekín, si no por supuesto nos hubiésemos dado cuenta. Resignados pero felices de nuestra inocente aventura, ya no veríamos la murallita en todo su esplendor.

Más tarde, fuimos a las cuevas de Yungang, declaradas patrimonio de la humanidad por la Unesco. Increíble!! un total de 45 cuevas más o menos bien conservadas con más de 51.000 de estatuillas de buda ( algunas cuevas están vacías a causa de los saqueadores ). La más impresionante es la de un buda de unos 25m de altura muy bien conservado. El conjunto es sobrecogedor.



















Finalmente fuimos al templo colgante. El frío no nos dejó disfrutar demasiado, pero no por eso dejó de impresionarnos. El templo cuelga, literalmente, entre los acantilados de una montaña. Completamente incrustado como el diamente de un anillo. Verdaderos lingotes de hielo cubrían las montañas. Subimos unos escalones de piedra hasta llegar a la entrada, donde unos tablones de madera aparentemente frágiles debían conducirnos a través de los diferentes pisos del templo. El nombre colgante hace honor a su ubicación. Una vez más las fotos no hacen ninguna justicia al sobrecogedor espectáculo.




















Llegamos de vuelta a Datong. La cuidad es fea, sucia, contaminada y desagradable. Parece mentira que pueda ser la cuna de tan impresionantes monumentos. Decidimos ir a comer a un bareto chino que estaba cerca de la estación.Con el frío que hacía no teníamos muchas ganas de ir de turistas por la ciudad. En el bar invitamos a sentarse con nosotros a cenar a Helen, una chica occidental que estudia chino. Menudo lugar para ir a perderse!!!! No estamos muy seguros de lo que cenamos esa noche ( bueno, estoy convencida de haber comido intestino. Flotaba en la sopa y no lo supe reconocer hasta que lo tuve en la boca ) Pasamos el rato esperando a que llegara el tren que nos llevaría a Pingyao charlando con Helen y dándole consejos sobre donde no alojarse en Datong. Menos mal que decidimos no quedarnos a pasar la noche allí. La ciudad no tiene nada que sea digno de ver.
Nuestro tren no salía hasta las 23:30. La sala de espera estaba abarrotada de gente y mejor no cuento lo de los lavabos ( no hace ninguna falta entrar en detalles desagradables ). Huvo incluso una pelea en la sala justo antes de coger el tren. Intentamos salir desapercebidos y nos colamos entre los cientos de chinos para subir al tren. Una noche más, esta vez en Soft bed ( cama blanda ), aunque la única diferencia real es que teníamos más espacio. La cama continuaba siendo igual de dura. En fin, menos mal que soy un lirón y me duermo hasta de pie. Sandra y Sebas no tienen tanta suerte.

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